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Micmacs

Comedia Bazil es un tipo que ha logrado esquivar la muerte dos veces en su vida. Cuando era niño sobrevivió a una mina antipersona, aunque su familia no tuvo tanta suerte. Siendo un adulto, una bala perdida se incrustó en su cerebro. Con la colaboración de unos artistas callejeros, intentará vengarse de las compañías armamentísticas que tanto daño le han hecho. (FILMAFFINITY)
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
6 de setiembre de 2010
36 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Micmacs es otra muestra de la infinita capacidad estética de Jeunet. Todo en ella es bonito, todo está provisto de ritmo, todo en ella salta, corre, gruñe o se menea. Y en definitiva, es un espectáculo visual, como tal, a la altura de Amelie o de Delicatessen.

Y uno ve la cartelera o la lista de películas del año, y ha de agradecer la existencia de Micmacs, pues sigue siendo una agradable sorpresa, una alegría, por más que Jeunet se haya dado al manierismo y venga a reproducir una y otra vez toda la magia de sus películas, la misma: la musicalidad casi atmosférica, potenciada por un montaje fascinante, una iluminación extraordinaria copiada una y mil veces en los mil y un intentos americanos por emularle, el steampunk de cahivaches increíbles, un cierto tono vintage de todo, personajes infantiles... y sí, es lo de siempre.

Y ese es el único pero, que la historia, aunque bienintencionada y amable, no viene a contar nada. Ha sido sacrificada, como los personajes, para dar protagonismo a esos cachivaches fascinantes, al ritmo y a la musicalidad, y en resumen a su maravillosa estética audiovisual. Y es que viene a contar una historia cuchufletera y simplista de buenos y malos que no aporta nada.

Y no obstante, sí la recomiendo, porque no hay nada mejor y la lista de virtudes es suficiente para obviar sus defectos. Eso sí, si quieren un espectáculo estético y musical fascinante, dejen que la misma naturaleza se lo muestre en Océanos, ese documental es impresionante (y también francés, por si alguien le sirve de algo esta información).
Petar
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16 de junio de 2011
25 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jeunet es un manierista en la medida que repite unas fórmulas que quiere que sean sus señas de identidad. Por repetir, repite coguionista y parte del reparto. Si Jeunet tiene en esta película un personaje que lo puede representar es el que no dice dos palabras sin recurrir a una frase hecha. La repetición artística es indicativa de seguridad y eso es bueno y es malo. La repetición es buena en cuanto que uno proclama con ella su madurez, y es mala en cuanto que uno renuncia a través de ella a la flexibilidad y a tantear nuevas vías creativas.

El ecosistema cinematográfico de Jeunet es cálido y evocador como una gran juguetería. Y su lema es que hay que huir de la línea recta para unir dos puntos. El barroquismo visual que instaura tiene tendencia a convertirse en un fin en sí mismo y no en un medio al servicio de una historia. Es por eso que cuanto más quiera narrar, la película resultante tiene más plomo en las alas. De ahí la genial liviandad de "Amélie", donde, más que una historia, había un retrato de una niña adulta o una mujer infantil, pintado usando por pincel una varita mágica.
Por otro lado —confiemos que no sea el caso—, uno de los precios que hay que pagar por el éxito es que, a veces, coloca el listón a una altura que ya no puede rebasar el que lo había conseguido. El artista, el creador, tiene la obligación de negar esta posibilidad pero los hechos pueden ser muy tozudos y no dejarse convencer.

Jeunet, como Fellini, distorsiona la realidad para hacerla encajar en un mundo a su medida, y para que ese planteamiento funcione tiene que aprender a acotarse. No lo ha sabido hacer en esta película que, a pesar de sus innegables "chispazos", tiene un argumento demasiado convencional y prosaico para dejarse atrapar por su metodología y su estética. Los personajes atípicos y excéntricos —con o sin carné de una troupe circense—, los trabajados disfraces del guardarropa de Mortadelo, los autómatas y demás inventos del profesor Franz de Copenhague, el coleccionismo desquiciado, el cromatismo naíf omnipresente, los digitalizados paisajes, las inverosímiles coincidencias y las surrealistas planificaciones del protagonista del film que se cumplen con una precisión milimétrica piden algo más que una maniquea batalla entre buenos muy buenos y malos muy malos.

El alegato pacifista que pudiera haberse pretendido queda muy desdibujado al estar incluido en un tebeo.

En cualquier caso, siempre tiene algo de privilegio para el espectador el ser invitado a un lugar —como es esta película— donde proliferan la imaginación —que nos compensa de lo que no somos— y el humor —que nos consuela de lo que somos—.
Martes Carnaval
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3 de mayo de 2010
27 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que alguna vez escuché, leí o quizás soñé que Jean Pierre Jeunet había tenido que hacer Alien 4 para así tener la libertad de hacer lo que en realidad quería hacer. Es decir... que gracias a Alien 4, hemos disfrutado de Amelie, Largo domingo de noviazgo o su última película Micmacs à tire-larigot, proyectos mas ambiciosos y menos humildes (que no mejores) que sus dos óperas primas, Delicatessen y La isla de los niños perdidos.
Pués bien si gracias a esa basura llamada Alien 4, este genio, este poeta, este mago se ha ganado la libertad para "crear" e "inventar" que Dios bendiga a la maquinaria yanki capaz de alargar la inventiva personal de los genios como lo es el amigo Jeunet.
Un escalón por debajo de sus dos obras anteriores, es verdad, una mezcla entre Amelie y Delicatessen, aunque como bien dice Dan Jolin no es tan buena como ninguna de las dos.
Ahora bien, es una gozada... que quieren que les diga, esos personajes, esa ambientación, esas historias a mitad de camino entre la fantasía y las historias populares, esas coreografías... y por favor que deleite la manera en la que disfraza a la "ville de lumières" bajo su prisma parece salir de un cuento de hadas.
Yo disfruto como un enano de su cine y cuento los días para su próximo estreno, porque es muy bueno, único e inconfundible, el amigo Jean Pierre Jeunet vaut bien une messe!!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Serna
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18 de junio de 2011
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta difícil valorar “Micmacs”. Complicado sobre todo no por envoltorio sino por el contenido. Es cierto que esta vez cuenta con el apoyo mediático de una estrella nacional como Dany Boon y que podríamos estar ante el eslabón perdido de “La ciudad de los niños perdidos” y “Delicatessen” (sus dos mejores trabajos junto a “Largo domingo de noviazgo”) pero lamentablemente para que en apariencia podría resultar un parto con uno de los bebés más bonitos del reciente cine comercial francés se ha convertido en un mutilado e insípido nacimiento condenado al olvido.

Es una pena que “Micmacs” se convierta en una bala perdida que se juega sus cartas en una moneda marcada. La venganza ya ha dejado de servirse fría y ahora resulta que para Jean-Pierre Jeunet es naif e ineficazmente infantil. Aquí no hay katanas ni ataques suicidas frente a dos empresas armamentísticas y sus peligrosos dueños que han marcado la vida de Bazil, el desafortunado protagonista. Se habla de minas antipersonales y todo tipo de arsenales entre venta ilegal a países del tercer mundo. No hay crítica porque no hay realmente fondo, no hay historia porque realmente hay micro-episodios de peripecias resueltas con los mismos recursos y no hay empatía al no existir ningún avistamiento de perpetuidad en el conjunto.

El propio director define su propuesta y personajes como una panda de juguetes de “Toy Story” enfrentados esos crueles y déspotas vendedores de armas. Tal vez la esencia infantil reine desde el planteamiento en esos traperos circenses que forman una familia y banda completamente sincronizada. Jeunet reveló que el personaje principal pasó como una bala por su cabeza cuando montaba “La ciudad de los niños perdidos” y realmente ese enfrentamiento entre David y Goliat, como marca la tradición de la lucha absolutista de clases, sigue los pasos de una comedia y sin darse cuenta se banaliza el contenido político y social. No es tampoco un reverso surreal de “El señor de la guerra” pero lo que está claro es que a Jeunet le gustan las secuencias de montaje cimentadas en un acto sexual con resultados explosivos a lo “Delicatessen”.

Apuntaba a más y mejor en esa figura de ese héroe que vive en una infancia arrebatada con ropa y accesorios sacados de otra época. Ahí aparecían ramalazos de Chaplin y Keaton y pasajes completamente construidos sobre los méritos del cine mudo y contorsionismo cómico. Y ahí está el mayor problema de la propuesta más fallida de Jeunet desde “Alien resurrección”: no da el verdadero salto al riesgo formal para llegar al auténtico fondo. Si en la primera tendría que haber arriesgado (tal vez no lo hiciera por culpa del estudio) hacía una comedia loca y negra futurista, sobre una metáfora de la industria de engendros y mitos traídos al presente con fines oscuros, en la segunda, “Micmacs”, un filme completamente mudo y en blanco y negro hubiera impresionado, impactado en su objetivo y explosionado nuestros cerebros de verdad.
Maldito Bastardo
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18 de junio de 2011
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miedo sentí al no ver eco de éste estreno en los medios ya que el cine, por lo visto, sólo se rige por las espectativas de amasar dinero. A nadie le importa lo imaginativas y originales ,o al menos homenaje al BUEN CINE, que son las peliculas regidas por Jean Pierre Jeunet. No está hecha para el gran público y no se proyecta en apenas dos salas de unas cuarenta, mientras que estrenos mediocres, malos o malísimos de hace un mes mantienen sus tres salas. No sé si cabrearme con los medios, con los espectadores o con las multinacionales que dirigen el cotarro. En España nos perdemos muy buen cine (Mary & Max, Fantastic Mr Fox) o nos llega tarde (The shock doctrine, The Black swan) al tiempo que nos bombardean con superproducciones sin respeto al cine (no pongo ejemplos, el 80 por ciento de la cartelera). Quizás me equivoco y ésto sólo pasa aquí (en Murcia).

A lo que voy: ésta es una película muy digna de ver, no tan surrealista como acostumbra Jeunet, pero visualmente muy atractiva y con un mensaje claro. Aunque a veces pierde el ritmo (a mi parecer) sabe engancharte con su estética y la comicidad de ciertas escenas (casi todas).
Me deja con la impresión de necesitar una revisión para volver a disfrutar todos los pequeños detalles que va dejando caer, incluso para descubrir nuevos.
Cisnenegro
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