Detrás de la puerta

Como dice el título es la película ideal cuando no te entra el sueño, aparte de unas interpretaciones malísimas y que no da ni un susto, las muertes la ves llegar diez minutos antes de que sucedan (es un decir, pero no se aleja mucho de la realidad) así que le he puesto un dos por las tetas de la rubia, si no el uno como puntuación se quedaba alto.

Tercera parte de esta trilogía, en donde las tramas lo único que tienen en común es el hecho de que ocurren cosas sobrenaturales.

En esta ocasión tenemos a un grupo de estudiantes que van de viaje de estudios a Yugoslavia, donde van a presenciar un ritual serbio que sólo tiene lugar cada varios siglos. El hecho es que una de las estudiantes está destinada para ser el sacrifico del ritual, que viene a ser satánico.

Se une eso, a la idea del tren poseído... y hay dos buenas ideas en la película, dos ideas que dan para dos tramas de dos películas distintas, pero que no consiguen combinar bien en una sola.

La película tiene, por alguna razón, bastante malas críticas. Y no entiendo el por qué. Que sí, que una maravilla tampoco es que sea, pero para mi gusto es una peli correcta, y eso ya es bastante.

Cuenta con muy buenas escenas gore que me han encantado, que seguro que le han pasado desapercibidas a más de un amante del género, y los efectos especiales del imparable tren poseído están muy curradas, para una película de esta época y presupuesto.

Y el final me ha encantado.

Ni el amante del cine más trash, ni aquel que sea digno de enarbolar la antorcha del orgullo friki puede defender éste bodrio.

El argumento es atrayente pero el resultado es una abominación insoportable. Lo único a destacar es la presencia de una vieja que hace de bruja: da muy mal rollo de lo fea que es: debería haber Oscarés para aquellos directores que son capaces de dar con semejantes especímenes.

Estudiantes engañados por supuesto profesor cuya única obsesión es percutirse a la insulsa de turno para no sé qué pacto con el diablo...

Película mala de manual.