Ingrid Bergman: Retrato de familia

Decepcionado saldrá el espectador que busque en este notable documental una plasmación de la carrera de Ingrid Bergman, puesto que la cinta se ciñe en todo momento a su vida privada, que ella iba recogiendo tanto en notas como con su inseparable cámara, que documentaba sus hijos, sus amores, sus idas y venidas a lo largo y ancho del mundo, ya fuera para reunirse con sus hijos, para aparecer en un teatro o para rodar una película. En este sentido, se trata de una obra íntima, necesariamente hagiográfica (¿quién osaría hablar mal de la mítica estrella?), y centrada en lo que había detrás de la celebridad. Ni siquiera Rossellini sale mal parado, a pesar de que había material para dejarlo de vuelta y media. Tal vez peque de excesivamente largo y reiterativo, pero no deja de arrojar una nueva luz sobre la que fue una de las grandes divas de la Edad de Oro de Hollywood.

Excepcional documental sobre la vida privada de una de los grandes mitos de Hollywood de su época dorada, Ingrid Bergman.

Con una voz en off que lee sus cartas privadas de lo que pensaba y sentía en todas las etapas de su vida, con un trabajo documental excepcional lleno de imágenes de su archivo privado, con una hemeroteca impresionante y para disfrutar, y con unos testimonios en primera persona de sus hijos, te puedes hacer perfectamente una idea de cómo era Ingrid en la vida real y como vivía.

Y era un auténtico modelo de mujer independiente, fuerte, decidida, valiente que vivió una vida plena y auténtica, sin oír a nadie en sus decisiones admirables y potentes para su época y para la nuestra incluso.

Insiste mucho el documental en sus 5 etapas de su vida bien marcadas y diferenciadas. Tan marcadas, como que en cada una vivió con una pareja, en un país diferente, y rompiendo con lo anterior, con todo lo que suponía empezar de cero, mudanzas, adaptación, e incluso idioma.

Lo único que tuvo en común sus etapas que era lo que le hacía realmente feliz, el cine, sus hijos y sus orígenes, lleno de recuerdos de sus padres que llevó de casa en casa, de país en país, de etapa en etapa.

El documental esta musicalizado por Michael Nyman, con una música melancólica, que refuerza mucho las imágenes, las palabras, las emociones.

No obstante, al contrario de lo que parecía, fue una mujer muy alegre, divertida y siempre sonriendo. Las imágenes no mienten, y los testimonios de sus hijos lo corroboran, cuando todos coinciden que lo que más echan de menos es haber pasado más tiempo con ella, a pesar que todos ellos fueron abandonados (físicamente) por ella, de un modo u otro.

Nacida en Suecia, a los 20 y poco dejo su país su marido y su hija recién nacida y marcho a Estados Unidos porque fue fichada nada más y nada menos que por David O. Selznick que la introdujo en fiestas y la meca del cine del Hollywood dorado. En esa época rodó Casablanca.

Su marido e hija, llegaron unos meses después de ella.

Tras unos 10 años en Hollywood, se insinuó al director italiano Roberto Rosellini en un carta y sin conocerle, abandonó su marido e hija en Estados Unidos, para sin saber nada de italiano, plantarse en Roma, casarse con Roberto Rosellini y vivir su etapa italiana donde sumó 3 hijos más. Es la etapa de Strombolli, y los estudios Cineccitá.

Abandonar a su marido, hija, y la meca del cine en Hollywood, literalmente, ocasionó tal escándalo en la época, que el documental tiene como media hora solo hablando de este tema con testimonios, hemeroteca de la época donde la ponían poco menos que un demonio que debía arder en la hoguera.

La vetaron en Estados Unidos por esta actitud unos 10 años. Años después, que se divorció de Roberto Rosellini volvió a Estados Unidos y en una entrevista en pleno aeropuerto contestó “no me arrepiento lo que hice, me arrepiento de lo que no hice”. Lo dice sonriendo, convencida, ni un rencor, ni un remordimiento. Un poco de “si me quieren perdonar en Estados Unidos, que me perdonen, sino paso de todos·”.

En esta etapa de Estados Unidos, ya veterana, se enamoró del veterano director Victor Fleming como muestra algunas cartas, aunque su siguiente marido fue un productor teatral sueco que tenía una isla privada, con el que se fue a vivir, dejando a sus hijos en Italia, a los que veía poco más que una vez al mes.

En ese periodo ganó su 2º Oscar por Anastasia, que no pudo ni ir a recoger por la imagen y presión que tenía en Estados Unidos por su decisión. En esta época también hizo mucho teatro en París y Londres, y trabajó con su idolatrado director sueco Ingmar Bergman

Una vida de película, cambiando de vida, de parejas, casi de hijos y de registro cinematográfico, y viviendo cada década en Suecia, Estados Unidos, Italia, luego Paris y por último en Londres.

Una mujer que generó opiniones de todos los gustos por sus decisiones y pasó de todas, para vivir su vida con autenticidad y como ella creía y quería.

Una mujer querida, amada y deseada por sus maridos e idolatrada por sus hijos.

Ingrid Bergman. Un documental espectacular.

Si bien la ingente cantidad de archivo que hay a disposición del director de este documental era una variable a su favor, no así tanto encontrar el punto emotivo, ya que estamos ante la vida de una actriz tímida y reservada, unido a que desde bien joven se había granjeado a la audiencia y crítica, constituyen un impedimento en los comienzos del documento para generar un atractivo mayor. Al gozar desde el principio del reconocimiento mencionado constituye una dificultad para plantear una historia atractiva de ascenso y éxito.

Sin embargo lo que parecía iba a ser una gran desventaja es reconvertido en una gran baza, siendo aprovechada por el director para ofrecernos una visión verdaderamente emotiva de la vida de la gran actriz sueca. Y es que precisamente se hace incisión en la vida personal, ahí donde la protagonista tuvo sus mayores controversias. Es en éstos parámetros donde la película se sabe mover a la perfección ofreciéndonos un mensaje sencillo pero vitalista sobre una gran estrella internacional, pero sobre todo una madre dedicada a sus hijos.

Podemos aquí observar lo que constituye una vida apasionante, con sus idas y venidas, pero con el amor por su profesión por bandera. Un ave inapresable que hizo lo que más le gustaba, y que disfrutó de su tiempo al máximo.