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Hunter

Thriller Will Graham (William Petersen) regresa a la policía persuadido por un compañero. Encargado de la difícil tarea de dar caza a un escurridizo asesino que ataca sólo los días de luna llena, Graham decide emplear métodos poco convencionales. De este modo, recurre al doctor Hannibal Lecter (Brian Cox), otro asesino en serie, para entrar en la mente del asesino, pero esto le llevará a estar expuesto a la inteligencia de un genio poniendo en ... [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
4 de agosto de 2009
92 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, yo también creo que "El dilema" es muy buena, y el tiroteo de "Heat" es de los mejores de la historia, y claro que me gusta la banda sonora de "El último mohicano", pero yo conocí a Michael Mann con "Hunter", y a Lecter.

¿Qué tiene de especial esta película para ganarse ser mi favorita del director? Tres cosas:

1.- La música ochentera. Siempre que la escucho en una película me hace no sentirme tan viejo.

2.- La fotografía. Una constante del mejor Mann. Dennis Farina y William Petersen hablando desde una terraza en plano-secuencia mientras anochece en un cielo rojo sobre el mar. El amigo Mann cuando quiere, te evoca.

3.- Will Graham hablando con su hijo en el supermercado. (Es un poco SPOILER, pero no destripo nada de la trama). Mi escena favorita de la película. Petersen camina por los pasillos de un supermercado empujando un carrito con su hijo. Este sabe que su padre ha estado "enfermo", ingresado, pero no le han dado más detalles (ni al espectador tampoco):

-¿Ya no estás enfermo?

-No.

-¿Qué te pasaba?

-Pensaba cosas malas.

-¿De mamá y de mí?

-Sí, de vosotros también. Pero ya no volverá a pasar.

Esa aparente sencilla conversación esconde el "quid" de la cuestión de Will Graham y por qué es tan buen policía. Will tiene ataques psicóticos. Él, al igual que los criminales que detiene, es un psicópata, por eso puede ponerse en su piel y adelantarse a sus movimientos, sorprendiendo incluso a sus superiores. Porque él piensa igual que ellos, sólo que el puede contener esos impulsos. De momento. Pero cuando esos impulsos le llevan a querer matar a su mujer y su hijo decide ingresar en un centro para combatir esos brotes violentos.

El hijo mira a su padre a los ojos y le perdona. Will medio se pone a llorar y los dos continúan caminando por el supermercado empujando el carrito de la compra como dos personas normales.

Esta escena es más por lo que no dice, que por lo que dice. Todo esto es mi interpretación, por supuesto, porque no te lo dicen. Pero, en ese momento, toda la historia cogió un nuevo sentido para mí. Me importó mucho ese padre que, en realidad, esconde un asesino dentro, y no sabe si lo podrá controlar. Me impactó ese hijo que sabe que no está a salvo al lado de su padre, pero que le quiere igualmente y confía en él. Igual que su madre, que apoya a su marido y confía en él, aún sabiendo que puede recaer y hacerles daño.

Will utiliza su "poder" para atrapar a otros que piensan como él. Es un gran policía, el mejor cazador de hombres del departamento. Pero siempre tiene que luchar contra dos animales:

-Uno que está fuera y al que debe dar caza.

-El otro lo lleva dentro, y no puede dejarle escapar.
Tak
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19 de noviembre de 2005
42 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arranca bien, pero luego baja mucho.
El Lecter de Cox no es tan bueno como el de Hopkins, pero logra inquietarnos por su inteligencia criminal. El asesino interpretado por Tom Noonan es conocido como el "ratoncito Pérez" o como el "Dragón Rojo", y también inquieta al principio, sobre todo con la media en la cabeza.
Sin embargo, encuentro algunos fallos:
1) Se describe demasiado bien al asesino. De hecho, en una parte de la narración se le concede el protagonismo absoluto de una manera un poco tramposilla (me refiero a lo de la ciega). Sí, vale que estaba en el libro, pero esto es una peli y como tal hay que manejarla. No habría costado mucho alternar esa historia con la investigación paralela que lleva Will Graham. Ni siquiera habría que grabar nuevas escenas, bastaría con las que ya hay, pero montadas de manera diferente.
2) ¿Quién está realmente más loco, el "poli" o el asesino? Como no había mucha chicha, se "inventan" un trauma bastante forzado a raíz de la detención de Lecter. Sí, ya sé que está en el libro, pero en "El dragón rojo" se explica muchísimo mejor el porqué de todo el trauma de Will Graham. Aquí sólo se atisba algo a través de los diálogos, pero todo está muy disperso.
3) Y, por último, el principal defecto que le veo es la música demasiado ochentera. Las modas es lo que tienen, que se pasan.

En su favor: la innegable creatividad visual de Mann, sobre todo al fotografiar la noche.
jastarloa
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27 de julio de 2009
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído algunas de las opiniones vertidas comparando esta película con Red Dragon (Brett Ratner) y con The Silence of the Lambs(Jonathan Demme), comparación que me parece un ejercicio bastante soso, sobretodo si entendemos que el objetivo de Michael Mann fue hacer Manhunter y ya, en cambio el Red Dragon fue excesivamente efectista, demasiado colorinche a la hora de mostrar los personajes, demasiada preocupada en mostrar el diabólico intelecto de Lecter, la aguda mente de Graham, la pérfida conducta de un olvidable asesino en las manos de Ralph Fiennes, la candidez de la cieguita, es decir demasiada parafernalia puesta en el mostrador, en cambio de The Silence of the Lambs, tiene como contrapunto fuerte un Anthony Hopkins fuerte consolidado, que visto antes y después, no hay otro actor, después de s.o.t.l. que pueda encarnar con ese nivel de maestría la ferocidad seductora y extremadamente refinada de la naturaleza de Lecter, asesina con la ferocidad de un chacal y se queda pasmado con una sinfonía. Pero lo excelentísimo de Mann, es la muestra de las fuerzas en pugna entre Graham y Lecter, una contienda que muestra al protagonista haciendo un viaje al interior de los asesinos que persigue, (no como las películas que siguieron que fijaron a Lecter como centro de la historia), en sus conversaciones interinas con un Lecter notable, no sobresaliente, pero bueno, y sin perder el tono de toda la película, Mann definitivamente es un hombre que siempre ha sabido narrar sus historias, lo único que hay que hacer, es tener paciencia para escucharlas y de ahí al amor por su cine, hay solo un paso.
fenix4ever
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12 de octubre de 2005
35 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mann toma la primera novela de T. Harris donde aparece Hannibal Lecter, y toma de ella lo más interesante: la carga que debe soportar el detective Graham con su método para encontrar a los asesinos seriales: empatizar con ellos a tal punto que pueda conocer sus sueños y motivaciones, y en base a ellas, hallarlos. Es una película que ha dejado huellas: el Lecter de Cox le hereda muchos tics al de Hopkins, Graham prefigura a Frank Black de la serie Millennium (cuyo capítulo final es un homenaje explícito a "Hunter", con ciega incluida). En Mann, la acción se reduce a la conversación de frente entre dos hombres, al enfrentamiento de dos mentes, igualmente torcidas, con impulsos similares. Sólo que una de ellas se entrega a la oscuridad de manera voluntaria, mientras otra simplemente no tiene alternativa. Muy superior al Silencio de los corderos, y mucho mejor que Dragón Rojo, aunque ésta desarrolle de mejor manera la patología y la historia de Francis Dolorhyde. Pero a Mann le interesa Graham. Mann se concentra en la investigación, muy en el estilo de CSI (la serie de William Petersen), y su estética es pálida, de alto contraste, donde el manicomio donde está recluido Lecter es blanco y laberíntico, como su perversa mente, como los gemelos de "Mortalmente parecidos", no una cloaca obvia como en "El silencio de los corderos". Muy buena.
Poecraft
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7 de setiembre de 2018
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del aclamado estreno de “Ladrón” (1980), que llegó hasta el Festival de Cannes, y del estrepitoso fracaso de la película de terror “La Fortaleza” (1983), Michael Mann se avocó a la realización de una de sus películas más memorables y veneradas en la década de los 80. Es el caso de la estilizadísima “Cazador de Hombres”, basada en la novela “Dragón Rojo” del escritor Thomas Harris, publicada en 1981. Si bien “Ladrón” había impuesto el sello que caracterizaría el trabajo de Michael Mann, fue con “Cazador de Hombres” que el director lograría la consagración de su inconfundible estilo.

En “Cazador de Hombres” Michael Mann nos acerca por primera vez al psicópata serial Hannibal Lecter, encarnado aquí por el actor Brian Cox mucho antes de la icónica interpretación que le diera Anthony Hopkins en “El Silencio de los Inocentes” (1991). Mann toma la novela de Harris e introduce algunos pequeños cambios, como por ejemplo el apellido de Lecter a Lektor o el título original de “Dragón Rojo” a “Cazador de Hombres”. Sin embargo, detalles como éstos son en realidad poco importantes si prestamos atención a la verdadera naturaleza de “Cazador de Hombres” y su estilizada y compleja forma de internarse en la psiquis de sus tres personajes principales (el policía, el asesino del presente y el asesino del pasado), transformándose así en un acabado ensayo de profundo alcance visual, siempre dividido entre los tonos azules que acompañan las escenas del protagonista y los tonos verdes que acompañan las escenas de los antagonistas. “Cazador de Hombres” es una película de factura visual inigualable, gracias a la puesta en escena de Mann y el gran trabajo fotográfico del italiano Dante Spinotti, y donde la composición visual y el acucioso uso del color están diseñados para evocar los estados emocionales y mentales de los personajes, lo que hace de cada plano una verdadera obra de arte. Asimismo, la banda sonora domina el desarrollo de la película tanto con canciones de diversos artistas como con la música electrónica de Michel Rubini.

Si bien “Cazador de Hombres” no tuvo el éxito de público esperado y mantuvo a la crítica dividida entre adeptos y detractores al momento de su estreno, con los años ha ido adquiriendo un indiscutido status de culto que la convierten en una obra fundamental del cine neo noir, además de ser la película predecesora de la fiebre forense que invadiría la televisión de los 90. Hoy en día “Cazador de Hombres” es una cinta que se revisa constantemente en estudios y antologías, y se le considera unos de los referentes estéticos más importantes del cine de los 80.

Texto: Daniel Valcarce
Daniel Valcarce
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