El Club (Serie de TV)

Al parecer las serie han pasado a ocupar el rol tan prominente que antes ocupaba el cine pues cada vez tienen mejor calidad, presupuesto y elenco por no mencionar que las hay de cualquier nacionalidad y el público las prefiere y las consume insaciablemente.
En Mexico supongo que son conscientes de esto y han querido montarse en el tren con distintos títulos "La casa de las flores" por ejemplo... pero según mi humilde e inexperto criterio estos productos realizados van dirigidos al público nacional: o sea que aquel que no sea mexicano no le será fácil verlos o disfrutarlos.
En el caso de "El club" parece ser una serie de adultos jóvenes de estos tiempos muy dinámica... pero poco a poco va perdiendo capas de pintura hasta quedarse convertido en puro melodrama.
Los intentos de hacerla encajar se notan pues se usan recursos muy típicos de grandes series como los flash forward al más puro estilo de Breaking Bad, cerrar el capítulo con un número musical que envuelve varias escenas como en Anatomía de Grey... por no hablar de temas progresistas que se tocan como la normalización del aborto y las relaciones homosexuales con escenas de sexo incluidas.
Pero los fallos se notan enseguida(mejor sigo en la zona spoilers)

La serie es tan mala, tan absurda, tan ridícula, está tan llena de clichés, malas actuaciones, personajes bobos, idiotas...en fin, es tan pero tan mala que resulta entretenida, aunque lo que si es un hecho es que aparte de mala es muy larga y aunque estén amenazando con una segunda temporada, créanme, con esta primera de 25 capítulos tendrán suficiente como para no querer volver a asomarse a ver ni un solo minuto más de este club de idiotas.

Serie de argumento plano, interpretación deficiente y personajes fallidos.
Intento de reflejar la flor y nata de la sociedad mexicana, son ambición pero sin esfuerzo de conseguir los objetivos.
Parece que no existen las normas para las personas que viven en la burbuja formada por la alta sociedad.
Si los personajes estuvieran bien construidos igual podría convertirse en una serie pasable.

Cerrar 2019 e invertirle tiempo a 25 episodios de "El Club" para toparte con un producto con demasiadas torpezas, te coloca en la disyuntiva de continuar o pasar del título y darte a la tarea de encontrar en el catálogo de Netflix otro de mejor argumento y desarrollo, que no renquee demasiado.

Pablo (Speitzer), Sofía (West) y Matías (Caballero) son una tercia de yuppies que buscan la independencia familiar. Para ello buscan hacerlo como emprendedores a través de la implementación de una app destinada al comercio de citas para solteros —al estilo de Tynder. Sin mucho impetú por este nuevo negocio, Pablo y Matías (inicialmente) serán acarreados hacia el fracaso de forma instantánea y los acercará de manera incidental a Jonás (Arenas), un DJ que también se dedica a la venta y distribución de drogas al menudeo. Al ver el frenesí desatado por el consumo de éstas en un evento, Pablo y Matías se replantearán el giro de su aplicación y aprovecharán la pantalla que les brinda "Meet" para llevar a cabo sus nuevos fines, ser ellos los proveedores de droga dentro de su círculo social.

Sin pensar demasiado, involucran a más gente en el organigrama estructural de la empresa; recurren al personal del servicio doméstico (Ramírez) para hacer de las entregas algo rápido y discreto. Sin embargo, todo se complicará cuando en la escena aparezca el Monkey (Ríos), un narcotraficante, que les dificultará por completo su objetivo y deslinde del negocio, al sentir invadido su territorio y encontrar en ellos ese camuflaje perfecto ideal para la distribución en un mercado más solvente.

En el transcurrir de cada episodio vemos una historia juvenil plagada de errores de lógica y cuestionamientos hacia quien escribe y dirige. Involuntariamente el proyecto evidencia a su mente "maestra", quien se ha metido en camisa de once varas al llevar a cabo una trama de larga duración, donde sus deslices son tan notorios que le pasan la factura con una nota de regular —por no llamar mediocre— al proyecto.

Argos Comunicación hoy se queda en el camino y deja ver claramente el nepotismo evidente al interior de la casa productora al delegarle a una novata la tarea de entregar un trabajo que proyecte la calidad necesaria y que siempre les ha caracterizado, para una plataforma internacional donde los títulos disponibles cuentan con estándares muy superiores a los aquí pretendidos.