Hola amigo. He esperado mucho tiempo, tanto, como el que necesitaba esperar para que vieses esta serie. No, no es un mensaje directo hacia tu persona, tampoco hacia la mía, ¿o es que acaso son tan diferentes? Yo creo que no. Da igual que esté hablando de ti, o esté hablando de mí.

Ya lo has cogido, has entendido. No has estado viendo algo tan distinto a lo que he visto yo. Has sido él, yo, otro cualquiera, EL OBSERVADOR. Y no pasa nada que te hayas quedado a medias, en total, o en cualquier posición. Nos hemos quedado igual. Hablábamos el mismo idioma, de lo mismo. ¿Tú, él, yo? ¿Qué mas da? Te has quedado igual.

Satisfecho, pleno, completo. Porque de eso se trata, ni más ni menos. De eso mismo. De que entender o no entender no tiene nada de importante. Si no de seguir. De avanzar, de creer, crear, ser. Porque al final estamos hechos de cualquier cosa que no entendemos, de cualquier cosa que intentamos entender. Pero lo importante es esto. Lo que escribo, lo que siento, lo que soy. Lo que quiero ser.

Lo que lees, de quién viene. De lo que quieres tú que sea. Porque al final, has recorrido un camino, independientemente de cuál ha sido, de cuál has seguido. La realidad, es esta. La que has estado interpretando, juzgando, viviendo. Porque no tiene nada que ver con lo que has querido que pasase, ni si quiera con lo que has querido que fuese. Porque al final, esto es lo que ha sido, y lo que quedará.

Y da igual las veces que te lo diga, que te lo escriba, que lo leas, o que lo sigas. Es justamente, precisamente, lo que has querido que fuese y lo que has seguido siendo, lo que ha determinado este camino. Y aunque no quieras creer que lo que has visto es real, es precisamente lo que has estado viendo y lo que es. Y da igual que así lo creas o dejes de creer, es lo que has estado viviendo y es LO ÚNICO QUE IMPORTA.

Te felicito por haber seguido los pasos que él ha seguido. Porque al final, no es lo que somos o creemos ser lo que nos define. Es lo que hacemos y seguiremos haciendo lo que nos definirá.

Y al final, amigo. Es lo único que importa.

Gracias por haber seguido. Gracias por haber formado parte de mí,

Atentamente,

El Observador.

La grandeza de "Boyhood" reside precisamente en algo tan sencillo como su título en castellano: "Momentos de una vida". Convertir algo tan simple en algo tan profundo y mágico es precisamente la fuerza con la que entona Linklater cada secuencia de una película que no trata de ser preciosa en ningún momento, únicamente se centra en plasmar una realidad que ocurre todos los días a personas comunes de este mundo, podría tratarse de cualquier conocido, algún ser querido o de ti mismo.

El film se va desarrollando a lo largo de 12 años en una de las etapas cruciales de la vida, como es la niñez, y Ellar Coltrane hace un papel soberbio, desarrollando su personaje con tanta naturalidad a los 6 años como a los 17. Pero sería completamente injusto centrarse únicamente en la vida de éste chico "extraño" con grandes rasgos de personalidad y no darle la relevancia merecida a un Ethan Hawke que está formidable y a una estelar Patricia Arquette, la cual, desde mi punto de vista, logra hacer que todo funcione de una forma tan genial y natural al mismo tiempo en la relación que mantiene con sus hijos y la capacidad de lucha que tiene esta madraza imperfecta.

Nos encontramos ante seres completamente imperfectos, buscándose continuamente en un mundo extremadamente complicado, y dónde cada uno de los personajes (y las personas) de ésta película intentan hacer lo mejor. Y como la vida misma, la perfección muchas veces reside en la dificultad de las situaciones a las que nos enfrentamos, en la toma de decisiones y en la capacidad para superarnos. Y todo esto, se encuentra reflejado en éste film de 162 minutos a los que muchos verán sobrantes y con pocos momentos mágicos, pero, éste film está hecho para aquellos a los que no necesitan elfos para maravillarse, y dónde las ballenas pueden llegar a ser mágicas.

Un hito al cine, una forma sutil y ágil de enfocar al individuo nihilista de Nietzsche en 2 horas de film con un Brad Pitt y un Edward Norton excelentes, ésta pelicula consigue atraparte y que hagas replantearte ciertas cosas sobre la vida. Un auténtico espectáculo.

Esto es una oda al cine, una cátedra narrativa contada al máximo nivel. Liam Neeson, Ben Kingsley y Ralph Fiennes forman una tripleta memorable, el nivel que muestran es el que nos mantiene en contaste tensión como para captar cada imagen que sacude la pantalla, apreciar cada segundo de este film épico vibrar y estremecernos sobre la realidad de un mundo que ha sido el nuestro.

A veces, los astros se alinean y consiguen que cada individuo reme hacia el mismo lugar, que cada una de las personas crean que el papel que están ejerciendo es el que le deben a cada individuo que ha perecido o estuvo apunto de hacerlo y es lo que transmiten en cada momento cada una de las caras que nos muestran la realidad, cada ser apunto de ser exterminado o siéndolo, tratados como alimañas, cada cuerpo desnudo que no enseña otra cosa que es la realidad humana, la de que somos capaces de hacer lo peor y (¡oh, milagro!) Capaces de obrar milagros y transformarnos en almas redentoras, en personas que buscan la verdadera dignidad del ser humano. Esta alineación cósmica se traduce en un nombre propio.

Steven Spierlberg obra el milagro, dirige las escenas como si estuviese explicando su propia historia. Se nota que se lo deja todo en esta película, se nota que está dirigiendo algo que realmente admira, pues la crudeza y la verdadera historia es la de que todo aquello sucedió. Sí, la de que millones de personas fueron aniquiladas como si fuesen insectos que repugnan parte de la raza humana, no hay escrúpulo ni comprensión más allá de la irracionalidad humana que tanto nos cuesta asimilar, pues estos hechos demuestran hasta dónde podemos llegar. Pero lo hace en otro sentido, pues no es Spielberg, ni si quiera Liam Neeson, el que nos enseña cuán grande puede llegar a ser el hombre. Es Oskar Schindler y la memoria del mismo lo que realmente trasciende todo el conjunto, la de un hombre que llega a entender la complejidad del ser humano y la intenta salvar de forma irremediable.

Hay héroes en esta película, héroes de verdad, que intentan enseñarnos a través de una pantalla lo que se ha podido llegar a sentir (y se siente), los que convierten el cine en un arte verdadero, en un modo continuo de enseñar y aprender, en una forma de mostrar al mundo que sí, existen los milagros, y no vienen del cielo. Los hacen los hombres que habitan este planeta y le dan un sentido a su vida.