Carolina se enamora

La película es mala, no sólo como película en sí, que resulta mal dirigida, mal interpretada, una historia sin interés y traída por los pelos, etc.........es también mala socialmente hablando.

Primero, ¿por qué queremos robarles la infancia y la adolescencia a los niños? ¿por qué nos empeñamos en que lleguen a adultos antes de tiempo? La niña no parece que tenga 14 años, si no 18, curiosamente la edad real de Verónica Olivier en 2008 era de 19 años. Igual le pasa al resto de las chica, casi todas parecen mayores, para quien no lo sepa, hay mucha diferencia entre una chica de 14 años y una de 15 y mucha más con una de 18, sin embargo una de 18 tampoco difiere tanto de una de 19.. La película supone que ese es el aspecto que deben tener unas niñas de 14 años, lo cual es una canallada. Las chicas (y los chicos también) tienen un montón de años para ser adultos, pero muy poquitos para ser niños, me parece canallesco quitarles los poquitos que hay.

Segundo, ¿la máxima preocupación de una chica de 14 años es tener novio? ¿es perder la virginidad? Todos hemos tenido esa edad y a todas nos interesaban los chicos, pero no era, ni de lejos, la única preocupación, pasa lo mismo, tienes toda la vida para tener novio, para andar con hombres, ¿por qué hay que inculcar a las chicas que no hay otra cosa más importante a los 14 años? Ser muñequitas enamoradizas, superficialidad y machismo superlativo. Vamos hacia atrás. Luego a defender el aborto para considerarse muy feminista mientras convertimos a las chicas en muñequitas sin cerebro y cuya única prioridad es resultar atractivas.

Muy mala película.

Adolesccentes italianas con las mimas dudas y miedos que las americanas. Una película tan sencilla y simple que no molesta a nadie. aunque las puntuaciones sean tan bajas. Se deja ver porque resulta inocente y sin pretensiones. Si te encuentras en esa edad te encantará.

Carolina, una pipiola que está a punto de cumplir los 14 años, conoce al amor de su vida en unos grandes almacenes. Un flechazo en toda regla encumbrado con el “Shine on” de James Blunt, como para no enamorarse. Dos paseítos después, su vida se trunca al perder su número de teléfono y no saber dónde localizarlo... ¡qué destino más trágico, Carolí! Pero ella, consciente de que su felicidad depende de volver a verle, emprende una búsqueda sin descanso de su amado por toda Roma. Mientras tanto, por aquello de no aburrir al personal, seguimos el día a día de nuestra Caro (bromas a los profesores, dramas por no ser invitada a tal fiesta y otras cosas muy adultas) y las personas más importantes para ella: una madre comprensiva, un padre cascarrabias (ya ves tú, empeñado en que sus hijos estudien... qué carca), una hermana insoportable, un hermano molón, unos abuelos que la adoran, una amiga pija, otra fea pero muy simpática, y un montón de chavalines por los que se deja querer en lo que reaparece el príncipe azul.
Con estos innovadores personajes y una trama propia del mejor capítulo de 'Física o química' (imposible elegir sólo uno, lo sé), está destinada a convertirse en película de culto para fauna adolescente que sin duda se verá reflejada en la encantadora y pizpireta rubia.

Y ahora un breve análisis aparte: a todo lo anterior se le suma una estética cutre y un reparto lleno de caras nuevas que esperemos por el bien del cine no volvamos a ver nunca... al menos no actuando, aunque le auguro un buen porvenir a Veronica Olivier como bailarina, que para algo ganó la versión italiana de MQB.
Por otro lado, una dirección mala no se nota cuando hay algunos actores que te salvan el barco o cuando la historia es buena y pasas por alto ciertos detalles (dos factores que a mi juicio estaban presentes en 'Scusa ma ti chiamo amore'), pero cuando brillan por su ausencia, el poco saber hacer del bueno de Moccia tras las cámaras sale a la luz y no sabes si estás viendo una película o una obra de teatro de colegio. Que no se ofenda ninguna seguidora por esto último, que la primera que tenía puestas sus esperanzas en esta nueva historia era una servidora, pero hay que ser objetivos.

Pero, como siempre, busquemos el lado positivo a los 95 minutos empleados en el visionado de esto. Rusty James, el hermanísimo de nuestra Carolina, mola. Y no es irónico. Hasta Coppola estaría orgulloso de que le cogiera prestado el nombre a su personaje... o no, pero lo cierto es que hace la película más pasable. Y otra cosa buena de que esto llegue a nuestras pantallas: no tendremos que sufrir una versión española.

Esto es el juego de los disparates. La primera en la frente: ya en la sinopsis te dicen que Carolina es una chica “libre e independiente”. Pero si la niña ésta tiene ¡14 años! ¿Cómo va a ser libre? ¿Cómo puede ser independiente? Y el disparate continúa porque cuando la peli empieza te das cuenta de que a Carolina la han doblado con una vocecita de niña pija de 14 años, es verdad, pero aparenta por lo menos 18, y se comporta como si tuviera 20. Lo único que es menor de edad en ella es su cerebro.

No sé a qué tipo de público va dirigida esta película, la verdad. Me cuesta trabajo pensar que no aburra a las niñas de 14 por lo intrínsecamente cursi y trasnochada que es, a pesar de su supuesta modernidad, y tampoco creo que pueda soportarla un adulto si no es por obligación. No sólo es mala sino que también es dañina. En un mundo en el que una jovencita puede aspirar a ser astronauta, jefe de neurología en un hospital de referencia, primer violín en la Filarmónica de Viena o la mejor calculadora y fría asesina a sueldo del mundo, si es eso lo que le mola, el modelo que nos muestran es una tontita pseudolánguida y salida, cuyo máximo deseo va a ser dentro de dos años… a ver si lo adivino… ¡aumentarse el pecho un par de tallas para gustar más! Resumiendo, muy mala película: malas interpretaciones, mal guión, malos diálogos y mala como ejemplo o modelo de conducta. Mala en todos los sentidos. Consigue que “Al salir de clase” pueda ser recordada comparativamente como una obra con mensaje y trasfondo filosófico.

Crítica 79