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La noche de los tornados (TV)

Acción Una pequeña localidad de Nebraska va a ser testigo de una de las catástrofes naturales más destructivas: el tornado. Este huracán puede llegar a acabar con todo ser viviente que se encuentre en su camino. La familia Davidson vive una odisea al ser sorprendida por la terrible tormenta. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
15 de noviembre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de las mejores películas que he visto, llena de acción aunque al principio tiene algo de comedia, es una película que la gente tendría que ver
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ninfa
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9 de febrero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película súper aburrida sobre desastres naturales en la que lo más que vemos es cómo se destruyen edificios y tal, pero por dentro. Luego tenemos las típicas relaciones entre familias y dentro de las mismas familias también pero nada interesante que contar. Pensé que Devon Sawa era al menos sinónimo de algo de calidad, la verdad es que me pareció peor que «Categoría 7: el fin del mundo».

Esta no engancha para nada, solo quieres que acabe salvo que la hayas quitado antes de que termine que es lo más probable. No sé si es que es muy antigua pero no lo creo porque «Twister» sigue siendo una de mis favoritas sobre catástrofes y es de la misma época, quizás es problema del presupuesto. Total, un tres de aburrida y puede que no la veas terminar.
tipar
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28 de agosto de 2023
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Escenario conocido y bastante triste: una ciudad pequeñita, de esas con menos de 500 habitantes, un punto insignificante en EE.UU. pero con su cálida atmósfera interior, azotada de repente por las fuerzas de la naturaleza...
Con más o menos fidelidad uno de esos desastres se recrea aquí.

Concretamente el 3 de Junio, que será una fecha corriente para todos, pero no para los habitantes de Grand Island, situada en Nebraska, donde sufrieron los peores efectos de una supercélula que empezó a dejar su paso catastrófico por Iowa, Indiana y Ohio para terminar formando, sólo en un periodo de dos horas (de las 9 a las 11 de la noche) una cadena de siete tornados de rotación anticiclónica, lenta velocidad y cambios de dirección continuos e impredecibles, algo de lo que jamás se habían registrado datos. Cientos de heridos, algunos muertos y un lugar cubierto de escombros permanece en el recuerdo de los que sobrevivieron.
Al fenómeno se le denominó "La Noche de los Tornados", y ese fue el título que la profesora y autora Iva Mae Ruckman dio al libro, publicado en 1.984, sólo cuatro años después, tomando de inspiración la fatal experiencia desde el punto de vista de su prima Florence y su familia, uniendo así un relato lleno de tensión y un drama familiar íntimo, muy destinado a lectores jóvenes que ganó gran popularidad. Mucho tiempo después coincide la pasión que sentía por la novela el productor Bob Crawford con un aviso que les llegó a The Family Channel acerca de un film de abultado presupuesto que un tal Jan de Bont estaba dirigiendo.

Teniendo en cuenta que ambos títulos son de 1.996, uno puede pensar que el presente apareció inmediatamente después de arrasar "Twister" en taquilla, pero no, se emitió por televisión tres meses antes. Este es un matiz a tener en cuenta, y otro es que, en un libro que trata de fenómenos catastróficos, la imaginación del lector juega un papel vital; tú los visualizas de una forma espectacular y temible, muy distinta a como pueda recrearlos una productora televisiva de bajo presupuesto. El efecto es dañino y hunde las expectativas, así sucede desde el principio, cuando un meteorólogo avista un tornado dirigiéndose hacia una granja familiar.
Timothy Bond, director también televisivo que ha participado en cosas como "Star Trek: The Next Generation", "The Outer Limits" o "Goosebumps", no se esfuerza mucho en transmitir lo que es la furia destructiva de uno de esos torbellinos de viento que circula a cientos de km./h.. Los efectos visuales hacen tornados de niebla mientras la cámara se queda fija y distante, la casa es arrasada igual que en una serie de dibujos animados; ni hay tensión ni drama ni nada. Justo después nos metemos de cabeza en la versión ficticia de Grand Island, Blainsworth, lo que no sentó nada bien a Ruckman, quien presionó, sin éxito, para conservar el nombre original.

Esto se presenta arquetípicamente. Al despojar de su narración omnisciente a Danny, un niño en la novela, los sucesos no calan con la misma efectividad; aquí aparece con la forma de la estrella de los '90 Devon Sawa, quien como otros tantos de su generación se quedó allí y ya jamás salió. El tono del trato de personajes, de desarrollo argumental, de diálogos, de interacciones, todo destila una tremenda ingenuidad de serie norteamericana de los '80, con el padre estricto (John Schneider, quien todos conocemos por ser el también padre de Clark Kent en la lejana "Smallville") batallando con su hijo, el amigo torpe que dice gilipolleces a cada dos por tres, algún interés romántico y conversaciones familiares agradables.
La autora escribía relatos para niños, pero su humor en "Night of the Twisters" tiene cierto regusto ácido y honesto, sobre todo porque la realidad se describe desde la percepción del protagonista, de 12 años, a su modo. La adaptación, que se arrepintió de no realizar, resulta empalagosa, muy políticamente correcta en todos los aspectos, muy cálida, como el pueblo donde se sucederá la tragedia; pero sorpresa, al llegar ésta, si bien los hechos son iguales que en la versión literaria, la emoción no es la misma. Una vez más el factor imaginación sobrepasa a los efectos especiales, indefiniblemente mediocres.

Y si por ejemplo en "Reservoir Dogs" se producía el atraco fuera de cámara y sólo veíamos las consecuencias, aquí sucede lo mismo: nunca vemos los tornados como tal, sólo el escenario resultante. Los tornados quedan lejos, están mal creados y pasan de largo aun pareciendo que arrasan con todo; desde nuestra perspectiva no son tan terribles. Cuando llegan la cámara se queda dentro de las casas y edificios, al lado de los protagonistas, subrayando así el matiz humano (no, no es eso, es que no tenían dinero para hacer lo que sí pudo De Bont).
La búsqueda de supervivientes y las vicisitudes de Dan y su amigo imbécil Arthur (que se pasa la historia rompiendo más cosas que los tornados) por encontrar a sus familiares sí sucede igual que en el libro, aunque sólo centrándose en el primero y eliminando infinidad de lugares y personajes secundarios o mezclando otros tantos episodios (no hay una abuela que sufría el desastre de esta forma, sino la vecina del chico). Lo menos satisfactorio es que, claro, al ser una producción televisiva con el mensaje de la fuerza de la comunidad y la unión vecinal y esas tonterías, los fallecidos no se acumulan en el escenario y sabemos que todo acabará bien para los protagonistas.

Pero lo peor es que en una de las secuencias climáticas, donde se supone regresaban los tornados, se elimina de la trama con una elipsis absolutamente inexplicable; estaban en peligro todos y de repente ya no lo están. Tal vez en esto no repararon los telespectadores que dieron a The Family Channel unas cifras de audiencia bastante buenas pese a todo...
Sin embargo ojalá, y por estereotipado que resulte en el género, alguien se atreva a recrear el suceso de Grand Island como es debido, y con un presupuesto mayor, a ser posible...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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