Night Train

Pequeño thriller, con aire clásico, que tiene lugar en un sólo escenario, con pocos actores y donde la acción transcurre en una sola noche de trayecto de un viejo tren al que le queda un año para jubilarse. Poco equipaje para esta amena travesía sobre los raíles.

Se trata de la típica película donde un misterio sorprenderá a los viajeros que se encuentran a bordo del tren, de este modo, cada personaje intentará ser el más inteligente y el que consiga llevarse el gato al agua. La ración de mentiras y trampas queda servida para el espectador.

De la historia prefiero no contar nada, ya que es muy simple, pero sí puedo decir que consigue mantener la atención por lo que sucede en los vagones del tren. Aunque no es un film adrenalítico, sus 80 minutos son bastante llevaderos.

Lo mejor: el trío de protaonistas se desenvuelve bastante bien en sus roles.
Lo peor: se abusa de planos del tren en movimiento para dar más dinámica a la acción.

Curioso thriller moral, rodado con total austeridad de medios y con ambientación casi teatral. Su planteamiento puede recordar a las viejas adaptaciones de novelas de Agatha Christie, con una caracterización pormenorizada de los personajes, un desarrollo milimétrico de las situaciones y una aceptable utilización del tempo cinematográfico para conseguir suspense. El peso de la trama, una fabula moral sobre la codicia, recae sobre los actores, destacando un efectivo Danny Glover y una Leelee Sobieski aterradora en su papel.
Tomando el film como una película sin ambiciones, podemos llevarnos la grata sorpresa de reencontrarnos de un cine del que ya no se hace, inquietante y cautivador.

En un tren, (interiores en estudio y exteriores generados por ordenador), que viaja a través de las llanuras heladas durante unas indeterminadas fechas navideñas, (a tenor de la ambientación y el vestuario podría tratarse de la década de los 60), convergen una misteriosa estudiante de medicina, (Leelee Sobieski), enfrascada en la lectura de un libro, un locuaz y dipsómano comercial, (Steve Zahn), y un extraño y silencioso tipo equipado con un maletín, que parece huir de algo y que se ha subido a última hora. Tras tomar unas pastillas que llevaba consigo, aderezadas con un trago de la petaca que le ha pasado el comercial, el tipo sufre un colapso y muere. Avisado el revisor encargado del tren, (Danny Glover), este decide dar parte por radio de la situación, pero al encontrar el comercial entre los efectos del muerto una pequeña caja en cuyo interior resplandecen, lo que parecen ser unos valiosísimos diamantes, se ponen de acuerdo para quedárselos y tirar al muerto a un rio que hay debajo de un puente, al cual llegaran en 29 minutos, para borrar toda pista de él y así repartirse impunemente el botín. Todo esto en los primeros 20 minutos, a partir de aquí se desarrolla una entretenidísima, divertida, y marciana comedia macabra plagada de un negrísimo humor, con descuartizamientos, muertes varias y malos rollos entre los implicados poseídos por la codicia, policías, mafiosos, japoneses, guardianes de arcanas maldiciones, travestidos y espectaculares escenas de exteriores, (generadas de forma intencionada y haciendo gala de ello, por ordenador), que hacen de esta película algo que de verdad merece la pena un visionado. Curiosa e inclasificable comedia macabra, que a ratos asemeja a una de aquellas películas de asesinatos en tren escritas por Agatha Christie, (eso sí, pasadísima de rosca), uno de cuyos mayores alicientes, es ver a Leelee Sobieski, (que ya ha dejado de ser una guapa adolescente, para convertirse en todo un mujeron de bandera, como habrán podido comprobar los afortunados que la hayan visto pasear en uniforme de dominatrix en la impactante Walk All Over Me 2007), metamorfeandose de insípida estudiante a fría, sensual y despiadada femme fatale.

Al ver la película “Tren nocturno”, desde el primer momento te engancha en la intriga —algo de agradecer— y cuando termina la proyección, sientes una sensación de desconcierto. Como el del personaje Miles (Danny Glover) que conoce a una extraña y hermosa pasajera llamada Chloe (Leelee Sobieski) que al final le resulta una amarga experiencia (como diría Arthur Rimbaud en “Una temporada en el infierno”: “Una noche, senté a la belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié”)

Pero de eso trata el filme. La metáfora de la vida —el tren— y nosotros elucubrando planes, para al final saber que de ese tren —la vida— no vamos salir vivos. Y al margen de esta lectura en apariencia sencilla, bien podríamos decir que el filme de Brian King tiene un buen guión aunque bien podría ser un palimpsesto de “otros trenes” con algún sazón a lo Agatha Christie.
Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)

Producto televisivo de bajo presupuesto, basado en una historia de pocos personajes, débilmente dibujados, en un espacio cerrado (en este caso un tren nocturno durante la navidad), que se enfrentan a una misteriosa caja que contiene riqueza en su interior. Obviamente, la codicia hará que la cosa se vaya de las manos pronto.
Estructurada como un cuento policíaco con tintes fantásticos, su guión tiene el mérito de mantener el interés con una historia entretenida, a pesar de tener algunos giros que por inapropiados lastran el metraje, resultando alargado pese a una duración convencional. Salvando esto y una factura técnica no del todo cuidada (se nota el carácter telefílmico en demasía y los efectos especiales de saldo), resulta un pasatiempo bien entretenido, con la presencia de varias caras conocidas venidas a menos en el cine actual (por ejemplo, la siempre sugerente y desaprovechada Leelee Sobieski).