Nos conocimos en Estambul (Serie de TV)

La vi de refilón por razones aburridas de contar aquí y - tanta ha sido mi sorpresa y disfrute cinematográfico - que estoy incluso dispuesta a vencer la pereza que me da ahora mismo escribir esta crítica para proceder a la correspondiente recomendación.

Las actuaciones son impactantemente buenas, las presentaciones y resoluciones de conflictos inteligentes y creíbles.

No hay ni una sola escena de ritmo lento y pausado que no esté justificado.

No hay nada gratuito ni fuera de lugar.

Todo encaja con astucia y la serie consigue con una naturalidad y frescura abrumadora lo que muchos productos pretenciosos y modernetes convierten en un truño aburrido.

Si quieres ver algo diferente y de calidad y tienes esta serie a mano, no lo dudes.

Estambul, referencia mundial de Turquía es el escenario perfecto de esa constante batalla entre la cultura occidental y el islamismo, su choque de ideologías, creencias, la nula libertad de expresión que se entablada en el círculo familiar y se ejerce de lleno en lo social.

«Nos conocimos en Estambul» presenta a diversos personajes relacionados directa e indirectamente con Meryem, una joven trabajadora del servicio doméstico que ha comenzado terapia para dar con el origen de un problema que le aqueja, y que está dispuesta a resolver aún en contra de sus convicciones y demandas familiares. De esta manera se presenta su interacción con una terapeuta, así como también con su guía espiritual, sin olvidar a su hermano e incluso con el dueño del departamento al cual acude diariamente para desempeñar sus labores.

Berlín Oya hace una serie de secuencias con personajes interrelacionados que superan cualquier melodrama, por la complejidad con que han sido estructuradas y en el que los planteamientos develan contextos opuestos, pero entremezclados con mucha reserva —el de los jóvenes—, pero impugnado por los mayores.

Un título bien planteado, con un abanico de personalidades que cuestionan y debaten los roles estipulados, su diario acontecer y las respuestas a las circunstancias que les afligen.

Reseña Español

Otro de los títulos de esta serie es Ethos.

Recordemos que ethos es la forma común de vida o de comportamiento que adopta un grupo de individuos que pertenecen a un mismo grupo socio-cultural.

Precisamente esta es la esencia de esta miniserie turca que partiendo de las historias de Meryem (Öykü Karayel) -una chica musulmana consagrada a su hermano y la familia de éste-, su psicoterapeuta Peri (Defne Kayalar) y la supervisora de ésta, Gülbin (Tülin Ózen), va abriendo y enriqueciendo el panorama enlazándolas con otros personajes configurando un drama coral que básicamente se asienta en las oposiciones y contrastes entre pares de ethos: el de las personas religiosas de clase media baja y el de personas laicas de clase media alta e ilustrada, al que se agrega una perspectiva de género acerca de la relación entre hombres y mujeres al interior de cada uno.

Otra constante entre los personajes es su dificultad para comunicarse (dificultad que trasciende el ethos) y las razones de dicha dificultad. El tono de los diálogos por momentos produce cierto extrañamiento y ronda lo surreal.
De diversos modos, tantos como sus personajes, la serie transita de forma serena (aunque no exenta de violencia, en algunos casos) el intento de superar esas dificultades, condicionamientos y traumas.

Por momentos drama psi, por momentos drama familiar, Nos conocimos… apela por momentos a una extraña poesía, a una bella fotografía y a una banda sonora que recurre a temas de películas románticas.

Me gustan los sabores nuevos, en la cocina y en el cine. Así que me dispuse a saborear una serie turca, nada habitual en nuestra dieta cinéfila habitual. Globalmente resulta interesante, tanto por su estilo, como por sus interpretaciones, su fotografía y su ambientación. Nos encontramos en la Estambul actual, hoy, más que nunca, mezcla de culturas y civilizaciones. Y la serie lo refleja: gente que sigue las tradiciones islámicas y gente que pasa completamente de ellas. Quizás ese es el asunto más interesante, y que se refleja, especialmente, en los 4 primeros capítulos. Uno espera que los 4 siguientes, lleven a una exploración más en profundidad de esa gran contradicción en la que vive la sociedad turca. Pero no: parece como si los guionistas hubieran tenido miedo de aventurarse más en esa dirección (supongo que puede conllevar ciertos riesgos), y en la segunda parte se centran más en los dramas familiares de unas familias bastante tradicionales. Y la perspectiva sociológica se pierde. El final es abiertamente conciliador y a mi modo de ver, excesivamente dulce. Una pena, porque prometía más-.

Es una serie grata, por lo amable de sus contemplativos planos que nos asoman a la exploración de nuestra sombra, la de todos, sencillas algunas, duras otras. La mirada sobre ellas en cada personaje logra comunicarse con nosotros, en sus silencios, sus gritos, sus miradas.
Excelentemente actuada, con una dirección que juega con dos tiempos, esa atmosfera creada con la música y que se basa en la mirada franca de la cámara, casi como un espejo que nos refleja.

Un vistazo a la sociedad y sus diferencias internas, culturales-sociales-morales, sin excluir que los problemas de nuestro inconsciente están allí, sin distinto, independiente de la formación que tengas para enfrentar tus problemas.

Desde una mirada sencilla nos asoma los abismos que habitamos.