Shiki Oriori: Sabores de la juventud

Tres historias, tres directores, iluminan diferentes perspectivas y momentos del paso a la adultez y los descubrimientos que entraña. Decisiones de la infancia y adolescencia que tejen la red de situaciones en las que nos vemos atrapados cuando maduramos.

Primera historia:

La primera de las historias trata acerca de todas las pequeñas cosas que componen nuestro mundo cuando somos niños, sutiles y pequeñas nos pasan desapercibidas hasta que ya no están. Solo reflexionando se pone de manifiesto su importancia, se levanta el velo y nos percatamos de su naturaleza, que da continuidad a nuestro universo. Sabores, olores, una tienda, tu primer amor de paso mientras haces algo en el lugar de siempre...lo minúsculo se pone en movimiento de tal forma que algo más allá de todas estas partes surge. La nostalgia que brota a borbotones al darnos cuenta de esto una vez ya no está (quién pudiese saber de los buenos tiempos mientras están sucediendo o aprender a saborear las cosas mientras suceden!) precede la cálida sensación de reconocer que el mero hecho de haber existido, vivido y reconocer estas realidades, a veces, sin más remedio, es suficiente.

Segunda historia:

El miedo al fracaso es el corazón de esta historia. Esta parte resonará con todos aquellos que sienten que se esfuerzan y abarcan mucho, sin conseguir agarrar la sensación de satisfacción de hacer todo lo necesario. Haber llegado a la cima y temer perderla, lo que sucede sin remedio siempre, sin ver otro camino más allá de la derrota. Tenerlo todo o no tener nada es la visión del que está atrapado por una claridad excesiva, del que no ve grises ni convivencia entre los éxitos y los fallos como la estructura misma de la vida. La protagonista con ayuda del resto de personajes, recupera el coraje para seguir su camino, el que sea, al tiempo que su claridad se desvanece en favor de una determinación por vivir con y por los que de verdad son importantes para ella.

Tercera historia:

El núcleo de esta tercera historia es la asincronía, como las partes de la maquinaria de nuestro mundo a veces, por detalles, cambian el tempo que las mantiene en sintonía. Cuando esto sucede, en ocasiones por las circunstancias que cambian mientras crecemos, otras veces por lo que no decimos o nos aterra, otras porque simplemente los caminos se separan, una distancia silenciosa empieza a crecer entre nosotros y lo que queremos. Es irónico que se pueda querer la misma cosa que el ser amado, y buscándola, acabemos en lados opuestos por el ángulo que elegimos para abordar un problema. Esto sucede a los protagonistas cuando la comunicación se rompe. Si se deja pasar el tiempo, ya no hay vuelta atrás, pues caminos que se separan tanto solo pueden volver a ser reunidos por una, inocente o no, casualidad.


Tres historias nos enseñan algunas de las lecciones que solo se aprenden realmente al vivirlas, pero que sin falta nos cambian en un sentido o en otro para siempre.

Esta obra hecha para netflix nos presenta tres historias que abarcan temas y sentimientos completamente diferentes y con mensajes, trata tocar muchos palos pero al no terminar de profundizar en algo verdaderamente emotivo se queda en narrar tres historias de una forma algo superficial aunque con buen ritmo.
El ritmo es adecuado, la banda sonora es maravillosa y la animación está muy cuidada. Pero cada historia tenía el potencial para ser una pequeña película y dejarnos un impacto emocional de verdad, cada historia va dirigida a personas diferentes pero tal vez dedicando un mayor espacio a una trama para cada tipo de persona, el impacto será mayor. Prefiero tres productos con 1000 espectadores que tengan una relación especial con el producto a tener en un único producto a 5000 espectadores que se identifican solo con un tercio de la historia.
Cada obra se queda en una forma de abrir el corazón de forma aleatoria y expresar sentimientos como si fuera una terapia psicológica.
Flavors of Youth es un producto que se salva por tener una forma realmente elegante y usar todas las características típicas del anime al favor del desarrollo de un conjunto de historias íntimas pero que al no tener relación entre ellas se restan impacto unas a otras, siendo desperdiciado el potencial emocional de todas ellas al no prestarles la atención necesaria en su desarrollo. Pretende ser una maratón de sentimientos, pero unos sentimientos y otros se restan relevancia los unos a los otros y los otros a los unos.

Una aceptable obra de los creadores de Your name, una obra de agradable visionado pero que podría haber dado para más.

Tres historias difetentes ambientadas en la china de hoy.
Cualquiera de ellas tiene interés aunque sin duda me quedo con la primera.
Los recuerdos de infancia de nuestro protagonista centrados en el cuenco de fideos de arroz que comía con su amada abuela. Un historia preciosa que me dejó melancólico y triste a partes iguales.
La segunda historia trata de las prioridades de la vida, de lo difícil que nos resulta reconocer y aceptar cuando por edad ya no podemos ser los mejores en lo nuestro, y seguramente una forma de superarlo es como hace nuestra chica, centrarse en la persona que mas quiere, su hermana pequeña.
La tercera historia trata sobre ese amor de la infancia de la que dudas que sienta lo mismo por ti. Ese amor al que años despues aun recuerdas y seguramente aun ames, por todo lo que significó. Pero, y si años despues descubrieras que te amaba igual que tu a ella?
Del apartado técnico, Flavors of Youth posee una animación muy cuidada, aunque si tengo la sensación de pérdida de naturalidad con respecto a las obras de la factoria Ghibli.
Es un film corto, de un hora y cuarto, con lo que se ve muy fácilmente.
Le doy un 7 a esta bonita película.

Shiki Oriori es una película de anime que nos cuenta 3 historias que se desarrollan en China, todas en distintas ciudades, pero lo cierto es que podrían ocurrir en cualquier lado del planeta. Son relatos simples y cotidianos que exploran la adultez, dejándonos al final un potente mensaje.

La primera historia es la más simple de todas: un joven melancólico que recuerda cómo sus emociones más preciadas estuvieron unidas al placer de comer un plato de fideos. Dirigido por Yi Xiaoxing, creo que es la historia más floja de todas, sin embargo, lo que nos relata es una realidad, siendo a veces esos detalles más simples los que más nos tocan en el alma.

La segunda historia resulta más compleja, llevando como protagonista a una mujer que trabaja como modelo. Esta vez se nos muestra como es el mundo de la moda, explorando el declive de una mujer que estuvo en la cúspide de la fama, pero que al día siguiente nadie la recuerda. Los lazos familiares, los límites y el esfuerzo son temas que se ponen a prueba. Dirigido por Yoshitaka Takeuch, me parece un buen relato, a veces algo previsible, pero vale la pena.

La tercera y última historia es como la guinda del pastel, una historia de amor y amistad que no te puedes perder. Como protagonista tenemos a un estudiante de arquitectura que cometió uno de los peores errores de su vida debido a su orgullo, y lo repasa mediante una cinta de casete que tenía olvidada. Dirigido por Li Haoling, esta historia hace vista al pasado, convirtiéndose en una especie de homenaje a la película 5 cm por segundo, de Makoto Shinkai.

No considero que sea un film indispensable, pero Netflix ha logrado hacer una muy bonita película animada. Me he identificado en varias ocasiones, especialmente con la tercera historia que es la más compleja de todas. Nostalgia, ternura, rabia y arrepentimiento, son solo algunos de los sentimientos que te hará sentir esta obra.

Tres historias independientes aparentemente, pero con mucha relación entre sí, todas tratan temas como la aceptación del paso del tiempo, el adaptarse a las circunstancias tal y como vienen y el ser consciente de la importancia de valorar lo que se tiene en el presente, porque si hay una lección que probablemente el espectador va a aprender cuando vea esta película, es que todo es temporal en esta vida, y que las pérdidas, la mayoría de las veces son irreparables. Por lo que es inevitable echar de menos los recuerdos del pasado, o desear un presente y un futuro mejor. Lo importante es, saborear cada instante, cada momento y cada recuerdo antes de que se apague, lentamente en nuestra memoria.