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Mesas separadas

Drama. Romance En un hotel al viejo estilo conviven desde hace tiempo varios huéspedes fijos. Un militar retirado, con una gloriosa hoja de servicios, que teme que un suceso poco honroso llegue a comprometerle, una madre estricta y decadente que vive con su hija, un matrimonio fracasado, un profesor de cultura griega... Viejas historias y nuevos problemas que se hacen carne viva entre los barrocos muros del hotel. (FILMAFFINITY)
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2008
59 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarto film del realizador norteamericano Delbert Mann (“Marty”, 1955). El guión, de Terence Rattigan, John Gay (“Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, Minnelli, 1961) y John Michael Hayes (no acreditado), adapta dos obras de teatro de un solo acto cada una (“Mesa en la ventana” y “Mesa número 7”), del dramaturgo Terence Rattigan. Se rueda en el Hotel Miramar, de Bournemouth (Dorset, Inglaterra), con decorados de Edward Carrere. Nominado a 7 Oscar, gana 2 (actor principal y actriz de reparto). Producido por Harold Hecht (“Marty”) para Hetch-Hill-Lancaster Productions/UA, se estrena el 18-XII-1958 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en el Hotel Beauregard, de la localidad costera de Bornemouth, del Sur de Inglaterra. El establecimiento anuncia que ofrece ambiente familiar, cocina casera y comedor con mesas separadas. Los hechos suceden en el otoño de 1958. Son huéspedes fijos el comandante Agnus Pollock (Niven), militar jubilado con una gloriosa hoja de servicios; la Sra. Railton-Bell (Cooper), de carácter estricto, intransigente y dominante; la joven Sybill Railton-Bell (Kerr), tímida, sumisa y dominada por la madre, que sufre ciscunstanciales ataques de histeria; John Malcom (Lancaster), escritor norteamericano, que ahoga en alcohol los recuerdos de un antiguo amor frustrado; Charles (Taylor), estudiante de medicina; Jean (Dalton), pareja de Charles; un profesor de cultura griega; y otros. La dirección del hotel corre a cargo de la eficiente y atenta Pat Cooper (Hiller). Acaba de llegar como huésped temporal Ann Shankland (Hayworth), antigua modelo y antigua esposa de John Malcom.

El film suma drama y romance. Explora cuatro historias de amor diferentes: una se basa en afinidades derivadas de represiones similares; otra trata de dar una segunda oportunidad a un amor del pasado; la tercera busca consuelo que alivie profundas frustraciones personales y la última es un amor joven, de pareja de hecho, con connotaciones obsesivas. Los personajes son seres solitarios, desilusionados y marginados, que ocultan fracasos, frustraciones y desesperación. Necesitan afecto, comprensión, apoyo y amor.

La comunicación entre los huéspedes resulta difícil, porque topa con prejuicios, conveniencias sociales, inseguridades e incertidumbres. Actitudes intolerantes, intransigentes, inflexibles y autoritarias entran en colisión con propuestas que preconizan comprensión, confianza y afecto. Algunos personajes han de aprender no sólo a aceptar a los demás, sino también a aceptarse a ellos mismos. La pequeña sociedad variopinta que forman los huéspedes deviene un microcosmos que refleja y explica el mundo complejo de las relaciones interpersonales y de la convivencia en una sociedad avanza.

(Sigue en el spolier sin revelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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3 de noviembre de 2007
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo una estructura teatral, un estelar plantel de actores se debaten en una serie de convencionalismos ranciamente Británicos si exceptuamos, los papeles de Burt y Rita.
Que los amordazan, personas con soledades que les corroen y que a la vez mitigan sus frustraciones con mentiras o hipocresías Victorianas, Niven, Kerr, Lancaster y Hayworth ofrecen destacadas actuaciones, por otra parte recordar la escena de Lancaster y Kerr en la playa en De aquí a la eternidad y verla a ella tan pavisosa en esta, es cuando menos chocante, en fin, destacable film que deja buena poso.
HENDERSON
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20 de octubre de 2007
34 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debido al reciente fallecimiento de Deborah Kerr he revisitado en mis obsoleto VHS "Mesas sepadas". En pocas ocasiones una adaptación al cine de un éxito teatral te hace olvidar su origen. Este es el caso. Aunque la puesta en escena es deliberadamente teatral, para no negar sus orígenes, lo que se ve es tan bueno que da igual de donde proceda el guión. No cabe duda de que la interpretación de todas y cada una de sus estrellas (yo le daría un oscar a tod@s, y especialmente a Deborah Kerr, a la que se le negó en 6 ocasiones nada menos).
Y si las grandes estrellas brillan, no sólo es porque lo son, sino también porque hay una magnífica dirección de actores detrás. Después de verla uno siente que "nos vamos quedando sin "estrellas" porque las que surgen son "estrellitas", cada vez más fugaces, y lo que es peor, sin buen cine por falta de BUENOS GUIONES porque sobre todo faltan buenos guionistas (o no se les valora - veáse su huelga en Hollywood - por algo será). Tanta lata de los críticos con los directores, pero al final si no hay un buen guión raramente sale una gran película.
SCOTTCANARY
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8 de agosto de 2006
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fórmula solía ser efectiva:

Una buena obra de teatro llevada el cine es una buena película.
Y con un reparto de estrellas haciéndolo tan bien...


Convergen en el viejo hotel tres historias de amor (Niven-Kerr, Lancaster-Hayworth-Hiller y Taylor-Cooper) muy diferentes, pero bien caracterizadas y desarrolladas de una manera muy atractiva.

Lo mejor desde luego, la temática existencialista. La lucha interior de David Niven y Deborah Kerr para alcanzar "la aceptación de su personalidad" y entender su lugar en el mundo.

El marco: la rígida, moralista y decadente sociedad "victoriana" de la Gran Bretaña post-bélica. Un conjunto acertadísimo.
diego_dgc
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5 de abril de 2008
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento es bueno, en un hotel de un pueblo se reúnen las almas perdidas, los corazones solitarios, la gente imperfecta.
Aunque la visita de una mujer atractiva, madura (Rita Hayworth), será la razón para que uno de los huéspedes vuelva a encontrar su amor. A esto se une el extraño personaje muy bien encarnado por David Niven, por esta interpretación ganó su único oscar.

Delbert Mann con su sutileza consigue crear un ambiente idóneo, a ritmo pausado, con un hábil guión.
La fotografía de Charles Lang y la música por David Raksin están correctas y adaptadas a la ambientación.
El elenco de actores es de lo mejor también, Burt Lancaster adaptado a todo. Rita Hayworth madura pero sin perder su atractivo. Deborah Kerr en otro gran papel de mujer temerosa de la vida. Wendy Hiller, que ganó aquí también un oscar, hace uno de esos papeles de mujer dura y solitaria. También podemos ver a un joven Rod Taylor.

Me parece una película recomendable, de la que podemos coger fuerza en nuestros días más amargos.
Dusty Rivers
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