Heavy Metal es un milagro. En mi cómoda ignorancia no tenía muy claro hasta qué punto se podía sacar un proyecto así en 1981, época del desvarío estético y comercial por excelencia... Supongo que no era fácil convencer a nadie con el sub-título "animación para adultos"...Lejos de desvelar el motor argumental de los episodios que componen este opiáceo de fantasía y ciencia-ficción épico-espacial...Me limitaré a aceptar lo comentado por muchos tras visionar la película (no sé si llegando a terminarla)

-Sí, las muestras gratuitas e insultantes de sensualidad femenina son uno de sus puntos fuertes...
-Sí, los argumentos de sus cortometrajes son, en la mayoría de los casos, semiplagios mutantes de otros clásicos del género de terror, ciencia ficción y fantasía...
-Sí, el hilo argumental es una chapuza digna, aunque respira cierto surrealismo a lo Charlie Kaufman puesto ácido...

¿Y qué!

Esta película es un testimonio generacional (de un sector un tanto freak), una declaración de intenciones gamberra que persigue únicamente responder a las más locas y épicas fantasías del imaginario post-adolescente; niños grandes con un poder adquisitivo que se pierde en los confines del espacio. Para aquellos que quieran entrar en el soporífero debate de su inmoralidad y mala educación, simplemente me reitero una vez más en el ¿y qué!

De todos modos, vayamos al meollo...

Parece ser que un tal Leonard Mogel, editor de revistas por amor al arte, viajo a Paris con la intención de sacar una versión francesa de la publicación norteamericana National Lampoon, y de pronto se cruzó con otro subproducto del cómic conocido como Métal Hurlant; una paranoia de fantasía y ciencia ficción para adultos por entregas trimestrales, que llevaba editándose desde 1975...Lo que se dice una joya del coleccionismo moderno. Moebius, Corben o Druillet pusieron los mejores momentos de su originalidad artística al servicio de este tipo de proyectos dadaístas.

Y así nació la versión americana de "Métal Hurlant" rebautizada como "Heavy Metal" y dispuesta a adentrarse en las perturbadas mentes de otros genios adolescentes de la época... Por su cuenta y riesgo, asombrado con la capacidad subversiva que desprendían estas imágenes, nada menos que Ivan Reitman (director y productor de Cazafantasmas) logró, no sabemos cómo, inmiscuir en el proyecto a otros visionarios como Elmer berstein (vete tu a saber por que nuestro querido Elmer aceptó semejante oferta) y gerlad Potterton (éste último responsable de animación del video-clip Yellow Submarine y de algunas de las magistrales majaderías de Sesame )Street... Vamos, lo que se dice un RatPack de lo más oportuno...

Este producto inclasificable tiene momentos mágicos que sorprenderán al espectador más adormilado...Pero que nadie espere concesiones, si no te gusta Heavy Metal quizá sea porque estas tan metido en el negocio del azúcar que ya no saboreas la auténtica miel...

Lo animadores japoneses tienen una forma muy peculiar de representar su mundo interior, y Robot Carnival es una sucesión de 9 cortometrajes, sólo dos de ellos con diálogos, que se centra precisamente en eso: el deleite personal y estético de sus genios creadores ("que les cubran de chocolate").

Incluso para aquellos que consumen Anime con cierta asiduidad, algunas de las historias pueden resultar altamente desconcertantes; y aunque la temática robótica invade por completo la película, no deja de ser una línea de diálogo común, quizá una excusa para juntar a este elenco de desviados -en la acepción más revolucionaria del término- y permitirles que se centren precisamente en lo que les gustaría haber hecho para sí mismos. Es cierto que esto genera numerosos momentos "rarunos" y pérdidas de contacto con la realidad, pero hay historias para todos los gustos, y si eres admirador de alguno de sus creadores, no dudes un instante en visionarla.

Es deliciosa y amarga, es apocalíptica y revitalizante, es un juego de contrastes discontinuos que te pierden en el tiempo y el espacio. En definitiva, un filme de culto para algunos enfermos de la animación experimental y un buen rato para los que sepan apreciar sus numerosas anécdotas visuales.

Y si no te van mucho los delirios bucólicos y crees que el entretenimiento inocuo es lo mejor de la vida, mejor ponte Transformers XV, que seguro que te lo pasas muy bien.

Bueno, puestos a criticar el cine más empalagoso, no creo que esta película pueda ser calificada dentro de éste género. Es comprensible que para algunos resulte soporífero empacharse de paisajes submarinos bucólicos, imágenes de ensueño solitario, sin diálogos, con una narración demasiado relajada...Blablabla, defectos, defectos y defectos... Sí, creo que podría dormir con esta película proyectada en mi pared, pero eso no es necesariamente algo negativo.

Bastante bien traída, la trama podría ser un cuento para niños de 10 páginas, muy al estilo de "Donde viven los monstruos" y aunque la perspectiva es bastante más adulta, De Profundis, al igual que el libro de Maurice Sendak, no te toma por tonto, ya seas niño o adulto. Quizá la gran pega (o cualidad) sea su choque frontal con los convencionalismos del cine mercadotécnico, algo que en lugar de sorprender gratamente puede llevar a muchos a cambiar de planes después de los primeros 5 minutos de visionado. Es por esto que, humildemente, la recomiendo para disfrutar a solas o en plena ebullición pasional, sin prisa pero sin pausa, incluso apartando la vista de vez en cuando para echarle un vistazo a nuestro emisferio lateral...

Afortunadamente no es una de esas "cosas" que sólo entienden los genios de la iluminación y eso se agradece. Muchas veces parece que si no te gustan ciertas películas eres idioten, o te faltan un par de lecturas del Quijote. Quizá no sea para todos los públicos, pero con un mínimo de paciencia y ganas de reflexionar, esta puede convertirse una película imprescindible.

¡Oh Dios mio! ¡un cerdo aviador! Un surtido de ibéricos capaz de poner en jaque a una nación entera, un salva-entuertos rechoncho de cola enroscada, elegancia suprema y valor desmedido...Un genio, un profeta, un seductor, un héroe que rompe todos los esquemas heroicos...

-Tomaduras de pelo las justas- Me dijeron...-¿Un cerdo aviador? ¿animación para adultos?-

-Pues sí- respondí a pesar de la inevitable humillación subsiguiente...

Porco Rosso es y será siempre un icono de la determinación a la hora de firmar un personaje.

No podría haber mejor maestro que un sujeto porcino capaz de ensalzar los valores que con tanto ímpetu nos empeñamos en mostrar a través de efebos musculados e indespeinables...Después de todo, ¿qué importan unos kilillos de más a la hora de salvar el mundo?

Su piel rosada hará que más de una señora se ruborice durante el visionado del filme...Su bigotillo danzante, su talento para esquivar a La Parca, su indiferencia ante el riesgo y los peligros del antiguo duelo aéreo...Aquello sí que eran duelos, cual Salvaje Oeste. Estoy más que seguro de que el mismísimo Howard Hughes se habría conmovido ante la determinación de Porco a los mandos de su hidroavión...

Procurad no olvidar que Porco es un cerdo...Porque se os olvidará, a mitad de película, cuando bajéis la guardia racionalista y su aspecto deje de importaros...Hasta que la ficción se os desparrame entre los títulos de crédito y advirtáis que, efectivamente, vuestro amado héroe es un cerdo con bigote.

Hasta que nos olamos Porco.

La princesa Mononoke es, en mi humilde opinión, la mejor obra de Miyazaki y sus amigos del Estudio Ghibli, y esto, si tenemos en cuenta la calidad de sus películas, es decir mucho.

Sobra añadir que el propio Miyazaki se lesionó la mano de tanto darle vueltas a los diseños originales, y si pensamos en lo que vale un dibujo de su puño en el mercado negro más nos vale tenerlo en cuenta. Resulta también curioso que el dibujante, bastante decepcionado con la edición de su obra anterior "Nausicaä del valle del viento" (que fue clandestinamente manipulada sin su consentimiento) se negara a aceptar los recortes de metraje que la productora quería realizar en Mononoke; como siempre, alegando motivos de aceptación comercial. Es por esto, que uno de los miembros de su amado estudio envió una catana a Miramax, tras oir el rumor de que Harvey Weinstein pensaba acomodarla al público quitando de aquí y de allá...La espada iba acompañada de una nota que rezaba: "SIN CORTES"

Me alegro de la determinación que demostraron por aquel entonces, y me alegro de que Miyazaki se pusiera en pie de guerra, adoptando la medida de tolerancia cero con los chupatintas de "el mercado es lo primero". Esperemos que así, la cosa siga quedando entre amigos en Ghibli y nos sigan deleitando con su genialidad "sin cortes".