Resident Evil Village

Seguimos en primera persona y con la historia de Ethan y Mia, que se han mudado con su hija al este de Europa, pero van a parar a un lugar donde nuevos experimentos darán lugar a la enésima pesadilla en la saga.
Cabe destacar el cambio en los enemigos, que ya no son todos los típicos zombies, aunque también los hay. Si ya tuvimos ración de villanos raritos en el anterior, aquí también hay otro grupo, del que llama la atención “Lady Dimitrescu”, una mujer que viste a la antigua y es inusualmente alta. Otros personajes cuentan con curiosos diseños, como “El duque” que te vende las armas.
Poco después de nuestros primeros pasos en la aldea, accederemos al castillo, que está ambientado en la más clásica tradición de “Drácula” y que me parece un giro muy acertado para esta nueva entrega.
La jugabilidad y la adicción son altas. Al principio parece que no, pero cuando te metes en la historia y empiezas a resolver puzzles y buscar objetos mientras evitas que te maten, he terminado bastante absorbido por el videojuego.
Como siempre, tiene infinidad de rincones para explorar, por si queremos exprimir las horas y buscar caminos más allá de los necesarios para completarlo.
Los combates con los monstruos más grandes pueden desesperar en los modos de dificultad superiores al fácil, según mi impresión. Aun así, es mucho más asequible que los juegos más antiguos de la franquicia.
En cuanto a la duración, pues unas ocho o nueve horas de puro disfrute. No me ha dado mucho miedo a pesar de su logradísima ambientación, pero me lo he pasado muy bien con él.