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Beltenebros

Cine negro. Thriller. Intriga. Drama Año 1962. En la oscura posguerra española, Darman es un inglés que viaja a Madrid con la misión de matar a un topo infiltrado en la organización del clandestino Partido Comunista. Para encontrar a su víctima, Darman comienza una aventura con Rebecca, la prostituta más cara y bella de Madrid, que casualmente es amante del hombre al que busca... Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Muñoz Molina. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
12 de julio de 2007
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Pilar Miró, adapta la novela (1989) del mismo título de Antonio Muñoz Molina, según guión de Mario Camus, Juan Antonio Prieto y la realizadora. Se rueda en Inglaterra (Scarborough y Londres), Polonia (Varsovia y Cracovia) y Madrid. Nominado a 10 Goya, gana 3 (fotografía, montaje y efectos especiales). Producido por Andrés Vicente López para LOlafilms, se estrena el 13-XII-1991 (España).

La acción tiene lugar en Inglaterra, Polonia y Madrid en 1962, con varios "flashbaks" que evocan sucesos ocurridos en 1946. La obra suma elementos de crimen, thriller, espionaje, misterio y suspense, en un combinado denso y atractivo. El relato se desarrolla a ritmo pausado, en escenarios predominantemente interiores, de escasa iluminación, cerrados y claustrofóbicos, similares a los del cine negro americano clásico, al que rinde tributo de simpatía y admiración. Se añaden guiños cinéfilos dedicados a "Rebelión a bordo" (1935), "Murieron con las botas puestas" (1941), "Gilda" (1946) y a actores de los 40 (Gary Cooper y otros).

El film incluye algunos elementos poco creíbles (el amor del protagonista y Rebeca), escenas poco verosímiles (muerte del comisario, enfrentamiento a tiros en el terrado del Círculo de Bellas Artes de Madrid por el del Hotel Nacional) y relaciones improbables (amor de Rebeca y Andrade). La atmósfera de misterio, tensión y suspense está relativamente bien conseguida, en especial en escenas como la inicial de la estación, subrayada con un largo y espectacular "travelling", que aporta una de las secuencias mejor logradas del film.

La música, de Pepe Nieto (6 Goya), combina temas pausados de metal, percusión y solos de trompeta ("Tema principal") y temas líricos de cuerdas ("Recuerdo de los que se fueron"). La música contribuye a la creación del clima deseado con percusiones profundas y profusión de bajos inquietantes. Añade las canciones "Sabor a mi" y "Put Blame On Mame". La fotografía ofrece composiciones de excelente factura y dibujo de trazos rotundos (hueco triangular de la escalera, suelo con figura de margarita). Suma planos picados, contrapicados, de proximidad, de aproximación y de movimiento. Entre los últimos destacan los "travellings" inicial, del interior del tren y final.

Uno de los extremos mejor logrados de la obra es la descripción del mundo de sospechas, intrigas, recelos, suspicacias, desconfianzas y temores que se viven en el seno de una organización política clandestina, activa durante los años del franquismo, víctima de delaciones, traiciones, engaños, manipulaciones externas y persecución. Contrapone la generosidad y fortaleza de los leales con la diabólica perversidad de los débiles.
Miquel
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27 de febrero de 2010
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son los años 60, el Madrid franquista es un avispero para la subversión organizada, para la lucha en la trastienda contra el régimen. Sin embargo, en este contexto, la traición es un plato muy apetecible, un salvoconducto para los capturados con el que salvar el propio pellejo a costa de tus camaradas, llegando a entrar en un juego de sospechas, dudas e incertezas muy peligroso. Bien lo sabe el personaje al que interpreta Terence Stamp, Darman, un antigo militar republicano encargado ahora de limpiar la basura existente en el clandestino, suponemos, Partido Comunista. Un traidor al que perseguir por los sombríos callejones madrileños.

'Beltenebros' es un viaje a la grisácea oscuridad de la clandestinidad de aquellos años, con una fotografía excepcional de Javier Aguirresarobe, de largo lo mejor del film. Un film, en cambio, que no termina nunca de arrancar. La vuelta, mediante el presente y los encantos de la rubia, a aquel pasado amargo del que Darman ya parecía haber escapado, no cautiva en ningún momento. El pasado y presente se entremezclan, pero con lentitud y excesiva pausa. El film no transmite el amor de Darman por ambas rubias, ni sientes compasión por ese hombre muerto en vida como es él, tampoco afloran los sentimientos al descubrir la verdadera traición, o el dolor que conlleva la ambigüedad de la misma, la sangre derramada por error. En definitiva, es un film de una factura técnica impecable. Sin embargo, es frío y distante. Sólo sirve, gracias a la labor de Aguirresarobe, como retrato continuo de esos escenarios lúgubres por los que la clandestinidad campó a sus anchas.
The Motorcycle Boy
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18 de febrero de 2017
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una frase que resume esta historia absorbente cargada de misterio, fatalidad, sacrificio por amor, remordimiento por el pasado, militancia y compromiso por unos ideales políticos. Así comienza la novela de Antonio Muñoz Molina publicada en 1989, ambientada en dos épocas distintas, los años cuarenta y los años sesenta y adaptada por Pilar Miró, en la que se aprecia la madurez como cineasta de la ex directora general de RTVE, en la década de los ochenta, tras la llegada al poder de la izquierda. La mejor película de su corta carrera para mí, se abre con un plano secuencia de más de tres minutos, un alarde de precisión y dominio que nos anuncia el estilo técnico y estético impecable que la Miró va a imprimirle a su film.

El cine de Pilar Miró no es para todos los públicos, nunca fue fácilmente asimilable pero produce una emoción que deja huella, sus imágenes llenas de simbolismo perduran en nuestras retinas. Un relato de intriga, pasiones y espionaje que tiene un trasfondo político clandestino. Todo ello filmado con un claro aroma a cine negro americano si nos fijamos en la ambientación y magistral fotografía de Aguirresarobe, uno de nuestros operadores más solicitados internacionalmente. Tampoco faltan los arquetipos del género: mujer fatal, atractiva y sensual, ambiente sórdido, prostitución, erotismo, sexo promiscuo, pasiones sórdidas, personajes atormentados por el pasado de claro raigambre nihilista, de una memoria histórica compartida, además de un claro homenaje a tres films clásicos y míticos como son: “Gilda”, “Murieron con las botas puestas” y “La tragedia de la Bounty”.

Una historia de amistad, lealtad, traición, venganza y la lucha por la libertad. Darman (Terence Stamp), es un militante comunista, ex pistolero profesional al servicio de la causa que vive en la clandestinidad en Inglaterra. Pese a que en un primer momento se muestra reticente, finalmente decide volver al servicio activo y viaja a Madrid dónde habían solicitado sus servicios para eliminar a un topo del Partido Comunista. La investigación en que se embarca y los sentimientos que empieza a tener por Rebecca (Patsy Kensit), una prostituta que resulta ser pareja del sospechoso, le llevan a introducirse en una red de, engaños y falsedades que no solo pondrá en riesgo su vida, sino que también traerá de vuelta algunos fantasmas del pasado. Y es que en “Beltenebros”, como buen ejemplo de cine negro, nadie ni nada es lo que parece.

Además del excelente casting inglés, tenemos al siempre eficiente José Luis Gómez (Ugarte/Valdivia), al enigmático Simón Andreu (Andrade), Walter el proyeccionista del cine Universal, la sala de fiestas Tabú donde actúa Rebecca. El Madrid de dos décadas distintas pero bajo el mismo régimen político, Pilar Miró nos ofrece un film vibrante donde sólo el fuego purificador puede acabar con la ignominia y la degradación moral de un ser abyecto y manipulador que mantiene en jaque a toda la militancia del Partido Comunista en el exilio. En mi opinión, una película que merece una revisión para situarla en el sitio que le corresponde por calidad artística, rodada por una mujer que amaba el cine sobre todas las cosas.
Antonio Morales
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19 de febrero de 2017
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanto tiempo hacía que había leido la novela de Muñoz Molina, que sólo me quedaba el tenue recuerdo de un tío condenado a vivir en la oscuridad y que al final la palma.
Tanto mejor para juzgar su adaptación cinematográfica, pues de tener muy en mente una lectura y contrastarla con la película correspondiente, surgen discordias que contaminan inevitablemente cualquier intento objetivo de valoración.
Las imágenes que se proyectan en pantalla, correspondientes a la visión que de la obra tienen guionista y director, suelen irreconciliablemente diferir de las que nuestra mente fantasea en el curso de una lectura.
Se crea además todo un embrollo en torno a la fidelidad de la adaptación, con eso de que si se han suprimido, alterado o añadido episodios y personajes.
Es preferible pues desconocer o, como ha sido mi caso, no tener sino vagas reminiscencias de una obra literaria a la hora de abordar su adaptación al cine.

Puedo sin embargo asegurar que la novela no me produjo lo que de principio a fin sí me ha provocado la película, la molesta sensación cual pegajosa mosca, de un desajuste, de una armazón cuyas piezas no encajan entre sí, como si el espiritu del doctor Frankenstein se le hubiera revestido a Pilar Miró, induciéndola a usar de disparatados transplantes para elaborar su creación.
En efecto, nada retrocede a la España que se pretende evocar, ni sus inmaculadas salas de cine donde se proyectan pelis yankis, ni un Madrid desdibujado, ni menos aún la ambientación de sus noches injertas de antros que recuerdan explicitamente a los del cine policiaco norteamericano.
Ante todo, la mayoría del elenco de actores crea un desfase entre su apariencia meramente física y lo que supuestamente representan, españoles involucrados en la lucha clandestina contra el franquismo. No es que su actuación desmerezca, pero dan la sensación de cuerpos extraños. No cuadran esos rubicundos rostros anglosajones con el papel que asumen, lo cual crea un malestar que distancia al espectador de lo narrado al mermar su credibilidad.

El atropellado final carece de rigor narrativo, a menos de considerar que se trata de un ejercicio de onirismo, con sus escenarios que se suceden con solución de continuidad y sus personajes surgidos de la nada que se tirotean a placer.

Poco es decir que la película no me ha convencido, aunque podría ser que toda la culpa no recaiga sobre Pilar Miró ya que, recapacitando, quiere azuzarme un amago de recuerdo de que tampoco me gustó la novela.
Larrory
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27 de julio de 2007
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una adaptacíón de una novela que no he leido. Recuerdo el personaje de Beltenebros de cuando leí "Amadís de Gaula".
¿Por qué se llama esta película como se llama? ¿es necesario ver la película y después seguir investigando por tu cuenta para saber el significado del título? ¿es el Beltenebros, de Garci Rodriguez de Montalvo, un personaje literario tan popular o es ser un Beltenebros una expresión tan conocida como para no explicar nada durante toda la película?
Me doy cuenta que hasta ahora no he comentado nada de la película, pero es que a veces no sé en quien se piensa cuando se hace cine, si en el espectador, en la crítica o en cierta sesuda intelectualidad.
La película se deja ver, ritmo lento, ambientación de oscura clandestinidad, argumento algo previsible.
Me sigo preguntando qué significa el título y si es normal que, después de ver la película, no tenga ganas de que alguien me lo explique.
albiblanco
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