Tesoros

Se nota que esta película está llena de cariño. María Novaro nos hace disfrutar de una historia cercana y sencilla con una belleza visual nada desdeñable.
La fotografía de esta película parece hecha por el departamento de turismo de México, porque provoca unas ganas tremendas de visitar el país.
Las interpretaciones de los peques son maravillosas, no sé si son profesionales o no (apostaría porque no), por lo que resultan frescos y naturales.
La película peca de ser un poco lenta en algunos puntos y de ser un tanto superficial en el trato de temas que podrían haber dado para más, pero aún así, es una película muy recomendable.

Una historia simple y sin complicaciones, que con el hilo que une el mundo de los niños y sus fantasías con el de los adultos que no olvidan que también fueron niños, hilvana en cada puntada expresiones, cuadros, escenas, momentos, colores y texturas con singular belleza y naturalidad; sin lugar a duda un disfrute visual lleno de nostalgia por el México que aún existe y cada día va desapareciendo.

La perspectiva infantil y el cliché de lo inocente como superficial se quiebra con el interesante punto de vista que despliega esta obra, aspecto que se relaciona a la vez con el acierto a la hora de mostrar el contexto y la vivencia de la localidad, Barra de Potosí; no aludiendo al exotismo de la lejanía costera, sino imbricando cómo este lugar se conecta con la historia mundial por medio de los referentes de los niños y las niñas.