Una de las mejores series de comedias existentes sin duda. Sin risas enlatadas, y con las ensoñaciones surrealistas e hilarantes de su protagonista.

Los personajes tienen un carisma brutal, incluso los más secundarios. Les coges cariño a todos, incluso aunque salgan 30 segundos por episodio.

Es una serie que demuestra que los yankis también pueden hacer buen humor si se ponen en serio.

Lo mejor de la serie es esa combinación de humor y de drama que en algunos episodios casa muy bien, el intento de parecerse a la realidad en numerosos episodios (con las bofetadas finales), y algunos gags que realiza con ciertos personajes.

La serie, si se visiona de la temporada 1 a la 8, es de 10, pero la 9ª temporada (que es en la práctica un spin-off) estropea lo anteriormente hecho.