Terror en el campus

Arrastrado por la curiosidad de las películas que no llegan a pantallas españolas, en especial las de terror, he estado siguiendo Kristy desde que se comenzó a hablar de ella de forma marginal en la red. Se llamó Satanic en origen, luego Random y finalmente Kristy, y cualquiera de los títulos, de hecho, hubiera guardado relación con la película.

La cinta sigue a Justine, una joven universitaria, estudiante y trabajadora, que decide quedarse en el campus durante las vacaciones de Acción de Gracias porque el vuelo para ver a su familia es demasiado caro. Parece disfrutar de su soledad relativa (dos agentes de seguridad y el conserje también están en el campus), teniendo en cuenta que no se trata de una universidad en el centro de una ciudad, sino de una perdida en medio de la nada.

Pronto entra Ashley Greene en escena con su pandilla de matones y, sin preámbulos, comienzan a acechar a la que para ellos no puede llamarse sino Kristy.

La película realmente es un thriller psicológico que no llega a establecerse definitivamente en el género de terror y tira más hacia una mezcla de slasher y la invasión doméstica, enlazando con películas como You're Next. El argumento es prácticamente nulo, pues se reduce al acecho y la caza de una protagonista incomunicada y sola en una gran ciudad universitaria.

Sin embargo, el vacío argumentativo se suple con el factor casual y arbitrario de la misma historia, y una sintaxis narrativa que mantiene la tensión escena tras escena de forma más que correcta. La presentación de la película, bastante prometedora y oscura, aunque revela los motivos del grupo de villanos, contrasta con la inocencia de Justine, que encarnará el papel de la final girl que se ve obligada a contraatacar y exprimir su ingenio para sobrevivir.

En resumen, Kristy es una película oscura, sin más pretensión que entretener y ofrecer lo que promete, y que se justifica como un ejercicio de suspense y tensión narrativa. No peca de estúpida y es bastante consecuente, y ya el hecho de no tratar al espectador como a un idiota se agradece. Aunque falta de profundidad dramática, logra crear y mantener el nervio a lo largo de la pesadilla en la que, sin más y por las buenas, una panda de fanáticos han decidido meter a la protagonista.

En contra tiene algunos puntos, como no explotar los motivos de los asesinos, la falta de una banda sonora un poco más electrizante y la insuficiente hemoglobina, o el desarrollo dramático de los personajes. Se echa de menos, en definitiva, más truculencia en los asesinatos, y más personalidad en el estilo.

Kristy, muy probablemente, no llegue a España sino dentro de algún tiempo y, lo más seguro, directamente en DVD.

¡Qué comience la caza !

La fantástica Greene se convierte en una fanática en busca de víctimas y la dulce Bennet se convierte en "Justine" que para Greene no será sino "Kristy". Así comienza el film. Bien interpretadas las dos protagonistas pero con un guión bastante escaso y poco original. Pobres diálogos y una música bastante pésima que no consigue el nivel de tensión adecuado que entre las actrices y la fotografía podría haberse alcanzado. Escenas cogidas "por lo pelos", algunas tan parecidas a otras películas de este estilo que da repelús, casi me ha parecido un corta y pega de varios títulos que me iban viniendo a la cabeza según avanzaban los minutos.No se llega a crear la atmósfera de agobio que esperas en una situación como en la que se ve envuelta Justine. Tendríamos que estar angustiados ante una persecución y un acoso así. Deberíamos sentir miedo, frustración, incomodidad, incomprensión, impotencia..pero no lo logra.

Se puede ver, es entretenida, no consigue un nivel aceptable de angustia o tensión pero para un rato no está mal.

Sin menospreciar la dirección, interpretación y ambientación, el guión es flojo y repetitivo. No añade nada nuevo que no se haya contado antes. Una joven aislada y acosada por unos salvajes descerebrados sin motivos aparentes no es historia suficiente para hacer una nueva película. Los productores debieran ser más selectivos a la hora de invertir su dinero, y de esta forma evitar fiascos como éste.

Nuevo film sobre acosos, cazas y huidas en terrenos domésticos del que se agradece su corto metraje. En este caso una joven es atacada por un grupo de violentos mientras pasa las vacaciones de acción de gracias en su campus universitario, prácticamente desierto. La escasa excusa argumental apunta a ciertos crímenes rituales, pero ni siguiera la propia cinta trata de ahondar mucho en ese tema; no es lo que interesa. Al igual que en films como TÚ ERES EL SIGUIENTE o I SPIT ON YOUR GRAVE, aquí la supuesta novedad es que la víctima se revuelve y el último tercio de la película busca defenderse/vengarse; así que es la heroína y no el asesino la que aparece por sorpresa tras una cortina con el consabido estruendo de la banda sonora.
Como se ve, no hay novedad, ni ingenio, ni ideas, pero al menos la película está rodada de modo digno (a excepción de las cutres caretas de papel de aluminio que usan los agresores) y no intenta tomar el pelo al espectador. Incluso sorprende la pericia con la que está rodado el plano-secuencia donde la chica se sumerge en la piscina para no ser descubierta. Aunque, pese a todo, no deja de ser un producto muy olvidable al poco tiempo del visionado.
Resulta curioso que en el cartel promocional aparezca Ashley Greene a cara descubierta y con el pelo suelto, cuando en la película apenas se le ve el rostro entre capuchas y gorros. La publicidad manda.

Enésima producción de terror adolescente que no aporta nada nuevo al género, predecible para los seguidores de este tipo de cintas y de desarrollo convencional, aunque para nada aburrido.

“Kristy” recoge los tópicos de los “slasher” universitarios en la figura de una chica (Ashley Green) que se queda sola en la Universidad el día de Acción de Gracias y se verá acosada por un extraño grupo de individuos liderados por una misteriosa chica que se empeñan en asesinarla, en principio, porque sí. Dispuestas las fichas ya conocemos la partida: persecuciones, sustos y sangre en un escenario laberíntico, el de los pasillos de la facultad en plena noche.

Oliver Blackburn no se arriesga y ofrece lo que se espera, pero también adolece de algo de ingenio o aliciente para hacer la trama más interesante de lo que es, lo cual no significa que no sea entretenida. En este sentido, la película tiene altibajos de ritmo que la hacen emocionante durante un tramo, y deja de serlo durante otro tramo, para volver otra vez a serlo en el tramo siguiente. Buena parte de culpa la tiene esa costumbre de algunos directores, por desgracia extendida, de insinuar más que mostrar debido a falta de presupuesto (o de talento) y desarrollar la cinta en la más completa oscuridad, dejando al espectador sumido en las tinieblas tanto en la sala de cine como en sus expectativas de ver “algo” sólido y material. Al menos, Blackburn no abusa de cámaras rápidas como hacen otros, pero su película sigue siendo demasiado oscura fotográficamente hablando.

El desenlace sobre el porqué la pobre chica ha sufrido tanto se deja hasta los minutos finales, para mantener el misterio el máximo tiempo posible. Una vez aclarado, queda el preguntarse sobre la coherencia de todo lo que hemos visto, que la tiene aunque no lo parezca, pero siempre dentro de los cánones de este subgénero que tantos sustos a dado a jóvenes imberbes y a otros no tan jóvenes y, sin embargo, imberbes.

Pasable.