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Querelle

Drama Querelle es un marinero que ejerce un enorme poder de fascinación y de seducción sobre las personas que conoce; posee un atractivo y una personalidad irresistibles. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
7 de setiembre de 2009
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rainer Wener Fassbinder fue uno de los cineastas alemanes más reconocidos de la década de los 70. perdió prematuramente a causa de una mezcla letal de cocaína y barbitúricos, cuando la crítica especializada lo había situado entre los mejores de su generación, junto a Wim Wenders y Werner Herzog. Su cine, iconoclasta,desafiante y terriblemente independiente, le apartó de los circuitos comerciales hasta que logró el reconocimiento gracias a "Todos nos llamamos Alí", extraordinario alegato contra el racismo en una Alemania que aún arrastraba la mala conciencia del genocidio. La Trilogía sobre la postguerra que padeció su país, compuesta por "El matrimonio de María Braun" (1978), "La ansiedad de Veronika Vöss" (1982) y "Lola" (1981) lo encumbró definitivamente.. "La ley del más fuerte", una de sus mejores películas, y su "Berlin Alexanderplatz", serie televisiva que adaptaba el original de Alfred Döblin, aumentaron su presencia en los medios de comunicación especializados. Su obra póstuma fue "Querelle", una de sus películas más ambiciosas y polémicas.
"Querelle" es una fiel adaptación de la novela de Jean Genet, escritor maldito por excelencia. Autor de vida turbulenta, reo, prostituto ocasional, ladrón impenitente, Genet , apóstol del erotismo homosexual, de la marginalidad más arrabalera y lujuriosa, de las pasiones que explotaban en ráfagas de violencia hosca y brutal había escrito ya "Nuestra señora de las flores", "El milagro de la rosa" (ésta, en la cárvel), antes de abordar las trágicas aventuras de los hermanos Querelle.
Fassbinder realizó una adaptación polémica de este clásico de la literatura gay. Su opción estética disgustó a muchos por considerarla una traición al realismo sucio, casi pornográfico, que define el estilo de Genet. La teatralidad de la película, su acentuado cromatismo, alejan al Querelle fílmico del original. La crítica suele olvidar que una adaptación, para que sea realmente interesante, debe pasar por el filtro del responsable que la hace suya. Un ejercicio de vampirismo inevitable que convierte en personal una obra, cuyo máximo riesgo reside en ser fotocopia anodina de un clásico respetado. El ejemplo de "Don Quijote" sirva para dejar
en evidencia precisamente el peligro de un respeto demasiado extremo a los grandes nombres de la literatura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
janto
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1 de agosto de 2006
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
me sorprendió tanto...una película del año 82, sin prejuicios y con tanta carga erótica (hay alguna escena erótica que roza la pornografía). Pero todo está llevado a un universo onírico, filosófico, bello, que borra la pretensión de polemizar con la homosexualidad. La escenografía y la música ayudan a ese onirismo, decorados que no pretenden parecer realistas, trampantojos, luces exageradas, atardeceres eternos, podría ser la adaptación de un cómic homosexual de los 70, al estilo "Sin City" pero no es el caso. En realidad es la de la novela "Querelle de Brest", de Jean Genet.
Y en cuanto a la música, coros que no se saben de dónde han salido y que no suenan a ningún estilo en particular, elevan a Georges Querelle a estandarte de los dioses.
Querelle, ese marinero acostumbrado a ser deseado (mira pero no toques), de pasado desconocido, que no encuentra lo que quiere porque no sabe qué quiere.
Sexualidad reprimida, que aflora en forma de violencia.
loveantinoo
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13 de enero de 2007
37 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fassbinder adapta la novela de Genet y el resultado es una locura chirriante, pedante y ridícula con estética de fanzine gay: obreros que no se quitan el casco en ninguna circunstancia, policías musculosos con chalecos de cuero y gafas oscuras, marineros con camiseta ceñida que enseñan el vello del pecho, un burdel recreado con ciertos toques decadentes de cabaré berlinés, escenas homoeróticas entre machos sudorosos. Mentar Querelle significa alejarse de todo amaneramiento, de lo afeminado, acercarse a la homosexualidad por la otra puerta del tópico, en lo que Fassbinder se muestra un maestro (en lo de alimentar tópicos). Como también lo es (y para ésto se necesita talento) en convertir lo sórdido y marginal del relato de Genet en algo hinchado, fatuo, pedante, insufrible y, de principio a fin, ridículo. La torpeza para rodar de Fassbinder casi está a la altura de sus pretensiones, y es algo que sólo podemos lamentar, porque el argumento de Querelle toca cuestiones muy hondas que seguramente eran las que preocupaban y obsesionaban al director: el poder desasosegante de la belleza, el turbador de la sexualidad. Y no sólo éstas. Fassbinder también nos habla de la vejación, del disimulo, la cercanía y ambigüedad entre el sentimiento de amistad y el de amor, la indiferencia ante el crimen, las motivaciones para matar o mentir, las razones tan turbias por las que en algún momento podemos ser amados o rechazados, la fascinación del incesto, las justificaciones para enmascarar o hacer soportable la sexualidad cuando ésta es problemática, la posibilidad de la bisexualidad. Esta película se ha quedado ya como pura arqueología cinematográfica, como documento histórico de una forma de rodar intelectualoide y pretenciosa. Fassbinder era todavía joven cuando la rodó, pero parece la obra de un hombre viejo y anacrónico, que en 1982 hacía lo que una década (e incluso dos) antes hubiera podido tener el interés de la actualidad, como muestra de rebeldía y de ruptura de convenciones morales y estéticas. Así su película nació también vieja y anacrónica. La presencia de Brad Davis encarnando a Querelle, Franco Nero como un teniente de navío atormentado por el cuerpo de sus marineros o Jeanne Moreau de madame de burdel no debe levantarnos ninguna expectativa, pues se acomodan al guión y la dirección de Fassbinder y contribuyen eficazmente al desastre general, con una admirable profesionalidad.
Macarrones
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13 de junio de 2007
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda una de las cumbres del cine de los años 80. Estéticamente fascinante, moralmente transgresora, cinematograficamente arrebatadora, Querelle sigue siendo a día de hoy un film valiente, cruel y demoledor. No solo plasma a la perfección el mundo barroco, angustioso, cruel y desesperado de Genet si no que lo funde con las inquietudes de Fassbinder (después de hacer esta incontestable y mortuoria obra maestra solo podía esperarle el suicidio) su tendencia al exceso, al melodrama, a la sexualdiad como via de liberación y escape del ser humano...
Pese a ser una película muy recreacionista (para algunos sera lenta o pesada) nungún detalle está dejado al azar, y la valentía de mostrar imágenes desazonadoras cercanas a la pornografía pero que sirven de revulsivo al espectador para hacerle entrar en ese dulce infierno, demuestran no solo la maestría de la película sino una de las más altas cimas del cine europeo de todos los tiempos.
De visión recomendada para amantes del cien con tragaderas suficientes y para gays en proceso de salir del armario y entrar en la mazmorra...
kepamk
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24 de febrero de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querelle es una importante película en la trayectoria de Fassbinder y una de sus más peculiares obras. Centrada entorno a las vivencias de hombres homosexuales, nos adentra en un universo inexistente de sexo y muerte, en que las relaciones son más extrañas que nunca y el mundo resulta inquietante como pocas veces. La película trascurre además sobre un estilo narrativo complejo, donde tanto el diálogo como el movimiento arrastran el avance de la historia.

Mención a parte merece la evocación específica que la película hace de la homosexualidad y, en cierta manera, del sadomasoquismo. Lo intenso de la recreación ha hecho que a menudo muchos se sientan como si estuvieran viendo una película pornográfica pero nada más lejos de la realidad, salvo si por pornografía entendemos la violencia que planea sobre todas y cada una de las escena de este film cruel y en buena medida salvaje.

De visión obligada para cualquier recorredor de los hitos del cine, pero no acaba de ser del todo una película redonda ni la mejor de su filmografía, aunque sí un producto muy lejos del alcance de la mayoría de los directores de hoy en día.
branhunter
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