Los cinco sentidos

Film independiente, escrito y dirigido por Jeremy Podeswa, antiguo colaborador de Kieslowski. Se rodó en Toronto. Obtuvo 2 premios y 11 nominaciones. Los productores fueron Camelia Frieberg y Jeremy Podeswa. Se estrenó el 18-V-1999 (Canadá).

La acción tiene lugar en Toronto durante 3 días de 1987/88. Narra la historia de 5 personajes que viven en el mismo edificio, ahogados por la soledad y el aislamiento, víctimas de crisis personales que les dificultan la capacidad de comunicación. Afectados por el extravío de la pequeña Amy Lee Miller (Elize Frances Stolk), de 3 años, hija de Anne Miller (Molly Parker), vecina del edificio. Cada personaje se asocia a un sentido. Ruth Seraph (Gabrielle Rose), fisioterapeuta, viuda, pierde el sentido del tacto. Su hija Rachel (Nadia Litz), de 16 años, víctima de abusos deshonestos del padre en su infancia, está fascinada por el voyerismo. Richard Jacob (Philippe Volter) es un oculista melómano, que pierde el oído. Robert (Daniel McIvor) trabaja como empleado doméstico de la limpieza, es bisexual y está obsesionado por los olores de sus múltiples amantes. Rona (Mary-Louise Parker), repostera, tiene dificultades con el gusto.

La película pregona que los sentidos son la mejor cura del espíritu (Oscar Wilde). Ruth con sus masajes ayuda a mantener los deseos de vivir de un joven con SIDA. Rona soporta la incomunicación con su novio gracias a los sabores de la buena cocina que le prepara. La compañía es fuente, también, de consuelo y salud espiritual. Así, Ruth puede aliviar sus escrúpulos cuando comparte con Anne sus sentimientos de culpa. Richard, alejado de la mujer y la hija, busca en una prostituta compañía para oir música. La obra propone una reflexión sobre la culpa, los remordimientos, los escrúpulos, la propia identidad, las relaciones padres/hijos, la solidaridad con los que sufren, las relaciones con los demás y la importancia no tanto de los sentidos como de la capacidad del ser humano para interpretar la información que recibe a través de los mismos. La estructura del film es la de un rompecabezas de vidas entrecruzadas, que trasmite el pálpito humano de miedos, temores y soledades. La obra constituye una gozosa exaltación del hedonismo, los placeres sensitivos y la práctica del sexo.

La música ofrece composiciones barrocas y medievales, interpretadas por un coro acompañado de un conjunto instrumental de cuerdas y viento de madera. La fotografía crea imágenes muy atractivas, de tonos suaves y luces contrastadas, que reflejan el ambiente otoñal que envuelve la acción. El guión compone un cuadro de angustias humanas por la pérdida o disminución de algún sentido, con el trasfondo del extravío de la pequeña Emy. El humor se concentra en la historia de Robert. En la interpretación sobresalen Mary-Louise Parker y Molly Parker. La dirección crea una obra intimista, dramática y entrañable.

La película glosa la vulnerabilidad humana de modo honesto, sincero y convincente.

Tal vez mi apreciación no vaya a ser la más justa de todas, pero siento que la película no logró un clímax, sé que ha sido muy premiada, pero no logré ubicar ciertos detalles que ahora que leo la sinopsis debería de haber encontrado. Hace relación a la vida de todos uniéndola con un hecho que no parece tan relevante en la película.

Miel como representación de esa sustancia que todo el tiempo secreta Los cinco sentidos. No solo por sus colores bellos, por sus dulces músicas, por su tacto suave, su gusto no empalagoso o por ese olor a película refinada: Miel porque en esa meta que pretende alcanzar no importa si el objetivo no queda del todo concretado. Importa el deleite que significa ver una película con este refinamiento emotivo.

Resulta que cuando la perversión deja de serlo y se transforma en una fusión de géneros masculino/femenino, evidentemente ésto sólo puede tener lugar dentro de un trabajo bien hecho: la obra de Podeswa apela a la sexualidad que trasciende al mero sexo y busca, honestamente, dar con las claves emocionales que mueven al ser humano. Utiliza como recurso los sentidos y como eje argumental la desaparición de una niña. Los cinco personajes involucrados se entrecruzan durante la trama pero, ay, las complementaciones no son todo lo redondas que debieran ser. El manejo, por ejemplo, del oído es precioso, pero no llega a relacionarse directamente con las otras tramas. Lo mismo sucede con la historia principal, la desaparición de la niña no les incumbe a todos, es más, determinadas historias apenas la rozan.

Una pena, porque un manejo un poco más prolijo de estas cuestiones técnicas podrían haberle asegurado un diez. Pero, por otra parte, vale el esfuerzo, porque detrás de la realización de esta peli se denota, y como, una búsqueda incansable por alcanzar algo bello. Y con eso basta.

Podeswa nos muestra una película cuya historia se plantea atractiva en un principio, pero que con el paso de los minutos no sabe conjugar la emoción y el pulso de los hechos. LLega a volverse pesada de cara al desenlace ya que los personajes no quedan bien definidos ante la gran carga de personalidad que intentan transimitir. Demuestra que existen hechos que nos arrastran de formas insospechadas a un mismo lugar pero con puntos de vista toatalmente distintos y que para llegar a captar la esencia de este mundo que nos rodea hace falta algo mas que cinco sentidos.

Cinco historias en torno a dramas personales o traumas llevan a los protagonistas de este film a experimentar con los sentidos más íntimamente. Ello hace del film algo profundo pero a la vez bucólico y te deja sensación de vacío. Lo que queda bien claro al fin de cuentas que no todo lo que vemos es a veces realidad. Que no todo lo que escuchamos concuerda con lo que estamos acostumbrados a oir, que el amor verdadero huele a intimidad y que la vida está llena de sabores por descubrir. Por muy bien que suene a muchos este film parecerá muy bueno y a otros no tanto, cuestión de gustos, o de sentidos.