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Goodbye, America

Goodbye, America
2007 España
Documental, Intervenciones de: Al Lewis, Scott Sliger, Karen Lewis
7,1
429
Documental Se llama Al Lewis; tiene más de 90 años. Está sentado, y frente a sus ojos, hay un espejo. A su lado, el maquillador convierte el rostro de Al en el abuelo de la Familia Monster. Mientras el maquillaje avanza, la fantástica memoria de Al ilumina el cristal con escenas que marcaron su vida... y la de muchos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2008
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cuanto supe de la existencia de este documental, experimenté la imparabale necesidad de visionarlo, y lo mío me ha costado, esa es la verdad, al tener una pobre distribución. Parece ser que en principio, Al Lewis iba a ser parte de un documental más amplio y con más protagonistas, pero la arrolladora y particular personalidad del abuelo Munster, impresionó al equipo y cambió por completo el rumbo que debía tomar en un principio la cinta.

El film te emociona de principio a fin y se convierte sin lugar a dudas en uno de los documentales de referencia del 2007, detrás del que se encuentra uno de los productores españoles más importantes de la reciente historia del cine español. Recomiendo encarecidamente a los usuarios de Filmaffinity que se dejen llevar por la sabiduría de este hombre que en el ocaso de su vida y presintiendo su final cerca, hace balance de su lucha activista por la paz.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Loco por lo clásico
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2 de noviembre de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Goodbye, America” sigue su recorrido en nuestra mente recién acaba, por la magia y el encanto de sus componentes, por la plenitud de los conceptos de la vida y la muerte que vemos en el film.
Le agradecemos a los realizadores de la película la rigurosa presentación de un mito de la comedia negra sesentera, Al Lewis (el abuelo de “Los Monster”). Resulta gozoso descubrir a un ser humano, otrora desconocido, ya que sólo conocíamos al actor más a la leyenda televisiva asociada. Al actor lo contemplamos desde la profundidad limitada, aunque con densidad perceptible.
Al Lewis, el hombre nonagenario, resulta fascinante desde el primer pelo de la cabeza hasta el último de los pies, por su inacabable experiencia vital. Sólo él abarca desde las guerras mundiales hasta el petardazo en el “World Trade Center”, pasando por la gran depresión, la segregación racial, la caza de brujas, la guerra de Vietnam, etc. Su visión del mundo a través de sus prácticas es el hilo conductor del documental, que alterna documentos de archivo de varias décadas con una entrevista y, finalmente, imágenes muy dolorosas del actor apagándose en el lecho de muerte, sin la vitalidad y el positivismo que le caracterizaron a lo largo de su trayectoria.
Lo único negativo que puedo encontrar en esta ópera prima de Sergio Oksman es su escasa duración, ya que acaban sabiendo a poco los setenta minutitos, pero supongo que esta decisión estuvo supeditada a una estrategia de marketing para vender mejor el producto. Calculo que por cada diez minutos de más le hubiese dado un punto extra. (Ya sabéis amigos directores, una hora y tres cuartos puede separar el notable de la perfección, sólo hace falta confianza en la obra que se rueda.)
Por otra parte, “Adiós, América” se revela como una crítica a la administración americana vehiculada a través del también analista Al Lewis, que nos martillea con su voz chillona y su vehemencia ante todo lo que odia, que es mucho, arrancando la pasión de nuestro pecho y volviéndonos, más si cabe, activistas de sus causas.
Este hombre nos deleita con sollozos de respeto por cada una de las diatribas que suelta sin inmutarse, sólo puedo decir que con dos cojones, Al. Si dices que Kissinger es el mayor asesino de la historia, siento empatía hacia ti, pero cuando se lo dices a la cara, me convierto en tu siervo, cuando su secretario te mira amenazante después, me convierto en tu esclavo, cuando le preguntas al secretario si busca a su padre (ya que te mira), me convierto en tu puta, cuando le aseguras no ser su padre pero le señalas, que si lo fueras, lo primero que harías serías matar a su madre, yo, amigo Al, me tiro del primer acantilado que vea para unirme contigo allí arriba, encima de las nubes, en el avión donde te encontraste a Kissinger, a su secretario y una de las anécdotas más cojonudas que he escuchado jamás.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
I m feeling good
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25 de marzo de 2007
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas películas que desde que leí la primera crítica, o más bien la información al respecto que la acompañaba, tuve necesidad de verla, de no dejarla pasar tan fácilmente, de hacer todo lo que estuviera en mi mano, (más allá de la media) para no tener que recurrir a su encuentro en posteriores circunstancias y medios. Intuí que partiendo de los elementos que se me decía la configuraban, me iba a resultar, tanto emotiva, interesante como entretenida. Y efectivamente así fue, desde el primer momento, pues enseguida te encuentras con un personaje que te habla con una claridad expositiva y una lucidez en sus razonamientos con la que va repasando momentos cruciales de su vida, en muchos casos, coincidiendo con acontecimientos que marcaron el siglo XX. Era una sesión de tarde, estaba solo en una sala de mediano aforo, pero, por momentos parecía que todo a mi alrededor se llenara al rezumar pletórico de plenitud mi interior. Hay imágenes que siempre te emocionan (las famosas imágenes de la niña vietnamita huyendo horrorizada con la piel quemada), pero también sentí abalanzarse una intensa emoción cuando, por ejemplo, según cuenta el protagonista, en una manifestación uno de sus hijos llevando de la mano a su nieto fue interpelado por una mujer que le dice que está muy bien que se lleve a las hijos a este tipo de manifestaciones, y entonces el padre orgulloso le responde que esta es la tercera generación pues a el mismo de pequeño lo llevó su padre, el propio Lewis, creo recordar a una en contra de la guerra de Vietnam. Entonces pensé transido de emoción que si hubiéramos puesto en práctica más comúnmente este tipo de acciones, otro gallo nos cantaría y seguro mucho más alto. Una de esas películas tratada de forma tan nimia en tantos aspectos y por tantas razones que, en contraposición acaba revelando en su interior más de un efecto maravilloso e ilusionante, aunque sea por momentos.
GAINSBOURG
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8 de febrero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta reflexiva y acertada frase pronunciada por el mordaz Arturo Pérez Reverte, bien podría aplicarse al no menos mordaz y carismatico Al Lewis, conocido internacionalmente por su papel del abuelo en la exitosa serie de televisión "Los monsters", y protagonista de este curioso documental.
Con una energía y lucidez impropia de sus años, pasando los noventa, Lewis desgrana uno a uno todos los episodios que han marcado su existencia. Desde su infancia y su relación con su madre, la persona que más le influenció, hasta la gran depresión de 1929, la caza de brujas de McCarthy, su rechazo absoluto hacia la política estadounidense, y su compromiso activista contra la guerra. Todo desde una mirada unas veces irónica, otras nostalgica y otras esperanzadora. Toda una lección de sapiencia y valentía.
Ojalá todos pudieramos llegar a esa edad con esa lucidez. Y que todos los recuerdos de nuestro paso por la vida fueran hermosos.
Paco
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3 de junio de 2019
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"Más sabe el diablo por viejo que por diablo". Al Lewis (1910-2007) famoso por encarnar al abuelo de la Familia Monster. Una serie que a pesar de durar solo dos temporadas quedó para siempre anclada en nuestra memoria. Memoria que a los 92 años Lewis conserva inalterable. Memoria de un siglo XX donde su país, USA, se convirtió en la primera potencia mundial. Una gran responsabilidad y un gran poder del que sus diferentes administraciones políticas a lo largo del siglo pasado han abusado para moldear el mundo según sus intereses. Nada nuevo bajo el sol. Lewis lo recuerda desde su posición de activista impenitente por los derechos humanos, desde la nostalgia de su propia vida mientras es maquillado como el personaje divertido y cascarrabias que le inmortalizó. Un vampiro que ha vivido lo suficiente para poder hablar con conocimiento de causa de esos otros vampiros que nos chupan la sangre cada día y quieren convertirnos en muertos vivientes.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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