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David Copperfield

Drama Inglaterra, siglo XIX. Cuando el padre del joven David muere, su madre se vuelve a casar. Su padrastro es un hombre cruel que, después de enviudar, manda a David a Londres para que viva de su trabajo. Adaptación de la famosa novela de Charles Dickens. Obtuvo tres nominaciones a los Oscar, incluyendo la de mejor película. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
28 de abril de 2007
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film de George Cukor, basado en la novela (1850) de Charles Dickens. Se rueda, en B/N, en exteriores de Canterbury y Malibú y en los MGM Studios. Fue nominada a 3 Oscar (mejor película). Producido por David O. Selznick para la MGM, se presenta en "première" el 8-I-1935 (EEUU).

La acción tiene lugar en Bloonderstone, Salem House, Londres, Dover, Yermouth y otras localidades, entre 1810/19 y 1835/44. Dickens trabaja 2 años (1848/50) en la novela, narrada en primera persona (como la película), con abundantes referencias autobiográficas. David Copperfield nace en Blooderstone 6 meses después de la muerte del padre, en un año indeterminado de la segunda década del XIX. Los avatares de la vida le enfrentan pronto (a los 8/9 años) a problemas y dificultades que le obligan a tomar decisiones arriesgadas y trascendentes.

La película desarrolla un drama que se sitúa antes de la época victoriana (1870/1914). Es el tiempo en el que se sientan las bases de una larga fase de prosperidad, mejora de las condiciones de vida, aumento de los salarios, pleno empleo, avances sociales, popularización y reglamentación de los deportes (cricket en 1847), extensión de la enseñanza, emergencia de una clase media amplia, florecimiento de la cultura, el arte y la literatura, progresiva definición de una moral colectiva basada en la austeridad, el trabajo, la respectabilidad y la familia. Se imponen nuevas figuras como el divorcio (1847). La mujer conserva posiciones de dependencia, pero a ella corresponde el gobierno de la casa. La película, de la mano de una excelente adaptación de la novela, muestra el pálpito de la sociedad de la época. La tía Betsey se ha separado del marido, que ha enviado a la India. Jane Murdstone asume el gobierno de la casa en lugar del hermano. Agnes Wickfield tiene la fuerza necesaria para sostener la familia cuando el padre cae en el alcoholismo. Al perder el referente de su familia, David se incorpora a la de la tía Betsey. La hipocresía de unos y la irresponsabilidad de otros son sancionadas severamente. Se elogia el sentido del deber familiar de quien acoge a los sobrinos huérfanos y a la cuñada viuda. David decide ser escritor, una profesión con mayores oportunidades que en el pasado. Se censuran los castigos físicos, en especial los destinados al sometimiento de personas. Se hace exhibición de modas americanas como la de fumar tabaco en pipa de caña larga. El humor se hace presente a través de personajes pintorescos como tía Betsey, el loco muy lúcido Sr. Nick, el bueno de Wilkins Micawber, acosado siempre por las deudas, etc.

La música, de Herbert Stothart, es abundante y descriptiva: tormenta, fatiga de David, naufragio, etc. Hace uso de solos de voz y violines dentro de un conjunto orquestal de viento y cuerdas. La fotografía luce encuadres fijos, movimientos limitados de cámara, cuidadas composiciones de grupos, colores contrastados y negros intensos. Las interpretaciones son gratas y convincentes.
Miquel
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26 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Copperfield es el vástago literario predilecto de Dickens, la criatura más estimada de cuantas nacieron de su pluma. Los azarosos acontecimientos del joven huérfano que tantas similitudes guarda con su autor componen una obra cumbre de la literatura universal.
La Inglaterra brutalmente industrial del siglo diecinueve quedó pintada para la posteridad con sus precariedades e injusticias. Dickens condenó la explotación y el maltrato infantil, la dureza de corazón y la hipocresía que imperaban en un marco de grandes desigualdades.
El pequeño David, hijo póstumo de un padre fallecido muy pronto, nace en un hogar feliz, adorado por su dulce madre y por la maternal sirvienta, Pegotty. La bonanza dura apenas unos años, hasta que la madre contrae segundas nupcias y el que era un meloso prometido se revela como un malvado marido y padrastro. Ahí se inauguran las desgracias del chico, que bajo el grillete de la tiranía es testigo de la consunción de su cariñosa mamá, totalmente anulada, y del estado de vejación constante al que es sometido. El niño antes protegido es arrojado al lodo y pasará a un estado de ruda supervivencia en la que se irá cruzando tanto con personajes mezquinos como con otros bondadosos, simpáticos y excéntricos que le irán echando una mano, entre ellos el optimista señor Micawber y su tía Betsy Trotwood, mujer de fuerte carácter y blando corazón.
El aprendizaje de Copperfield hasta su edad adulta es el de un muchacho bueno y educado azotado por rachas de muy mala suerte y graves pérdidas compensadas por períodos benignos, mientras el joven va superando sus experiencias, asumiendo sus errores y fortaleciendo su personalidad noble y generosa, respaldado por sus parientes y amigos leales, como los Pegotty, Wickfield y Trotwood.
La dureza de las condiciones para un niño que pierde precozmente a sus más incondicionales protectores nunca se plasmará con mejor pulso que el que Dickens le instiló. Y George Cukor fue su digno traductor al medio audiovisual.
Vivoleyendo
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28 de mayo de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inolvidable adaptación de la novela de Charles Dickens, uno de mis novelistas favoritos y seguramente el más cinematográfico de los escritores, de hecho, Griffith confesó que había inventado el primer plano y muchos otros elementos del lenguaje cinematográfico tras leer las obras completas del escritor británico, lo creo. La verdad es que pocas veces se ha conseguido plasmar en la pantalla la atmósfera y el espíritu de Dickens de una manera tan exacta, en 133 minutos Cukor logró captar todos los matices del libro, recreando a la perfección los interesantes ambientes de la Inglaterra victoriana y consiguiendo al mismo tiempo realizar un detallado retrato de los personajes.

A destacar el inusual pero excelente reparto, entre el que se encontraba el debutante Freddie Bartholomew (en el papel del joven David), al que los productores descubrieron por casualidad cuando estaban en Londres buscando lugares para las tomas. El David adulto está interpretado por Frank Lawton. Entre los secundarios encontramos al bondadoso señor Peggotty, interpretado por Lionel Barrymore, a la infantil y algo bobalicona Maureen O'Sullivan, a una jovencísima Elsa Lanchester, o al malvado padrastro de David, Basil Rathbone, pero el personaje que más llama la atención por su particular forma de ser, de ver la vida y de vestir es el amigable Wilkins Micawber, (W.C.Fields) que siempre piensa que el día le traerá algo extraordinario. Por lo visto, Fields era un admirador incondicional de Dickens y peleó para hacerse con el papel de señor Micawber, tuvo que superar su insalvable rechazo por los niños (por no decir repugnancia) y aceptó trabajar al lado del bueno de Freddie Bartholomew, eso sí, fue incapaz de fingir acento británico, así que su personaje habla con un acentazo americano que tira de espaldas en el Londres victoriano de la Revolución Industrial.

En fin, el caso es que David Copperfield es una maravilla, una de esas películas bien hechas por las que la Metro era conocida (y envidiada), en la que no se escatimaba en lujos, estrellas, decorados, ambientación y el más mínimo detalle, no en vano la dirección artística es del gran Cedric Gibbons, señor del que uno venera hasta la cáscara de plátano que pisaba, y de Cukor, tres cuartas de lo mismo. ¡Un gustazo de película!
Juan Marey
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25 de julio de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que cosechó mucho éxito en su época y tuvo muchas ganancias, narra la vida de David desde que nace hasta que es adulto.

Es muy entrañable, sobre todo la primera parte cuando es un niño, y pasa por todo lo que el pobre tiene que pasar. Luego la vida de adulto hay amores, que es lo que más atrae al público con un final de "justicia" muy digno.

El sacrificio que hace la mujer de David es demasiado elogiable para la inmadurez que ha demostrado siempre, quizás faltaba ver algo de progresión para hacerlo más creíble.

La música, ya es un elemento muy importante en el cine, entre 1934 y 1935 ya se oye mucha música de ambiente para dar énfasis a ciertas escenas, sobre todo ya en 1935, como en esta película.

Edna May Oliver me encanta, me recordaba a la bruja de "El Mago De Oz" pero he visto que no, pero me suena un montón esta actriz en personajes similares como en esta película y he visto que no tiene muchas películas para ser recordada como yo la recuerdo. Pero igualmente, me encanta su personaje. Muchísimo.

Otros de los grandes actores, Lionel Barrymore, tiene un papel bastante pequeño para su talla.

Raro que sólo estuviera nominada a 3 Oscars y no ganara ninguno.
edugrn
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9 de febrero de 2011
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Merece la pena revisar esta producción Metro del año 1935 en blanco y negro a pesar del tiempo transcurrido. En ella podemos observar unos valores artísticos importantes con un reparto excepcional.
Hoy día, no podemos pedir demasiado a ese tipo de films, pues hay que tener en cuenta el año de su produción, observándose en esta película defectos típicos de un cine poco desarrollado todavía técnicamente, y una psicología de acuerdo con una época ya trasnochada, que es lo que más desmerece a este film.
Hay secuencias donde se puede observar la influencia del cine mudo reciente en aquellos años, pues las gesticulaciones de los actores, un tanto exageradas, eran propias de esa clase de cine por no tener sonido.
No obstante, creo que es un film histórico que merece ser conservado en una buena filmoteca.
La versión española, (doblaje) del año 1973 es excelente, y la copia del film para el DVD comecializado no está a la altura deseada, pues tiene bastante grano y merecía una restauración más a fondo.


José Antonio ZG
Jose Antonio ZG
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