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La vía láctea

Comedia En una pelea callejera Sullivan (Harold Lloyd), un humilde lechero, derriba de un puñetazo a un boxeador profesional. Ante el posible escándalo el manager del púgil contrata a Sullivan para pelear. Es una oportunidad para alcanzar la fama y hacer fortuna. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
22 de junio de 2007
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
El género cómico es, sin ningún género de dudas, el más difícil en lo que a cine se refiere. Hacer reír es francamente complicado y si además transcurren sus buenos 70 años desde que la película se estrenó pues, no me negaran que hasta sonreír ya es un mérito.

La vía láctea de Leo Mc Carey y Harold Lloyd (para no confundir con la de nuestro Buñuel) es una comedia que tenía elementos mue interesantes para conseguir el favor del público en los años 30 como así fue, pero su tipo de humor es de esos que se va difuminando con el tiempo lo cual también ha sucedido. Muchos gags que pudieron ser originales hoy son repetitivos e historias que tenían su gancho y su atractivo hoy se amontonan por docenas en las estanterías de los video clubs.
No obstante, siempre intento tener las miras más amplias y que mi campo de visión abarque más allá. Hacerlo así me ha permitido descubrir a Harold Lloyd, uno de esos cómicos pioneros al que siempre imaginamos colgado de un reloj y al que relegaron a segundos planos genios como Chaplin o Keaton. Y me ha gustado encontrarme con un buen profesional del humor, como también han sido de mi interés algunas secuencias del film (no demasiadas, debo reconocerlo), entre las que destacaría el regreso de Lloyd de su gira pugilística en olor de multitudes.
La película, con dos tiempos bien definidos en lo que a la calidad del humor se refiere (la parte final gana a los puntos al resto) fue incluso objeto de un remake años después con otro de los cómicos por excelencia: The kid from Brooklin, con Danny Kaye y Virginia Mayo, pero sin mayores éxitos.
Una idea: En aquellas sesiones dobles de nuestra juventud sería una película ideal como complemento. Vamos, algo así como la telonera de Casablanca ó de Extraños en un tren. ¿Qué les parece?
FATHER CAPRIO
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27 de mayo de 2020
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lloyd propuso a Leo McCarey como condición para salir en la peli. Lloyd quiso una elevada suma más el 50% de los beneficios que diera la peli. En 1945 Samuel Goldwyn compró los derechos de El asombro de Brookyn y en el contrato decía que debería desaparecer del mapa La vía láctea. Lloyd más listo que el hambre guardaba el master original de esta obra maestra y la salvó de la desaparición. Chaplin y Lloyd eran dueños de sus películas y Keaton no. Otra diferencia más entre los dos mejores cómicos del planeta y el resto.
Multador
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5 de agosto de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Vía Láctea no se refiere aquí a esa galaxia espiral que contiene nuestro sol y los millones de estrellas que envuelven nuestro hogar… aunque al estar nosotros aquí, en tal sentido podría relacionarse. Tampoco alude al camino que conduce a Santiago de Compostela, al cual el director Luis Buñuel le dedicaría una de sus más cáusticas e interesantes películas… pero, en todo caso, alude a un camino.

Esta es la historia de un repartidor de leche y su vía láctea es aquella que recorre cada día con su yegua Agnes, para entregar las botellas con el blanco líquido de Lácteos Sunflower. Nuestro hombre se llama Burleigh Sullivan y tiene una linda hermana llamada Mae a la que mal-pretende un boxeador de peso mediano conocido como “Speed” McFarland. Defendiendo un día a su hermana de las pesadezas del campéon y de su colega, “Speed” termina con un ojo morado y en el piso, y la prensa da como noticia de primera plana que “un humilde lechero noqueó en la calle al campeón de boxeo”.

Pero el arte de Burleigh no se relaciona con la fuerza sino con la Esquiva (a fuerza de defenderse cuando era chico aprendió a esquivar los golpes y todo aquello que le lanzaban). Demostrada su eficacia, el manager del campeón se interesa por su destreza, y el amigo Sullivan parece condenado a meterse a los cuadriláteros.

Todo bien hasta aquí. La historia engancha. Tiene situaciones divertidas. Harold Lloyd parece sentirse cómodo en el cine sonoro. Quienes lo secundan: Menjou, Stander, Mack y demás actores de reparto, encajan en lo suyo. El ambiente, con toda su simpleza, funciona como historia de un hombre del pueblo… pero, la esencia del personaje, aquel Arte de la Esquiva que parecía tan prometedor, se queda en los pañales y la historia se difumina perdiendo su rumbo y desencantándose por completo.

Sólo los directores Newmeyer, Taylor, Wilde y Bruckman supieron captar la fuerza, la poesía y el virtuosismo del gran Harold Lloyd, un hombre que, definitivamente, pertenece sólo a una época: los años 20. Lo que siguió luego (con alguna excepción), se doblegó ante el sonido, y poniendo en primer plano las palabras, dejó en segundo término los gags, la poesía de la imagen pura y la virtud extraída del movimiento. Y así, el cine cómico perdió su magia, porque abandonó aquel sustrato que lo hizo grande.

La vía láctea, con sus mágicas estrellas, no consigue verse en un filme como éste. Nos deja en tierra, con la cabeza baja, caminando con una de aquellas antiguas botellas de leche con rumbo hacia la casa. Quizás un vaso de la blanca bebida con unas cuantas galletas, nos calme el hambre de diversión que nos ha dejado.
Luis Guillermo Cardona
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28 de mayo de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra de esas que uno ve de pequeño y quedan sepultadas en el subconsciente, hasta que, ya de mayor, se redescubren.

En mi caso, la vi en televisión allá por los años 70, la época de la tele en blanco y negro. Al volver a verla se siente añoranza de aquellos años. Recordaba los gags del hipo o del combate final de boxeo. Algun otro, como el del caballo en el taxi, no lo recordaba y me ha parecido magistral.

En resumen, una buena pelicula que no hay que perderse, aunque sin llegar al nivel de la gran obra de Harold Lloyd "El Hombre Mosca".
cherburgo
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29 de agosto de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta fue la película de más éxito de Harold Lloyd en la época del cine sonoro. Y sí, tuvo éxito, no tanto como sus películas mudas, pero bueno...

Harold ya no tenía control en las películas, es más, esta película iba a ser protagonizada por Jack Oakie pero al final lo cambiaron, y está basada en una obra, así que, supongo que poca libertad tenía Harold en su papel. Y viendo las películas posteriores, creo que nunca más levantó la cabeza en el mundo del cine...

Esta película, pues bueno, tiene cierto encanto de Harold, pero no muy fresco. Va y viene y tiene momentos, pero ya no es lo que era y aunque sólo tenía 43 años, ya se le veía que poco futuro. Las cosas en el cine habían cambiado mucho...
edugrn
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