Estamos ante una estupenda metáfora de la condición existencial humana: varios personajes son víctimas de un sistema cuya esencia, sentido y funcionamiento no comprenden, y tratan de sobrevivir enfrentándose a sus peligros y a veces, entre ellos mismos. Así, tras un aparente género fantástico y de suspense se hallan todos los temas e inquietudes cotidianos (el miedo a lo desconocido, el determinismo, el sentido práctico, la filosofía del absurdo y la naturaleza humana) y actitudes recurrentes en el entorno de la humanidad (autoritarismo, misantropía, optimismo, cobardía y autismo). Un destino lógico e inevitable aguarda a las personas que viven atrapadas en tan organizada sociedad. Toda una fábula mecanicista que escapa al embrutecimiento de los cachés y los presupuestos elevados, y en la que el guión y el contenido se imponen con justicia a los efectos y la forma.

Esta es la historia, basada en hechos reales, de la lucha personal de una mujer contra el sistema. Sus circunstancias le privaron de la felicidad que ansiaba, de tal manera que ha desarrollado sus propios conceptos de la supervivencia, la sexualidad y la justicia, justificándolos como consecuencia lógica de esa situación. Otra mujer inadaptada que vive inmersa con resignación en un entorno que en su mayoría tampoco la comprende, unirá su destino al de esta "heroína", si se puede calificar así lo que para el resto del mundo sería una psicópata. Una excepcional interpretación de Charlize Theron.

Lo más valioso de ser un cineasta es el potencial de transmitir una idea o punto de vista, crear debate y fomentar el pensamiento crítico, ser capaz de influir o cambiar la forma de pensar de alguien receptivo. También hay otras fórmulas como el entretenimiento visual o emocional, que son más efectistas y por eso las producciones aseguran taquilla poniéndose al servicio de estas últimas en detrimento de las primeras, sobre todo cuando hace falta recaudar o cuando recaudar es lo único que hace falta. Hacía tiempo que no se presentaba la oportunidad de adaptar una historia que contrapone la naturaleza y la humanidad, que plantea el aislamiento frente a la vida en sociedad, una historia verídica que ha inspirado a antropólogos y que resultaría atractiva para cualquier persona interesada en entender al ser humano. Sin embargo, en la película sólo vemos, en un metraje excesivamente largo, vida silvestre y persecuciones.

Ver esta película es sumergirse de pleno en un mundo de apuros económicos, decisiones críticas y desesperación; sin embargo, no es una sensación desagradable. En ese mundo tan cercano y al mismo tiempo tan lejano se vive la vida con más intensidad, se establecen relaciones más auténticas y se conoce uno mejor a sí mismo, cosa que no sucede cuando se nada en la abundancia. Creo que merece la pena adaptarse por un momento a esta rutina aparentemente carente de acontecimientos pero con tanta carga emocional.

Los recursos más socorridos del género de terror han sido casi siempre el impacto visual, los sobresaltos y el suspense. Esta película se basa en un argumento tan realista y aparentemente inocuo como un documental sobre un bosque marcado por una leyenda. A partir de ahí, lo único que se llega a percibir es la desorientación, la sugestión y el pánico de los protagonistas, pero es más que suficiente para envolver eficazmente al espectador en el miedo que sienten, de forma que establece con ellos una poderosa relación de empatía. Ahí radica el acierto de El proyecto de la Bruja de Blair, doblemente atribuído además por su bajo presupuesto. Al fin y al cabo, conscientemente o no, lo que más valoramos en una película es la comunicación con el espectador.