Manual de amor

Algunos las prefieren rubias (“Love Actually”), otros morenas (“El otro lado de la cama”) y a otros las canas (las comedias italianas de los sesenta y setenta de Scola o Risi). La comedia romántica siempre ha sido paradigma de éxito y “Manuale d'amore” no supone una excepción convirtiéndose en la película más taquillera del 2005 en Italia por detrás de “Los padres de él” (otra… comedia).

Lo normal es que las últimas atrocidades de la comedia romántica me provoquen nauseas no controladas y un irrefrenable deseo de exterminar a toda la humanidad, pero por el contrario “Manuale d'amore” me ha parecido bastante agradable (sobre todo el primer episodio) como si de polvos de talco (made in Italy) se tratase para sanar el escozor provocado por sobredosis de engendros similares.

Tal vez se deba a esa mezcla de amor y desamor, alegría y tristeza y que me la crea lo justito para que no me entren arcadas. O seguramente que “Manuale d'amore” escogió un buen día para entrar en mi vida, en mis retinas dañadas eternamente por productos del tipo “Notting Hill”.

No lloré ni se me encogió un milímetro mi corazón pero Giovanni Veronesi con esa parodia de los manuales de autoayuda y ese lado risueño y amargo del enamoramiento, la crisis, la traición y el abandono ha conseguido su objetivo. El que incluya a “Manuale d'amore” entre las películas que entran dentro del género: para-pasar-el-rato-sin-pedir-peras-al-olmo.

Tenía mis dudas sobre si el director de la película era hombre o mujer. En serio, llegué a pensar en que esta fábula estaba escrita por una mujer dolida y despechada con el sexo masculino. Y lo pensé por como estaba retratado el papel del varón en cada una de las cuatro historias.
Tenemos cuatro capítulos con distintos protagonistas; el flechazo, la crisis, la traición y el abandono. Y en spoiler entro en detalles del porqué de mi observación.

No están del todo mal ninguna de las partes. Son entretenidas, divertidas y esto es algo de agradecer. Pero exceptuando la de "el abandono", al resto le faltan algunas décimas para llegar a convencernos por completo.

El film aprueba con sobresaliente en el apartado acústico, ya que la banda sonora está muy bien elegida fusionándose exquisitamente con el metraje al que sin duda le da un empujoncito de calidad al resultado global. Además contiene algunas frases ingeniosas, y el empalme de una historia con la siguiente es de quitarse el sombrero.

Puntuaré los cuatro capítulos por separados;

El flechazo; 6
La crisis; 5
La traición; 4
El abandono; 7

Me da un total de 22; entre cuatro son 5,5. Como no me gusta puntuar con decimales lo subo hasta el 6 por la banda sonora y las uniones de los capítulos con su siguiente.

Nota. Mi personaje favorito es el compañero de piso en la primera historia. Le vi el puntito cómico al chaval.

"En este manual se recorren las arterias más cálidas del amor. El hombre no sabe por qué se enamora, el hombre se transtorna... y punto. A veces se vuelve ridículo, a veces despistado. A veces llega a ser incluso peligroso. Pero, si tenéis la constancia de seguir paso a paso este manual comprenderéis muchas cosas sobre los ciclos del amor. Buena suerte."

Buena comedia presentada de manera muy inteligente desde cuatro capítulos que representan los ciclos más fundamentales del amor. Entre éstos pasajes se encuentra "el flechazo", "la crisis", "la traición" y "el abandono". Procedo a desgranar cada entrega de este manual, comentando sus capítulos de uno en uno.

EL FLECHAZO. Un joven llamado Tommaso (Silvio Muccino) es perseguido por una serie de acontecimientos negativos. En paro, viviendo con un amigo y subsistiendo gracias al dinero que saca de sus padres (separados) ofrece todo un acto de fe al intentar conquistar a Giulia (Jasmine Trinca), una chica aparentemente inalcanzable para él.

LA CRISIS. Una pareja con muchos más años que los anteriores protagonistas viven el angustioso momento de la crisis matrimonial. Barbara (Margherita Buy) y Marco (Sergio Rubini) presentan el aspecto más habitual de este tipo de estado, mostrándose desinteresados el uno del otro pero conocedores de que ellos mismos son lo único que tienen en el mundo.

LA TRAICIÓN. En este capítulo la historia nos sitúa en la piel de una policía municipal, Ornella (Luciana Littizzetto), que a pesar de vivir un momento dulce con su marido, con el que tiene un hijo, se siente tentada por traicionarle con uno de los vecinos del portal en el que reside.

EL ABANDONO. Goffredo (Carlo Verdone) es un médico que ha sido abandonado repentinamente por su esposa. Esto hace que se muestre alterado y de alguna manera desquiciado, teniendo incluso que recurrir al manual de autoayuda que da nombre a la película que reúne todos los capítulos citados hasta este punto. Gracias a las fuerzas encontradas por vía de este método, intentará despegar y lograr olvidar lo que a simple vista se muestra como algo bastante difícil.

(Continúa en SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)

Novena realización de Giovanni Veronesi ("Por amor, sólo por amor", 1992), poco conocido en España. Se rodó en exteriores de Roma, playa de Ostia y en estudio. Nominada a 12 David di Donatello, consiguió 2 (actor y actriz secundarios). Ganó 2 Nardo d'Argento (guión y actor secundario). Producida por Aurelio de Laurentiis, se estrenó el 18-III-2005.

La acción principal tiene lugar en Roma en 2004. Narra cuatro historias de amor, vistas en 4 episodios (enamoramiento, crisis, traición y abandono). Tommaso (Silvio Muccino), veinteañero en paro, se enamora a primera vista de Giulia (Jasmine Trinca), que necesita tiempo para corresponderle. Barbara (Margherita Buy) y Marco (Sergio Rubini) forman una pareja que ha superado los 30 años y lleva unos 10 de matrimonio. Se hallan inmersos en una crisis de rutina y aburrimiento y se enredan en discusiones sin sentido hasta que deciden tener un hijo. Ornella (Luciana Littizzetto), policía municipal de tráfico, de unos 40 años, descubre al marido, Gabriele (Dino Abbrescia), besándose en el colegio con la maestra del hijo. Airada, busca vengarse cometiendo adulterio con un apuesto vecino, presentador de TV, para despúes perdonar al marido. Goffredo (Carlo Verdone), médico pediatra, de mediana edad, es abandonado por la esposa. Desconcertado y deprimido, el mundo se le viene abajo.

La película glosa diferentes facetas del amor, como el amor a primera vista, el enamoramiento sin flechazo, la emoción del primer beso, el éxtasis del amor a los 20 años, la crisis de monotonía y cansancio, el adulterio, el abandono y la posibilidad de redescubrir el amor siempre. Combina comedia, drama, humor ingenuo (flechazo) y humor de parodia (engaño y abandono). Son escenas destacadas la discusión en plena calle de Ornella y Goffredo, la interrupción de la noche de amor del médico con la enfermera, el refugio de Goffredo en la cornisa del edificio, la cena de Bárbara y Marco en casa de unos amigos que acaban de ser padres, el encuentro frustrado del médico y una antigua compañera en un restaurante, el baño en el mar que libera de los fantasmas interiores, los paseos en vespa por Roma, etc. La película retoma la tradición de las comedias italiananas de los 60 y 70, como "Boccaccio 70" (1962), "Matrimonio a la italiana" (1963), etc. Toma el título de un supuesto audio-libro, de autoayuda sobre los problemas del amor, de Wolfgang Freedman.

La música, burlona y colorista, acentúa la comicidad y el sentido sarcástico. Añade temas de Franco Battiato y otros. La fotografía reivindica el papel de Roma como ciudad del amor, en la línea de "Vacaciones en Roma" (1953) y "Creemos en el amor" (1954). El guión se desarrolla con soltura, gracia y estimable coherencia. En la interpretación sobresalen Margherita Buy y Carlo Verdone, premiados con un David. La dirección construye una obra entretenida, agradable, humana, no exenta de apuntes de crítica social.

La película es una obra modesta, pero lúcida, agradable y divertida.

No está mal acabar el año con ganas de que llegue el siguiente y lleno de buenos propósitos, porque, digan lo que digan algunos cenizos, el hombre es un animal esencialmente optimista y somos más los que preferimos ver el lado positivo de la vida que los que se pasan el día fantaseando con puentes, vías de tren y frascos de barbitúricos. No todo en la vida es confetti y copas rebosantes de cava, claro que no, y el calor de besos y abrazos dura menos que el resacón del día siguiente, pero rodeado de amigos y risas las penas y preocupaciones parecen mucho menos importantes y no hay desazón ni mal trago que no puedan ser mitigados. Cruzar el umbral de un nuevo año, aunque solo sea por pura curiosidad y sin esperar mucho a cambio, vale siempre mucho la pena.

Poseído por tan nobles y edificantes pensamientos y con el corazón enternecido y anhelante de amor y carantoñas, le propuse ayer a mi costillita que viéramos una comedia romántica, cortesía dominical de un periódico catalán. Al ser un género que no frecuento, dejé que fuera su zalamera carátula la que me sedujera. Fue fácil. “Encantadora y moderna”, aseveraba embelesado el crítico de The New York Times. “La comedia italiana de más éxito desde ‘La vida es bella’, se desternillaban los espectadores. “12 nominaciones a los Premios David de Donatello”, corroboraban, solemnes, los académicos italianos. “Caramba”, me dije, “esto sí que pinta bien”. De modo que el señor y la señora Bates, entre cucamonas y arrumacos, se arrellanaron en el sofá dispuestos a darle la razón a la imperativa admonición del experto de Fotogramas: “No os la podéis perder”. A qué oscuros caminos no nos conducirá nuestro extraño amor al cine.

Debo decir, aunque mi nota pueda hacer creer lo contrario, que “Manuale d’amore”, una peli blandengue y no apta para diabéticos, cursi e inocua en su fondo y formalmente insustancial, no sólo no me arruinó la noche sino que me proporcionó el modo de añadir un nuevo propósito a mi lista para el año próximo. Si una película en la que apenas hay personaje femenino que se libre de ser idiota, neurótico, veleidoso o lúbrico, que empieza como una apología del moscón italiano montado en vespa (esa plaga) y acaba, tras mucha actuación de teatrillo de marionetas y entre chistes sobados, cachetes, cacas, cuernos y borracheras de tebeo, con un numerito de doctor y enfermera encamados y sorprendidos (nunca lo diríais) por la llegada del marido, si una peli así, me dije, triunfa y recoge premios, ¿qué no lograrían Ozores y Masó, Pajares, Esteso, Garisa y Martínez Soria, “Al salir de clase”, “Agítese antes de usarla”, “Escenas de matrimonio”, “Fuga de cerebros” y tantos y tantos productos de nuestra industria audiovisual? Orgullosos tendríamos que estar de lo que tenemos. A Dios pongo por testigo de que en 2011 me lo pensaré dos y más veces antes de poner a parir ninguna película española. Ya veis qué poco cuesta ser positivos.

¡Al loro! Que no estamos tan mal, hombre...