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Críticas de Roderick Usher
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de octubre de 2012
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muestra tardía y ejemplar de cine negro de serie “B”, o de bajo presupuesto, de la mano de un casi desconocido del género: Paul Wendkos más prodigado en la tv.

Es una adaptación de uno de los grandes escritores de la clásica novela negra americana: David Goodis. Y nos muestra en todo su esplendor uno de los mejores rostros del género, el incombustible, duro, atractivo y siempre eficaz: Dan Duryea. Además podemos apreciar a otras pseudo-leyendas del celuloide como Jayne Mansfield y Marta Vickers en pleno apogeo.

La película que tiene momentos, para su época, de una gran modernidad (como por ejemplo en los títulos de crédito, algunos montajes en paralelo durante las escenas de violencia y tensión sexual utilizando cámara subjetiva en mano, el “flashback” en forma de pesadilla, fundidos intercalados, etc. ) no deja de lado, también, el clasicismo en su puesta en escena (encuadres y picados) y fotografía expresionista.

Cinta que va ganando a medida que se desarrolla el metraje, llegando a u máximo interés a partir del último tercio. Contiene muchos de los ingredientes del género: Acción, policías corruptos, romanticismo, fatalidad... y además, como curiosidad, podemos incluirla dentro de un grupo de otras grandes películas del mismo género que tienen su final en escenarios dentro de parques de atracciones como pueden ser: “La dama de Shangai” de Welles, “Apartados de correos 1001” de Julio Salvador o “Extraños en un tren” de Hitchcock.
Roderick Usher
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10
1 de mayo de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Huston, que ya se había iniciado en el género negro (y sin querer había marcado sus bases) desde su primera película “El halcón maltés” y especializado después con “Cayo largo”, era un gran admirador de W.R. Burnett (Autor de la novela en la que se basa la palícula) y ya habia adaptado con anterioridad alguna novela suya como “El último refugio” para Raoul Walsh. Así pues, su ilusión era adaptar y dirigir el mismo una de sus novelas. No es de extrañar, pues, que de tal interés se obtuviera tan magnífico resultado.

Para ello, Huston y Maddow elaboraron todo un prodigio de guión, construido como un mecanismo de relojería, en el que la narración cinematogràfica de estructura enlazada, hace que los personajes se crucen contínuamente y unas escenas se solapen a las siguientes de manera muy compacta, sin dar respiro al espectador. Cabe destacar, también, una puesta en escena muy cuidada en la que se saca provecho a todo encuadre. Una espléndida fotografía impregna la película con ese aire de romanticismo fatalista, tan característico del género de la época, para mostrarnos una ciudad solitaria, oscura y amenazadora; solamente poblada de bares, garitos de apuestas y habitaciones baratas. Todo ello esta reforzado con una verdadera sinfonía de primeros planos llenos de brillo y fuerza, que nos muestran el más íntimo pensamiento de los personajes. Para estos, Huston reunió uno de los mejores repartos de la historia: Impresionante Louis Calhern (El corrupto Emerich), inolvidable Sam Jaffe (el noble “doctor”), perfecto Sterling Hayden (el duro Dix), sobrecogedora Jean Hagen (en la triste Doll), estupendo James Whitmore (el fiel Guss) y especial atención a la parición breve pero electrizante de ese “portento de criatura” que era Marilyn Monroe en lo que sería el primer papel importante de su carrera, y no solo lo digo por sus facultades físicas sino también interpretativas.

Película radicalmente innovadora en su época en muchos aspectos, pero sobretodo, debido al cambio de mentalidad que supuso el tratamiento de los delincuentes; ya que estos aparecían como personajes de carne y hueso, intensamente humanos, al contrario que los policias y la gente que defiende la ley. El espectador acaba poniéndose de su parte, haciéndonos participar de sus pensamientos, de sus asuntos familiares, comprendiendo sus motivos y preocupaciones. Deseando que no suene la alarma en el robo. Al fin y al cabo “todos trabajamos para pagarnos un vicio” y aunque ese trabajo sea delictivo, eso no quita su profesionalidad. “El crimen es solo la consecuencia de un concepto equivocado de la vida” pero el único que tienen. El resultado fue tan duro y anticonformista que Huston se vio obligado a añadir la escena de las radios, casi al final de la película, para exaltar la labor de la policía, pero de la que Huston se salió inteligentemente airoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Roderick Usher
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8
7 de abril de 2012
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entrañable i más que correcta película que funciona tanto des del punto de vista testimonial sobre un determinado momento histórico, político y social de nuestro país, como del de ejercicio reflexivo sobre los temas universales del propio Miguel Delibes (autor de la novela sobre la que se basa): El amor a la naturaleza y su comunión con el hombre, en un ecologismo bien entendido, su incompatibilidad con determinado progreso de la civilización, de la que está al margen. Todo ello de la mano de Giménez Rico, uno de los directores que más y mejor ha sabido reflejar el mundo personal del escritor vallisoletano (con permiso de Mario Camus en "los santos inocentes").

La única pega, en mi opinión, es el innecesario dibujo maniqueo del grupo de fascistas que irrumpen violentamente. De esta manera su maldad queda reflejada i definida por sus actos y no por su ideología.
Roderick Usher
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9
14 de noviembre de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
5 años después del Gabinete del Doctor Galigari Robert Wiene vuelve a un expresionismo no tan acusado y nos conduce por un viaje al interior de una mente intelectualmente avanzada (como es la de un genio del piano) que se vuelve paranoica y psicótica cuando, después de sufrir un grave accidente, le trasplantan las manos de un asesino recién ajusticiado, hasta el punto de incapacitarlo por completo y llegar a arruinar su vida.

Para reflejar todo el tormento interior, se nos muestran unas interpretaciones especialmente descarnadas y teatralmente exageradas (el trabajo de Conrad Veidt es espectacular). Es destacable la atmosfera que crea la utilización de algunos escenarios acusadamente góticos como la casa del padre de Orlac o la taberna que sirve de encuentro con el asesino devuelto de la tumba.

Diferente y más moderna en sus intenciones que sus sucesoras versiones cinematográficas: La magnífica adaptación de Karl Freund (“Mad love” de 1935) con un impactante y perturbador Peter Lorre, y la fallida de Edmond T. Gréville (1961) con Mel Ferrer, que son, a su vez, menos arriesgadas pero más comerciales y fieles a las convecciones del género de terror.

Ésta es, pues, una película que indaga en un terror no tanto físico, fantástico o sobrenatural (del que renuncia en su desenlace final), si no de un terror que surge del interior de la mente, el único lugar donde puede alojarse el verdadero infierno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Roderick Usher
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9
4 de noviembre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso como culturalmente han pasado al subconsciente colectivo de muchas generaciones grandes clásicos como son “El cuento de navidad” de Dickens, que ha dado lugar a innumerables adaptaciones tanto cinematográficas como teatrales, la película de Capra: “Que bello es vivir” de recurrente reposición año tras año, o algunos cuentos de los Grimm o de Hans Christian Andersen siempre presentes en nuestra memoria. En cambio, no sé si es pobreza cultural o ignorancia mía, han quedado fuera de ese colectivo, en un incomprensible olvido, joyas del séptimo arte tan atractivas como esta película de Sjöström sobre una leyenda sueca (o francesa?? según fuentes) en la que si uno muere durante las campanadas de fin de año, su alma vagará conduciendo la carreta de la muerte recogiendo las almas de los que perezcan durante el año siguiente hasta encontrar a su nuevo sustituto. Historia que sirve para redimir el mal incrustado en el alma del protagonista: David Holm, tal y como lo fueron en su momento: Scrooge, George Bailey... y tantos otros personajes inmortales.

Eso sí, escarbando un poco, esta obra injustamente olvidada en el acervo popular es muy querida, valorada y citada en los círculos cinematográficos más intelectuales y además con múltiples influencias posteriores en otros tantos grandes cineastas. Está claro que la globalización cultural no siempre llega a todas partes.
Roderick Usher
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