Dexter Fletcher (director sin acreditar de Bohemian Rhapsody) firma esta historia llena de magia, miedo, luces, lentejuelas, plumas y sombras.

Es evidente que Fletcher se ha sentido más cómodo aquí, contando quizá, la historia que de verdad quería contar. La de un hombre humano, que desciende a los infiernos y que debe enfrentarse a sus fantasmas, luchar contra sus demonios y volver salir a flote después de tener su vida hecha un desastre.

Taron Egerton interpreta aquí a un Elton John cargado de matices, con una mimetización total y absoluta en todos los ámbitos. Convierte en suyo un mito musical que todos conocemos y lo borda en el físico, en la voz, en la actitud y en el espíritu.

La comparación con Bohemian Rhapsody es inevitable, y aunque ambas son historias muy poderosas, y se nota la influencia de la primera, existen diferencias significativas con respecto a la de Queen. Rocketman cuenta con un espíritu más musical y menos biopic, con largos números musicales en los que el personaje se abstrae del mundo terrenal en una especie de soliloquio adornado con coreografías y explosiones de color.

Es fácil crear una buena historia si la ambientas con una música poderosísima, como la de Elton John. De este modo, la música es una columna vertebral muy férrea que sostiene toda la película. Además, su estructura narrativa no lineal le aporta mucho dinamismo.

Lo mejor: Las metáforas visuales transmitiéndonos los sentimientos del protagonista y que rompen lo estrictamente literal. Distorsionando el tiempo y la realidad.

Lo peor: Taron Egerton estaba quizá con unos kilos de menos para interpretar al personaje al que daba vida.

Es una película muy digna, disfrutable y que nos muestra una historia de superación completísima. Una historia universal con la que cualquier espectador puede identificarse. La eterna lucha contra la soledad y el ejercicio de aceptarnos a nosotros mismos.

Con Elton John como productor ejecutivo, el artista ha podido contribuir en una historia, la suya propia, aportando su punto de vista. Estos detalles biográficos que conoce mejor que nadie y, no nos engañemos, es todo un privilegio poder disfrutar de un homenaje así en vida.

En conclusión, es una montaña rusa de emociones. Exactamente como debe ser el cine.

Debo reconocer que ‘Your name.’ es la primera película del director Makoto Shinkai que veo, a quien se le ha bautizado como “el Hayao Miyazaki de la nueva generación”. A pesar de no haber visto el resto de sus trabajos, es fácil entender por qué. Esta historia me ha maravillado por ser una película sensible pero sin llegar a ingenua, entrañable pero sin olvidar la amargura; y divertida pero siendo profunda. Me ha hecho conectar de una manera muy íntima con los personajes y me ha hecho sufrir con sus giros de guion.

Sabe plasmar con una naturalidad asombrosa distintas situaciones: desde la ajetreada vida de una urbe como Tokio hasta el ritmo apacible y ralentizado de un pequeño pueblo rural, acompañándonos en un laberinto de emociones del que no queremos salir.

Es una película visualmente hermosa y emocionalmente muy poderosa, que será sin duda la delicia de todos aquellos a los que, como yo, les encante que los sorprendan en el cine y poder vivir intensamente cada historia. Hacía tiempo que una película no me cautivaba de esa manera. Un consejo: Si queréis verla, hacedlo sin saber nada del argumento. No os defraudará.

Yo, por mi parte, pienso volver a ver esta delicia, que cuenta con un guion tan bien entrelazado, hilado y elaborado, como las cuerdas trenzadas que tanta importancia tienen en el filme.

Puntuación: 9/10