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La humanidad (Serie de TV)

Serie de TV. Documental Serie de TV (2012). 12 episodios. Serie documental de ficción sobre la historia de la humanidad, de la cadena History Channel. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
29 de junio de 2013
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta serie de documentales encontraremos sobre todo puro entretenimiento al estilo americano. El que busque una mirada exhaustiva y seria sobre la historia de la humanidad no la encontrará.

Hay muchas maneras de contar la historia. Ésta está contada desde lo visual con mucho atractivo desde el punto de vista del entretenimiento pero sin el debido análisis en muchos casos. Los hechos históricos están contados a base de flashazos y ralentizaciones de cámara con particular interés por las batallas, la carrera armamentística y la lucha contra las enfemedades letales. Los “expertos” que intervienen aportan muy poco al documental, sólo dramatizan los hechos con frases cortas como “¡era una lucha por sobrevivir, por ser el más fuerte!” o “este hecho cambió definitivamente la historia de la humanidad”.

Por otro lado, hay algunas lagunas históricas y un especial interés en la historia americana. Por ejemplo, no se explica el inicio, causas y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial pero sí el lanzamiento de la primera bomba atómica. La crucifixión de Jesús y la importancia del cristianismo en el devenir de la humanidad, ocupa casi un capítulo entero cuando aún no se ha entrado en detalle sobre la civilización romana.

Pasaremos el rato, refrescaremos un poco la memoria pero nada más.
Guillem
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24 de junio de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serie que recrea en forma global la historia humana en sus grandes trazos. No hay un enfoque estricto cronológico ni un estilo tradicional de mostrar el largo paso humano desde las cavernas hasta hoy día, sino que se privilegia tomar en cuenta episodios centrales que se relacionan con otros armando un tejido que da cuenta y explica muchos avances de la civilización. Por ejemplo, se pone el énfasis en la historia de la lucha del ser humano contra las enfermedades y los gérmenes patógenos y la noble historia de la lucha por la supervivencia en esos planos, vgr. el descubrimiento de los antibióticos y su contexto, la lucha contra la cólera y la historia de su descubrimiento por un médico en un Londres decimonónico, la peste negra en la Edad Media, neutralizada en territorios cuyas condiciones climáticas no posibilitaban el desenvolvimiento del gérmen en una humanidad casi diezmada, que permitió que otras civilizaciones -no tanto eurocentrismo- tomaran la posta y muchas veces llevados por intenciones comerciales conectaran el mundo con otros grandes bloques habitables, p. ej. América, que permitieron que continuara el desenvolvimiento de la especie; la terrible explotación en Africa por la obtención del caucho, montada sobre el terror que implicaba la mutilación de numerosos seres humanos hasta que alguien llevó la historia a una evangelista que tomó unas fotografías y su difusión por la prensa creando una conciencia mundial, en fin, mostrando el papel de las nuevas tecnologías, es decir numerosos planos que explican una historia interconectada que busca la comprensión de los fenómenos que llevaron a la situación actual. Desde el punto de vista estrictamente cinematográfico es correcta, con un ritmo razonable, agradables reconstrucciones, hay que notar de todos modos que pretende ser un documental y los elementos artísticos, aunque presentes, no pretenden opacar el verdadero tono historiográfico/documental con que fue concebida.
elneon
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4 de diciembre de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vayamos por partes. Mankind es la serie de Historia más suntuosa grabada hasta la fecha. Todo lo técnico brilla en ella: el vestuario, las ambientaciones, las armas… sobre todo las armas… Hasta tal punto esta faceta técnica es exagerada que de hecho Mankind no es una serie de Historia convencional, pues ya desde sus primeros compases apuesta por la reconstrucción cinematográfica, con todo lujo de detalles en bullet time, de los acontecimientos narrados en ella. Ahora bien, ¿es esto necesariamente bueno? Quizá ayude a que una persona que nunca ha tenido mucho interés por la Historia se pueda interesar en ella, sí, pero obvia que:
Para hacer una serie de Historia hay que contar la Historia.
Y es que en Mankind hay dos pinceladas de Historia mal enfocada y peor sintetizada, muchos brochazos de escenas tan espectaculares como irrelevantes para lo que se pretende contar y, sobre todo, un océano de propaganda imperialista.
Lo primero a tener en cuenta es que, con independencia de lo espectacular que pueda ser la escena que reconstruyen, las reconstrucciones en sí no son más que remedos impúdicamente calcados de las películas de acción más famosas de las últimas décadas: si el “imperio” griego lo resumen en una escena que parece la prima pobre de 300, al imperio romano le corresponde un Galdiator, al británico un Master And Commander y al más grande de todos los tiempos la filmografía entera de los Wachowski. Como suena.
Aún peor, cuando toca escena de acción, la narración cesa, el documental propiamente dicho se detiene y tenemos que contemplar de tres a cinco minutos de mandoble, estocada, mosquetazo, caidita de Roma y explosión. Kabummm, se debería haber llamado la serie. Y si uno espera que después de la escena salgan Lewis Mumford o Peter Watson para seguir con la Historia, se llevará una sorpresita cuando compruebe que los encargados aquí de explicarnos (no la Historia sino) la escena que acabamos de presenciar, son fundamentalmente, agárrense:
Un asesor militar del Pentágono (¡), un entrenador de los marines (¡¡), el director de un famoso museo militar estadounidense (¡¡¡) y el presentador de las noticias vespertinas de la NBC (WTF!! Por lo visto aquí solo faltaba yo), primo lejano de Matías Prats pero igualmente limitado (bueno, no tanto).
Y los comentarios, por supuesto, no pueden sino ir a juego con semejante elenco: “tuvo que ser una carnicería” (sic.), o “las balas silabando a tu alrededor” (sic.), o “el olor de los cadáveres debió ser terrible” (sic.), y el favorito, cuya plantilla es más o menos así: “ese arma fue una gran avance, lo exterminaba todo a su paso” donde arma puede ir siendo sustituida paulatinamente por arma de cobre, de hierro, caballos, rifle, etc. Toma ya, Lewis Mumford.
Más allá de semejantes idioteces se evidencia que lo que aquí se nos está contando no es La Historia De Todos Nosotros, como grandilocuentemente se titula la serie, sino la historia de unos pocos científicos y una horda de sátrapas cuya ocupación fundamental siempre ha sido la de explotar, asesinar y violar. Y desde luego que esa no ha sido la historia de todos nosotros. Pues si bien es cierto que como ya dijo el primer historiador, Herodoto, <<no es de los amigos de quien se aprende a construir murallas>>, significando así que los conflictos son fuente de innovaciones técnicas, lo cual es obvio, ni mucho menos el grueso de las innovaciones fundamentales en Nuestra Historia se ha debido a la lucha por determinados recursos o poderes; ya sea el propio lenguaje, la agricultura, el telescopio o la imprenta, los motivos que subyacen tras la mayor parte de los grandes y pequeños avances tienen poco que ver con la lucha, el conflicto y la competitividad y mucho con el altruismo, la curiosidad o el ocio. En este sentido cabe decir que ni siquiera los tiempos que dedica la serie a los acontecimientos están equilibrados: dedicar tanto tiempo a la crucifixión de Jesús de Nazaret como al imperio romano (sobre el cual, y sólo gracias al cual, se vehiculará el cristianismo), mientras por otra parte pasan olímpicamente de las religiones orientales, es un despropósito y una falta de respeto a la audiencia que deja en claro, a su vez, la falta de ecuanimidad y rigor que caracteriza a esta serie pretendidamente documental y confesamente ficcional.
En efecto: lo aquí tenemos no es una serie de Historia, es una ficción, una versión adulterada, convenientemente expurgada y simplista hasta la caricatura, una película realizada por un comité de adinerados empresarios y militares de alta graduación. Esto se evidencia constantemente, por ejemplo, en los tres motivos fundamentales de la serie: militarismo, individualismo empresarial y culto a la tecnología como forma de afrontar todo problema, incluidos los que ella misma crea. La serie plantea así que todo avance es el resultado de a) la guerra b) el comercio c) un Héroe que desafía las convenciones de su época y pega un vuelco al siglo mediante a) alguna innovación técnica, b) un genocidio. La Historia queda aquí reducida a ser poco más que la pobre suma de unas cuantas voluntades individuales, un proceso en el cual la propia sociedad no ha sido más que un agente pasivo y a menudo tan sólo la víctima. De hecho, técnicamente hablando es como si en esta serie no existiera la Sociedad, tan sólo individuos... Así, por ejemplo, cuando se enfoca un tema tan complejo como la revolución industrial, la serie no duda en afirmar explícitamente que ésta ha sido la fuente de los grandes avances modernos, lo cual es falso pues como es sabido la calidad de vida durante este proceso descendió a niveles inauditos en la Historia de la humanidad, y fue sólo mediante las luchas sociales que esos avances técnicos pudieron transformarse en algo beneficioso socialmente (es decir, en un progreso) y no solamente en algo beneficioso para el Héroe de turno que multiplicó la productividad por hora de trabajo (por lo visto sólo trabajó él y además lo hizo ex nihilo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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