El nórdico

El nórdico es un film de serie B de vikingos poco creíbles. Tan poco creíbles como los indios representados como gritones, malvados y poco inteligentes. Pretende ser un largometraje de acción y aventuras pero raya con bastante asiduidad la parodia o la comedia absurda sin pretenderlo.

Hecho con pocos medios y con mucho entusiasmo no hace más que descarrilar constantemente en escenas de lucha pueriles y sin sentido donde el empleo de la cámara lenta, más que un recurso para acentuar la acción, sirve para mostrar más claramente los fallos o producir cierta somnolencia en el espectador.

Los diálogos son parcos y afortunadamente el metraje también. El argumento es liviano y en ningún momento encuentra otros recursos en los que sustentarse. Los nórdicos, según la película, son unos tíos muy machos que llevan cascos con cuernos y que gritan Odín. Los indios americanos son unos cobardes y alborotadores sedientos de sangre.

Se puede ver si no se toma nada en serio y decide uno reirse un rato de alguna de "sus ocurrencias", o para ver a Mel Ferrer transformado en una especie de Gandalf transnochado o a Jack Elam, muy popular en innumerables western, como brujo.

Si pretendes empaparte de la cultura vikinga, ver una película "seria" o eres un exquisito cinéfilo sal huyendo.

Un grupo de vikingos que llega a América así de guay (y llegan al Amazonas, toma ya, menudo viajecillo) buscando a otro grupo que desapareció tiempo atrás (y llegan a la misma zona, ahí con un par).

Entretenidilla sin más, los vikingos ahí con sus pedazo de cascos con cuernos que hoy dia se sabe que NO tenían, el jefe por alguna extraña razón vestido de romano, los indios, que se supone que deben ser mayas o aztecas, tienen demasiado parecido con los indios de las pelis del oeste...

Mucha acción, parte algo aburridillas, y en general, poquito atractivo el de esta película.

"- El día que huya de mis enemigos me habré convertido en una mujer para mi pueblo".

Película de serie B rayando en la C, de aventuras, un tebeo de acción, verdadero pseudo-western, esta vez entre genuinos indios americanos y ¡vikingos!.
El resultado es de andar por casa, un producto al alimón entre el propio realizador y el, entonces, matrimonio Fawcett-Majors, siempre bajo la batuta de American International, de donde salieron simpáticas cintas de parecido pelo (no en cuanto a argumentos, sí en cuanto a modesta producción, y parecidos resultados en taquilla).
Creo que no se estrenó siquiera en las salas comerciales españolas, lo que no acaba de resultar algo extraño por cuanto peores pelis se estrenaron sin que nadie se llevara las manos a la cabeza.
Si no se tiene nada mejor que hacer y se ve sin ningún prejuicio, se pasa el rato y su visión pudiera resultar hasta agradable, aunque no fuera más que por disfrutar de la buena fotografía a toda pantalla a cargo de Robert Bethard y por la grata presencia de Cornel Wilde, Mel Ferrer y un aquí ya muy veterano Jack Elam (habitual con Pierce).
No es una buena película, por descontado, pero si se ve con tranquilidad y sin muchas exigencias puede ser un ligero pasatiempo que no hace mal alguno.

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