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Ratataplan

Comedia En esta comedia en la que los personajes no hablan, un soñador crónico se da cuenta de que está demasiado controlado por su desbordante imaginación como para encontrar amor o trabajo. Para solucionar su problema, decide construir un robot que sea un doble de sí mismo... (FILMAFFINITY)
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5 de febrero de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1979, “Ratataplan”, se exhibe por primera vez en el Festival de cine de Venecia, que tras varias ediciones, es el último año que dejó de ser no competitivo. Sin jurado y con cierto descontrol, se proyectaron películas en las distintas secciones que luego tuvieron una excelente carrera comercial. Una de las sorpresas fue la mencionada “Ratataplan”, protagonizada, escrita y que significó el debut en la dirección de Maurizio Nichetti, (que ganó el Nastro D' Argento al mejor director revelación) estuvo arropado en la producción por el prestigioso Franco Cristaldi. En Italia fue un gran éxito y en el resto de países donde se iba estrenando, fue un hallazgo entre los críticos y tuvo cierta resonancia taquillera, aunque, en principio no se tratara de un film comercial al uso.

En España, de la mano de la distribuidora Sánchez Ramade, con mucho valor, empieza a estrenarse en los primeros meses de 1980, y no lo hace en circuito reducido, aún a pesar de ir en versión original sin subtítulos. En Madrid, por ejemplo, lo hace en el cine Proyecciones, o en Sevilla en el céntrico cine Imperial, donde pusieron un cutre cartel “informativo” hecho a mano que aclaraba: “Hablan al principio diez segundos en inglés pero ya luego no hablan más”.

Y es que “Ratataplan” carece de diálogos, pero no se trata de una película muda, lo cual si en su momento era todo un riesgo, y quizás hoy día la hubiera convertido en algo más marciana todavía. No sé si hoy tampoco encontraría mucho público que se riera, pero en su momento, aunque actualmente haya caído en el olvido en nuestro país, la gente la disfrutaba. Sirvió incluso para que ciertos “comicuchos” cogieran ideas y la intentaran plagiar, pero sin conseguir ni siquiera por el forro el logro de su creador.

Desde este comentario agradezco a Riccardo y su mujer Genni, ambos milaneses y que estaban vinculados al Piccolo Teatro de Milán, (que desde 1991 se llama Teatro d'Europa), que se trata de toda una institución en el mundo interpretativo, sobre todo en la especialidad del mimo, que me asegurasen que Nichetti, desde que ingresó como estudiante, era un tipo muy lúcido y divertido, así como su protagonista, la gran actriz Angela Finocchiaro, muy buena compañera y dotada de facultades cómicas, como ha demostrado a lo largo de su carrera. Ambos, al salir del centro, formaron junto a otros compañeros el grupo “Quelli di Grock”, que supuso una cierta innovación escénica, y de ahí surge la figura del polifacético Nichetti, (al que algunos le bautizaron como el Woody Allen italiano), que a pesar de ser rentable y tener una llamativa trayectoria, solamente estrenó en España tres de su decena de trabajos como director. Él es uno de los ejemplos de maltrato por parte de las distribuidores españoles con el cine europeo y que nadie todavía se preocupa por rescatar.

“Ratataplan” es un homenaje al cine de Chaplin, Keaton o Tati, pero con propia entidad. Su visión debe ser obligatoria para aquellos que estudien teatro, sobre todo como antes indicábamos, mimo- clown.

Nichetti posee chispa, ingenio y gracia, pero no va de gracioso, que eso es fundamental. Sus historias en el film poseen “gags” de todo tipo, nunca zafios, y la mayoría están logrados. Su cine es fresco y no busca la comicidad gratuita, sabe describir personajes y tiene trasfondo.

El resto de reparto de actores está perfectamente ensamblado en esta rueda que él, sabiamente, ha sabido diseñar y llevar a cabo, arropado por un buen equipo técnico.

Y en esto consiste “Ratataplan”. Es la enorme diferencia entre lo que un gran cómico es capaz de crear, a diferencia de lo que habitualmente un “gracioso” sin formación suele castigar al espectador y contentar solamente a los más idiotas. Por eso, al menos un grupo reducido en nuestro país, aún recordamos a Nichetti con mucho cariño, y que abrió un camino que pocos han sabido seguir, combinando como en otros trabajos realizados, el blanco y negro con el color o el cine de animación, abierto a todas las posibilidades artísticas.
Maggie Smee
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