Película mala, floja, mediocre, con guión de serie B, con un Al Pacino arrastrándose medio dormido en cada escena, sin pies ni cabeza, una sucesión de clichés de cine policíaco mil veces vistos, ni siquiera sirvió para hacerme pasar el rato entretenido...

Todos, absolutamente todos en la vida, necesitamos un modelo al que seguir, a quien parecernos, a quien imitar, consciente o inconscientemente. Es una necesidad. Una vez lo hemos elegido nos damos cuenta que siempre, absolutamente siempre, existe un antagonista a nosotros que sin ser mejor o peor que nosotros, eligió otro modelo totalmente opuesto al nuestro. De eso trata esta historia: Caballero frente a Rebelde, Héroe frente a Villano, Bueno contra Malo, Dios contra el Demonio, Madrid o Barcelona, PP o PSOE... En 1980 colisionaron en el mundo del tenis las personalidades de estos dos jugadores. Cada uno con sus traumas, problemas, virtudes, defectos, manías...seres humanos, al fin y al cabo, iguales a nosotros. Totalmente opuestos el uno al otro a simple vista, pero no tan diferentes. Eso explica y retrata muy bien esta película. Tensión y proeza épicas.

No siendo demasiado de mi agrado, Shia LaBeouf realiza una interpretación soberbia del tenista John McEnroe.

Cuántas veces habremos pensado todos lo mismo:

- Y es que cuando estás triste, alicaído, blanducho, pocho...todo te parece horrible y te sientes alejado de la especie humana. Cuando no te ceden el asiento en el metro, cuando tiran papeles al suelo, cuando las deposiciones de perros se quedan sin recoger en las aceras de la ciudad, cuando la gente se cuela en la cola del super.... Todo eso queda muy bien reflejado en la primera parte de la película, que dicho sea de paso, es la más lenta en discurrir y la que se puede hacer algo monótona y pesada.
- El detonante de lo que viene a continuación marca el devenir de la personaje principal de la historia y su vecino y amigo Tony (fantásticamente interpretado por Elijah Wood). Como si se tratase de una pelicula de Tarantino o Robert Rodriguez, el torrente de situaciones tragicómicas que se suceden es desternillante.

El resultado es, obviamente, una película "indie" que te hace pasar un muy buen rato.

Coincido con algunas críticas que he leído anteriormente:
- La película está rodada de forma nerviosa, parece incluso que muchas imágenes poseen tintes de documental.
- Efectivamente, el título alude a una revuelta mucho más compleja que lo que en la cinta se explica, centrándose más en un concreto incidente ocurrido en uno de los hoteles de la ciudad (Hotel Algeries).
- No hay que negar que Kathryn Bigelow, la directora, aparte de ser muy buena haciendo su trabajo, sabe perfectamente cuándo soltar sus creaciones: me parece increíble que sea solo fruto del azar el estreno de esta película cuando está el hombre más odiado del mundo libre ocupando la Casablanca y está tan en boga un incipiente resurgimiento de los conflictos raciales en America entre policía y afroamericanos.
- Porque en definitiva la película trata de eso: policías blancos malos racistas y misóginos, civiles negros de los suburbios que luchan por salir adelante de forma honrada molidos a palos y asesinados sin razón alguna. ¿Alguien puede pensar que a día de hoy es un mensaje que deben soltarnos desde la industria del entretenimiento? No tenía ni idea de las razones, ni de los personajes, ni de los culpables que causaron los disturbios de Detroit en 1967. El contexto, el momento económico, el clima social, el desempleo...todo lo que se considera caldo de cultivo para que estalle una revuelta social de este calado, no lo encontrarás en esta película. De hecho yo he tenido que informarme por internet de las causas del conflicto.
- Las interpretaciones me han parecido formidables y creíbles. El tono apagado y oscuro de la película le queda que ni pintado. Me quedo también con la intrahistoria del grupo musical "The Dramatics", que me parece preciosa y que de no ser por la película no la habría descubierto.