La mazorka mecánicaDocumental

Independientemente de si se está de acuerdo con las opiniones aquí vertidas o no, tal vez su punto fuerte sea la capacidad que este documento tiene para abrir una ventana trasera que nos muestra otra realidad: esa que también es, pero que no vemos porque nos absorve su opositora ventana frontal a la que el pensamiento de la mayoría nos empuja a mirar. A través del eje que es su pensamiento de izquierdas, Los chikos del maíz nos guían por su visión del mundo y su reivindicación del cambio social, introduciendo su música no como el centro, sino como un modesto imán que nos atraiga hacia su mirador. Es muy recomendable, la parte del rodaje que transita por Caracas, pues es precisamente por su condición de artistas comprometidos, que se les acoge en el país con aceptación y se nos abre otra realidad del proceso bolivariano en Venezuela, a la que quizá no serían capaces de acceder los tradicionales reporteros de medios de comunicación.

Su punto débil es, en primer lugar, su duración. Se hace difícil de digerir de una sentada todo el mensaje que quieren transmitir, como en un banquete con mil platos. También es de lamentar, siendo el documental en definitiva sobre la oposición de dos mundos, la ausencia de confrontación que enriquecería la pieza si se consiguiera dar lugar a las opiniones de tantos opositores como tiene el grupo y su ideología. Este hecho limita la película a la categoría de crónica, más que a la de documental.

Y es que una vez que termina, comprendes que en definitiva, no es un tributo a Los chikos del maíz y su música, sino un reportaje sobre su forma de entender el mundo y de despertar conciencia entre los que tienen "Miedo a un Planeta Mazorka", tal como dice su canción.

Sabias palabras de Fidel:
'El camino de la lucha armada no es el camino que han escogido los revolucionarios, si no el camino que los opresores le han impuesto a los pueblos, los pueblos tienen dos alternativas, o doblegarse, o luchar'. '