El luchador Manco 2 (El luchador manco contra la guillotina voladora)

Francamente, no entiendo la mayoría de críticas que se hacen a las películas de artes marciales. En una de estas obras, lo importante no es que tengan un guión a lo Casablanca o una compleja psicología de personajes o una crítica social despiadada o que muestren el lado más oscuro del ser humano. Lo que cuenta son, por ejemplo, las coreografías, la escenografía, la épica o el diseño de personajes. Las ofensivas de algunos hacia este género están al mismo nivel que analizar una comedia romántica en función de sus efectos especiales, lo cual, efectivamente, no tendría ningún sentido porque seguramente ni los tiene. Antes de ponerse a escribir, deberían concienciarse de lo que es y significa un “género”. Repito la palabra: “género”. Otra vez: “género”.

Y es que nada más empezar el filme sabes que te vas a visionar algo grande. Luego entran los créditos con esa música ultra-molona que te hacen querer más y más y más. Ya que nombro la música, repito... ¡Cómo mola! De verdad, es una maravilla.

¿Segundas partes nunca fueron buenas? ¡Ni de coña! “El luchador manco” es una de mis películas favoritas de chinos repartiendo a diestro y siniestro. Cuando me acerqué a esta segunda parte... reconozco que iba con algo de miedo. Pero... ¡Es incluso mejor!

Y luego están los combates. A cada cual más friki y espectacular... Y con unos efectos especiales que para la época son una pasada porque, recordemos, otra cosa que a muchos se les olvida, es que esta joyita de 1975.

Y qué decir del combate final en la pajarería. Uno de los más épicos y currados que recuerdo.

Si bien a muchos este filme les parecerá “psicotrónico” o “cutre”, a otros les parece todo un canto a la imaginación, a la fantasía y al cine de acción más guayón. De hecho, autores como Akira Toriyama en Dragon Ball, Tarantino en Kill Bill o John Woo en algunos de sus filmes han reconocido su influencia. Incluso ha dejado huella en videojuegos como Mortal Kombat o Street Fighter II.

No apta para los fanáticos de los bodrios pre-menstruales o las típicas pelis-cánon que arrasan en los Oscar.

Secuela del luchador Manco, dirige otra vez Yu Wang. La película puede denominarse "Trash" o de las del tipo "So bad they re good movies" porque pese a tener unas muy dignas coreografias aparecen multitud de escenas que caen en el rÍdiculo inintencionado.
Tarantino la cita como una de sus películas favoritas, utiliza "Tracks" de su música en Kill Bill. Ahora bien llama poderosamente la atención la banda sonora que toma al parecer sin permiso "clips" de bandas de "Kraut-rock" como Neu ( particularmente Super 16), Tangerine Dream y Kraftwerk. Esto le concede una atmósfera totalmente única. Los "tracks" han sido utilizados como bases en canciones de Wu.Tang. También es cierto que debido a los problemas con los derechos de autor en la banda sonora varía según en que región de DVD nos encontremos como por ejemplo la de Australia
El personaje del maestro de yoga según se dice influenció a Dashlim personaje del video-juego de Capcom "Street Fighter II"

Cuatro años tardó en salir esta segunda parte, pero la espera valió la pena, pues aunque parezca mentira esta continuación de la pequeña saga `El luchador Manco´ es aún mejor, ya que por suerte esta segunda película es del mismo director que el de la primera, lo cual es de agradecer, y más cuando este consiguió que esta segunda parte fuese mejor que la primera. Ahora el argumento es distinto, ya que se trata de un torneo de artes marciales, donde después aparecerá un viejo con una guiilotina voladora que quiere acabar con él.

Así que lo dicho, que esta segunda parte es toda una pasada, como ya lo fuera la anterior pero todavía más, pues esta tiene mejores escenas de combate que la otra, por lo que no deberías perdértela si te gustó la primera, teniendo en cuenta lo buena que es en general, ya que a mí me ha encantado por todas sus cualidades que no son pocas por cierto, ni mucho menos.

Absolutamente genial e imprescindible para todos los amantes del cine de artes marciales, tanto si les gusta el cine oriental como si no.

Cuando comienza la película, al cabo de tres minutos, uno ya se ha desencajado la mandíbula un par de veces al ver a ese archienemigo ciego con su genial arma secreta, que lleva un turbante con una esbástica (intentando ser sutil, procurando que no se vea en su totalidad, lo que provoca más risas) para que quede bien claro que es el malo del filme.

Y no me malinterpreten, hay momentos que de tan deleznables o cutres pueden resultar tremendamente divertidos, pero el caso es que la historia, dentro del absurdo en que se mueve en todo momento, es bastante entretenida, y algunos combates son interesantes y hasta conseguidos.

El campeonato de lucha que se celebra es simplemente acojonante, pues dentro de su cutrez llega a resultar muy ameno, gracias sobre todo a la gran cantidad de personajes variopintos que van apareciendo, a cada cual más bizarro, acompañado de cierto humor absurdo.

Pero entonces se produce uno de esos giros de guión tan a gusto de la época, y nada de lo que hemos visto anteriormente viene a cuenta de nada ni se continua. Es tan solo una excusa para mostrarnos combates disparatados y a algunos personajes que llaman la atención, pero que en muchos casos no volverán a aparecer nunca más.

Finalmente parece por fin que el combate a muerte entre los dos personajes protagonistas va a tener lugar, pero antes nuestro héroe manco debe eliminar a algunos secundarios que pasaban por allí.

Para echarse unas risas, y para ver ciertos elementos interesantes (el combate contra el asiático del sur es de lo mejor de la peli) es imprescindible. La saga promete.

Resulta que un viejo de cejas imposibles se entera de que el luchador manco mató en la otra peli a dos discípulos suyos y se pilla tal cabreo que se pone a decapitar estatuas con un aparato rudimentario pero eficaz que lleva en la mano (una especie de híbrido entre cuchilla y jaula del canario sujeta a la muñeca por una cadena), y cuando acaba con las estatuas se pone a decapitar a unos pollos que tenía por allí, y luego, no contento con esto, le pega fuego a su choza, él sabrá por qué...

...esta pirueta argumental disparatada que Wang Yu se sacó de la manga para aprovechar el éxito de "El luchador manco" abre la segunda parte, tan exagerada, disparatada y divertida como la primera, y mejor hecha y más vistosa en lo tocante a las coreografías de las peleas.

No tiene, lógicamente, grandes diálogos, ni un guión muy pulido, ni una fotografía preciosista. Pero tiene maquillajes cutres, indios con brazos de tres metros, tailandeses que bailan musiquillas cargantes, un tío manco que camina por las paredes, vandalismo contra aves de corral, humor involuntario, un luchador de kung fu llamado "Pelo grasiento" que utiliza su mugrienta coleta como arma, y toneladas de sopapos y mamporros de todos los tipos y colores.

Y eso es todo lo que necesita.