La acusación (Miniserie de TV)

Entretenida e intrigante producción alemana compuesta por 7 episodios que apenas rebasan la media hora. Un abogado deprimido, aficionado al alcohol y adicto al juego, recibe un encargo de Azra, una misteriosa y peligrosa mujer a la que defendió en una ocasión: se trata de un caso de abuso infantil acontecido en una pequeña ciudad y en el que ya hay veintiséis acusados.

Al parecer los hechos están basados en un juicio real, aunque han cambiado la época en que se desarrolla. El interés lo sostienen los dos personajes principales; él es un tipo huraño, parco en palabras, el mejor en su oficio. Se dedica a la abogacía porque no soportaría tener que juzgar a nadie, lo que le apasiona es observar, entender y hacer entender aquello que no resulta evidente, mostrar el punto de vista de sus defendidos. Ella es un enigma que trabaja a las órdenes de mafiosos, mantiene oculta la razón por la que le atrae el caso.

La serie reflexiona acerca del peligro de los escándalos, de la indignación colectiva, cuando una masa rabiosa pretende imponer su moral, sin atender a consideraciones legales; nos habla de las distintos pliegues de la verdad, a menudo insondable, la importancia de no fiarse de las apariencias, las consecuencias imprevisibles de nuestros actos, la imposibilidad de saber nada con certeza.

En su debut como guionista el reputado abogado y escritor alemán Ferdinand von Schirach (1964) se ha sacado de la chistera dos personajes "bombón", magníficamente interpretados por Narges Rashidi y Peter Kurth (santo de mi devoción) que te dejan con ganas de más. El director austriaco Daniel Prochaska (1983) se pone con acierto a su servicio con concisión y agilidad. Solo 7 episodios de 30 m. son suficientes para acertar con el esbozo de los personajes protagonistas que se guardan para sí más de lo que enseñan avivando su interés y desarrollar el conflicto.

Un abogado brillante afincado en su propio purgatorio y una misteriosa mujer de armas tomar, literalmente, forman una dupla que se complementa a ambos lados de la ley y el orden. Los diálogos son austeros, secos, acerados, punzantes, preñados de ironía y humor caustico sin evitar la reflexión sobre temas de calado profundo al hilo de la trama que se inspira, no reproduce con fidelidad,  los juicios de los años 90 en Alemania, en la localidad de Worns en los que 25 personas fueron acusadas de pornografía infantil.  Schirach los traslada a nuestros días en los que las redes sociales amplifican a grados impensables los clamores populares primarios de todas las épocas
 Lo dicho: ganas de más.

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Si. Magnifica serie sobre un caso real ocurrido en la ciudad alemana de Worms a finales de los 90, donde más de 20 personas fueron acusadas de abusos y orgias con niños, basado todo en un juicio que realmente ocurrió porque se fundamentó en los prejuicios y sectarismo de pesimos y muy influenciados profesionales.

Es siempre un lujo ver a este actorazo, uno de mis preferidos, Peter Kurth, que tiene la particularidad de llenar la pantalla siempre, de un modo total, y que todavía no me ha decepcionado nunca ( fantástico en Paraiso, fantástico en Criminal, fantástico en Babilon Berlín), que aquí borda el papel de un prestigioso abogado defensor renegado, escéptico y en sus horas más bajas, con una coprotagonista a la altura, Narges Rashidi( buenísima actriz ) formando una pareja brillantísima y con una enorme compenetración.

Muy, muy dificil alternar un caso tan perturbador y un hombre de estas características con sonrisas, muchas, gracias a un guion fabuloso, cáustico, seco, inteligente, pero a la vez con un humor negro alucinante, firma de Ferdinand Von Schirach, gran jurista y escritor que se estrena con un guion espectacular.

Miniserie , en suma, de enorme calidad, enérgica, muy fluida, de factura impecable y magistralmente presentada, ambientada e interpretada, donde se hace una crítica y advertencia al poder y por tanto al daño que pueden hacer las redes sociales, que sacan lo peor de la turba bajo el anonimato. Dice Pérez Reverte que un hombre tarda años en formarse, pero le bastan cinco minutos en las redes para convertirse en un fanático.

Drama judicial en siete episodios de media hora que, con ganas, se ven del tirón. Nos hablan de un hecho real, el cual se ha dramatizado para ajustarlo a los tiempos, y que llevó a la cárcel a veintipico personas solo para satisfacer el ánimo de revancha popular.

Es una producción alemana que tiene los típicos tics europeos; avanza alejada del cliché que siempre acompaña a los productos usamericanos y que tanto nos han acostumbrado a personajes desquiciados, malencarados y falsamente carismáticos. Tampoco estamos ante una acción de ritmo dinámico, lo que se nota en algunos episodios, que avanzan un poco a rastras. Además, le cuesta más de un capítulo entrar en harina, empleando el primero de ellos, y parte del segundo, solo en presentarnos al protagonista. Y sin tener conexión con la trama central.

A lo anterior le sumamos que hay ramificaciones en el argumento que se quedan algo cojas, lo que seguramente es consecuencia de haber condensado tanto la historia. El "menos es más" se queda como algo cuestionable en esta ocasión. No obstante, cuando la serie coge carrerilla (metafóricamente, ya que nunca va deprisa) tiene momentos brillantes, siempre vinculados a diálogos que nos recuerdan conceptos, relacionados con la justicia y la moral, que deberían ser obviedades en las sociedades modernas, pero que el enconado recurso a la víscera nos hace olvidar con demasiada frecuencia. Con un poco de paciencia, se le saca jugo.