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Siete hombres de oro

Comedia Siete delincuentes internacionales han planificado el robo del siglo. Intentan apoderarse de la reserva de oro del Banco Nacional de Suiza. Disfrazados de operarios de Ayuntamiento, penetran por las cañerías de agua y gas y trasladan el oro a un camión situado frente al banco. Toda la operación es dirigida por el cerebro del grupo desde un hotel de lujo. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
21 de setiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
País donde está, o estaba, prohibido rodar películas de atracos, de modo que el director empleó un guión falso para filmar las escenas del Crédit Suisse. Aparte de esta anécdota, Siete hombres de oro fue un taquillazo espectacular en su momento, lo cual propició dos secuelas más, a cual peor. La que nos ocupa es una animada coproducción franco-hispano-italiana que narra con desenvoltura un aparatoso atraco, siempre desde una perspectiva humorística e irónica. A las órdenes del Profesor (Philippe Leroy), el cerebrín de la banda, una pandilla de palurdos da el golpe de su vida, para ser inmediatamente estafados por el susodicho, en connivencia con la hermosa Giorgia (Rossana Podestà, en aquel entonces protegée, ejem, del director, productor y guionista). Manuel Zarzo es uno de la banda, Juan Luis Galiardo aparece en un pequeño papel, y José Suárez es otro de los damnificados por las curvas de Giorgia. La vi por pura curiosidad, porque en su tiempo la había relegado al ámbito de "horteradas varias", y no iba tan desencaminado. A destacar, en negativo, la horrenda partitura del excelente Armando Trovajoli, aquí contagiado de la simpleza que baña la película.
Eduardo
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5 de noviembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película no excesivamente interesante pero si bastante divertida aunque no mantenga el interés de lo que cuenta de manera constante a lo largo del relato. Los escenarios escogidos son agradables y el tono desenfadado que ofrece la mayor parte del metraje hace que conecte fácilmente con el espectador siguiendo las peripecias de unos personajes trazados de una manera convencional en los que no hay una profundidad psicológica especial ya que son amorales directamente aunque en el guión se intenta hacer que resulten simpáticos al mismo tiempo. La cinta tiene ese aire entre jovial y trasnochado común a determinadas coproducciones europeas de esta época que hoy son muestras de una forma de entender el cine que puede producir nostalgia porque ya pasó a la historia. La parte musical está muy lograda y se puede considerar que es uno de los mayores alicientes de un film cuyo atractivo es mayormente visual al aparecer los automóviles de bonito diseño de la época en las muchas escenas de exteriores que contiene. Sale por ejemplo un Simca 1000 de color azul claro que no parece feo fotografiado en la pantalla a pesar del diseño estético elemental que tenia ese coche de moda entonces. Una escena tonta pero simpática es aquella en la que Gabriele Tinti sonrie ante un gesto que Rossana Podestá le hace con el pie dirigido hacia su cara.
Cromatico
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14 de agosto de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simple coproducción europea, en este caso a cargo de tres países, España, Italia (que pone casi el equipo técnico de su parte) y Francia.
El resultado fue de éxito, pues propició una segunda parte, al parecer peor que esta...que es mediocre se mire por donde se mire. Gustó....pues quién sabe por qué. Vista ahora es muy sencilla, sin chispa ni nada que destaque.
Toda la realización es plana y las intepretaciones y guión (a cargo de nuestro maravilloso Mariano Ozores) son escasos, sin mordiente alguno.
Se ve sin problemas, pero uno/a está a punto de sestear mientras lo hace.
Al finalizar, menos mal que el final, sin ser bueno, ni mucho menos, contiene algo de ironía.
Poco es, pero menos es nada.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2006/12/siete-hombres-de-oro-sette-uomini-doro.html
Constancio
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29 de agosto de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de tremendo éxito en Italia sobre un robo perfecto a un banco. En el film las actuaciones no son nada del otro mundo, la tecnología utilizada por los ladrones, vista desde hoy en día es bastante simpática.
La trama tiene algún giro argumental, aunque se mantiene bastante homogénea.
Cabe destacar que fue el principio de una oleada de este tipo de cine, que en muchas ocasiones superaron el film de Marco Vicario.
dark_priest
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9 de junio de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Vicario contó con un guión muy logrado sobre un robo altamente tecnificado que no desmerece de Topkapi y que resulta tan divertido o más que Rufufú. Con un tono pedante e irónico de gran estilo, un brillante cerebro al que llaman El profesor (Philippe Leroy) planea el asalto a un banco como si se tratara de la extracción de metales preciosos de una mina. Falsos obreros agujerean el asfalto y fingen reparar instalaciones subterráneas, pero en realidad utilizan el conducto de agua para acceder a un túnel bajo la caja blindada y robar desde allí toneladas de barras de oro.
Lo insólito y descaradamente divertido es que tienen la ingeniosa desfachatez de utilizar las herramientas más modernas y extraer el botín mediante una cinta transportadora que conectada al tubo de gas lleva el oro hasta el mismo camión con que después escaparán. A pesar del aparente disparate, todo se realiza con perfecta racionalidad, de manera que en ningún instante lo que ocurre nos parece inverosímil. Puede que no sea muy real, pero sí absolutamente lógico.
El suspense está logrado en secuencias como la del guardia urbano que se acerca al camión, la cámara camuflada ante la que almuerza un vigilante o la desaparición del oro en una fundición. Y la sorpresa también tiene una cómica calidad cuando se sucede el triple engaño entre varios personajes que desconcierta al espectador sobre el paradero del botín.
No asistimos al equivalente, en el campo del robo, a un spaghetti-western ni a ninguna otra tontería a la italiana. Por el contrario se trata de un argumento muy sólido con estilo, eso sí, de ingeniosa comedia italiana. Aparte de Philippe Leroy destacan Rosana Podestá, algo más que un adorno erótico de lujo; Gastone Moschin, en su papel de fiel devoto del profesor que no puede creerle capaz de engañarle, y José Suárez, el banquero robado que acaba sorprendiéndonos con su falta de escrúpulos.
El desenlace no podía, dada la censura de la época, ser otro que el fracaso. Pero es un fracaso imaginativo, por lo inesperado y divertido.
Sin embargo el film no acaba exactamente mal, pues nuestros siete hombres de oro no se rinden y vuelven a las andadas prometiendo que el próximo intento será un éxito.
Por desgracia ese intento se convirtió en un segundo film, El gran golpe de los siete hombres de oro, que nada tiene que ver con el acierto artístico del primero.
Luis
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