Mala leche

No nos vamos a engañar, no es de las mejores comedias francesas de los últimos tiempos, pero te hace pasar un rato entretenido, aunque tras mi reciente paternidad veo el film con otra perspectiva, pues cada vez que mi pequeño Raúl llora pienso si alguien al que yo no le simpatizase se habrá reencarnado en él y ahora me putea.
Thierry Lhermitte grandiosos en su más que variada filmografía, aquí no lo da toda su fuerza interpretativa y bis cómica que sí demostró en la cena de los idiotas o Salir del armario y eso se refleja en el film.
En definitiva una película pasable, que te hace más gracia si eres un Padre primerizo.

Puede que alguien que la vea diga que esta película no está mal. Miente, o tiene mal gusto. No se trata de una comedia, ni de un documental, ni de un estudio del comportamiento humano... Se trata de una mala, malísima gestión, o digestión, de un presupuesto para hacer cine.

La insistencia inicial del niño que chorrea vómito o meado o las dos cosas, recurso repetido una y otra vez es suficiente para buscar al Alessandrin ese para meterle su película en el... bolsillo del pantalón y que la guarde en su casa para siempre.

Alessandrin, dédicate a otra cosa. No sé quién se tragó que tú podías hacer una película, pero está claro que es tu amante bandido, un familiar que te debe dinero, alguien a quien le haces chantaje o algún funcionario sobornado.
No pude terminarla. Pobre la comedia francesa, va cuesta abajo y sin frenos.¡Cuánto se le echa de menos a Louis de Funes!

Engaño, fraude, estupidez. Si alguien te dice que está bien, la próxima vez que le veas ten cuidado con la cartera y nunca, nunca le des la espalda.

Solo hago esta crítica, para salvar al prójimo de ver esta mierda. Donde se supone que me tenía que reir, mi risa poco a poco se iba transformando en ganas de estrangular al infante tan rico y enternecedor que podemos disfrutar en esta película.

Efectivamente, tal y como dice el título de esta crítica... me esperaba más. El tema era bastante original y podrían haber hecho un filme desternillante, pero han caído en el humor fácil que tanto me echa hacia a atrás.
Los personajes, a excepción de Vincent Porell, son francamente odiosos (y se supone que Vincent debe caerme mal, ¡MAL!). Simon, el protagonista, es realmente un pobre diablo... Pero no, no logra caerme bien ni que me compadezca de él.
No puedo decir mucho más, se me hizo lenta y aburrida. Sólo por alguna que otra leve y poco duradera sonrisa que logró sacarme, ha obtenido un 5.

+ Lo mejor: Vincent Porell y sus acciones como padre del pequeño terremoto, Junior.
- Lo peor: Todos los demás personajes.

¡Un saludo!
http://piensoluegoescribounaimagenunrelato.blogspot.com.es/

La película es lo suficientemente mala para pasar a lo que realmente me ha interesado, con la excepción de Leonor Watling, que aunque tenga un papel un tanto chusco, tiene dos escenas divertidas, que es lo único que vale en "Mala leche": cuando va a pedir dinero al protagonista y la primera vez que va a leerle a la anciana. Es que Leonor Watling, además de guapa, tiene mucha gracia. Por ella se lleva un punto extra. Pero a lo que iba, si algo bueno tiene esta obra es que supone un retrato perfectamente igualitario de hombres y mujeres. Dicho esto, se las pone de vuelta y media. Por ejemplo, sin querer ser exhaustivos, se les dice "inútil", "petarda", "momia", "peñazo", "putón", "gilipollas", "cacatúa" o "no sirves para nada". Incluso el "bueno" se permite abofetear por partida doble a una de ellas, en unas escenas terribles que hoy en día no se atreverían a rodar pero sí en el 2003.

Muchos dirán que la película es machista, incluso misógena, porque se ataca a las mujeres. Pero no es así. De hecho es al revés. Es decir, la presunción de que una mujer no se la pueda tratar a patadas, como a un hombre, es un privilegio antiguo, destruido por la igualdad de género moderna pero que ahora están tratando las feministas de recuperar, con conceptos como "violencia machista", aunque creo que no tendrán mucho éxito. Lo importante es que cuando se destruye el arquetipo femenino tradicional porque es sexista, entonces lo que queda es necesariamente negativo porque el otro era positivo. Por ejemplo, no podemos decir que las mujeres tienen mayor instinto maternal, son sensibles o menos lascivas pero sí que son malas madres, crueles o unas guarras. Es más, la violencia contra las mujeres se produce por el desprecio que le produce al hombre que no sean plenamente igualitarias.