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Insanity

Thriller Después de tres años encerrado en un hospital mental por matar a su mujer, un hombre es dado de alta por su psicólogo. Al poco tiempo se verá envuelto en una muerte accidental.
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
1 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mírese al espejo y dígame que ve en él. ¿Se ve usted o su reflejo? ¿Y es que acaso ambos son lo mismo? Júreme si es capaz de asegurar, a ciencia cierta, que lo que somos aquí se corresponde con lo que hay al otro lado...".

Pese a permanecer en el desconocimiento de la mayoría, "Insanity" vuelve a ejemplificar la gran evolución del cine asiático contemporáneo, sobre todo dentro del género del suspense. Es entonces cuando Kwong-Yiu Lee, otrora asistente de dirección de Tsui Hark, planea regresar a la dirección, tras algunas malas experiencias en años anteriores; y lo hace pisando fuerte, con una historia escrita por él mismo que, por no recibir el apoyo necesario, deberá esperar unos cinco años para madurar en proyecto cinematográfico.
La razón es que en ella realiza un comentario afilado sobre el trastorno mental y cómo la sociedad (la hongkonesa en este caso) lo encara desde la perspectiva más subjetiva posible, dibujando un retrato injusto de ésta y apelando a la piedad con aquellos seres humanos que, independientemente de sus crímenes, son incapaces de distinguir el Bien del Mal...y claro, la censura aplasta las ilusiones del director. Hasta que el bueno de Derek Yee se encuentra con esta audaz propuesta y le ayuda y financia a través de su propia firma, derivando en una accidentada producción que reunirá a estrellas del cine chino pero también verá su presupuesto elevarse hasta sufrir de cuando en cuando ciertos parones.

La historia sorprendió al ya experimentado director, guionista, productor y actor desde el principio, una de las causas de su aprobación inmediata, desde esos primeros minutos que, sin trampas ni paliativos, nos meten en el entorno sucio, malsano y desquiciado de Fan, temible tipejo empujado a la locura por la reciente muerte de su hijo y la desconfianza hacia su pobre esposa Wai-Ling. Toda la secuencia, que sirve de presentación, está filmada cámara en mano casi en su totalidad, cerca de los rostros de los actores, y Lee demuestra una destreza blindada para hacernos sentir un dolor punzante en el hígado con la violencia doméstica desatada, la cual llega a un clímax terrible.
La trama comienza tras este suceso pasado; es comprensible la negativa de muchos productores cuando rechazaron el guión, ya que a partir de aquí le será imposible al espectador empatizar con un personaje que ha asesinado a su esposa y evitado la condena a muerte. En su lugar se nos propone la alternativa de la compasión por la enfermedad mental y una difícil pero posible reinserción en la sociedad, recordando esta primera parte a "La Anguila", de Imamura. Sin embargo el director adopta una visión más social que intimista, criticando sobre todo la postura del sensacionalismo de los medios acerca de seguir culpando y presionando a antiguos pacientes que sólo luchan en su camino a la redención y la aceptación.

La presencia inquietante de la madre de Wai-Ling tras los pasos de Fan acrecienta esa sensación de castigo y desasosiego que oprime a éste y vuelve a empujar al film a climas de asfixiante tensión emocional y psicológica, los cuales toman forma en una sucesión de poderosas imágenes gracias a la impresionante factura técnica y visual (una de las bazas del film). Sin embargo, el guión parece que quiere desviarse a otro sitio, y llega un momento en que es el psiquiatra de Fan quien toma el protagonismo, poco a poco, hasta centrarse la trama en él por entero.
Curiosa maniobra que requiere otra profundización, pero despojada, también, de toda empatía, tanto más cuanto que este Chow se nos presenta como un ser arrogante, cínico, egoísta y posesivo (un dueto de protagonistas no muy atractivo a nuestros ojos, y eso que los actores que los encarnan, Ching-Wang Lau y Xiaoming Huang, son harto carismáticos). El accidente mortal con un vagabundo drogadicto inicia una segunda parte que nos acerca a los comportamientos paranoicos del doctor y su ansia por proteger su prestigiosa reputación, al tiempo que lidia con su novia Po-Yee acerca de su futuro como pareja.

Nadie podía imaginarlo pero los roles se invierten con cuidado, y responder a la pregunta sobre cuál es a ciencia cierta la mente enferma, la de uno o la de otro, se hace muy difícil. Todo ello se pretende contestar en un tercer acto que vuelve a unir a los dos personajes bajo la estricta vigilancia de una terapia dura y abusiva, en lo que es un enorme duelo de interpretaciones y el esfuerzo de Lee de limar los pliegues de una atmósfera cada vez más y más opresiva, descendiendo el doctor, el equilibrado, a un infierno de confusión mientras el loco defiende con uñas su cordura.
Y este choque de caracteres hace salir a la luz extrañas semejanzas que desde el pasado individual de ambos les unen más fuerte de lo que creen (el rechazo del entorno social, una madre y una esposa muertas en las mismas circunstancias, el peso de un hijo "ausente"...); tan fuerte que, en un salto narrativo mortal, el director viene a querer sorprendernos con una propuesta de dobles identidades mucho menos excitante y sorprendente de lo que él cree cuando lo escribió, repitiendo los mismos conceptos y temas ya tratados en infinidad de títulos anteriores ("Encerrada", "Laberintos" o en especial "Shutter Island", de la que éste es deudor directo).

No sólo se quiebra la lógica de una historia muy superior, bien llevada sin necesidad de artificios psicológicos sorpresa, sino que se vuelve al juego de tener que aceptar lo contemplado en todo momento ya que lo contado sucede desde el punto de vista de un personaje mentalmente enfermo.
Lo peor es que, tras tragar y digerir esto, con sus "flashbacks" explicativos para no perderse, Lee nos vuelve a engañar con un doble giro que es una trampa sin sentido, restando importancia a todo lo anterior y proponiendo la solución lógica demasiado tarde. Son serios errores finales los que comete este absorbente y visualmente impactante "thriller" de enorme éxito en su país, muy nominado en los Hong Kong Awards de 2.015.
Chris Jiménez
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