No sé qué sentido tiene realizar una película que es una copia casi exacta de la que se hizo hace un par de años, que no aporta nada excepto una par de cambios estúpidos en la parte final, y unas cuantas lucecitas más en la sala de llamadas.

Esto es un fraude. El señor Pizzolatto es un jeta; nadie medianamente decente se atrevería a firmar un guion que no es más que una traducción del danés original. ¿Y qué decir de nuestro amigo Antoine? Un prepotente que lleva prácticamente toda su carrera haciendo el ridículo, intentando recuperar el nivel de un thriller más bien tirando a mediocre que rodó hace ya veinte años.

Y llegados a este punto hay que preguntarse sobre la deriva del cine actual. A falta de pruebas que indiquen lo contrario, la industria está entrando en una peligrosa dinámica donde la baja calidad es la norma habitual, muy parecido a lo acontecido en los ochenta, donde tan solo un puñado de películas podían salvarse de la quema cada año.

Interpretación correcta del protagonista.

Es miércoles, en los bares de las Vascongadas la borregada adoctrinada se reúne para ver si, esta vez sí, el 'puto' Madrid palma. La fauna es variada, desde jóvenes maquetos MUY agradecidos a especímenes de pura raza con la camiseta del Bilbao, o 'mestizos' que se avergüenzan del García en su apellido.

Ya en dos ocasiones anteriores el equipo del estado opresor, tras cebarles como Dios manda, les hizo pasar por su particular San Martín. Pero no desesperan, les han dicho que esta vez va a ser la buena...

A falta de pocos minutos todos ellos están exultantes de felicidad, el Manchester Cheaty está ganando. Es una orgía colectiva de alcohol y cánticos insultantes... Y de repente ocurre lo inimaginable, el Madrid marca un gol... y luego otro... y luego otro... y aquello se convierte en el enésimo día de San Martín, pero en plan masivo, holocáustico, bombatómico... No hay palabras para describir el enorme dolor que se vive allí; la borregada, cebada como nunca antes, emite sonidos incomprensibles, estridentes, fiel reflejo de una situación no esperada.

Un documental imprescindible, fundamental, que recoge todos esos momentos imborrables que permanecerán en la memoria popular durante siglos, milenios me atrevería a decir. Lo que ocurrió aquel año es tan brutal que va a ser imposible olvidarlo.

Gracias.

Imagino que entre los sueños humedos de ciertos ejemplares de la raza humana está el ser considerado una especie de Dios haga lo que se haga. Pero la cuestión es, ¿cómo se consigue eso?
Muy fácil, tú defecas y si, de repente, tus inquebrantables seguidores comienzan a intentear convencer al resto que la mierda depositada es oro, entonces enhorabuena, lo has conseguido, eres el nuevo líder de una secta de majaderos.
Porque lo más gracioso sobre la INCUESTIONABLE naturaleza de lo que acaba de salir por el dilatado esfínter del líder, es el comportamiento de sus numerosos acólitos. Escriben, hablan o recurren a la ciencia (gente que ni siquiera sabe qué coño es el sistema decimal) para justificar lo injustificable. Lo bueno de todo este sinsentido es que para nosotros, los bárbaros profanos, las risas están garantizadas.

Mucha gente habla incluso de que el tipo se arriesga. Bueno, ciertamente mi concepto del riesgo difiere enormemente de lo que hace el señor Nolan. Quiero decir, arriesgarse no es tener a un papi multimillonario detrás (la Warner) dispuesto a pagar todas las fiestas de su hijo pijo. Arriesgarse es otra cosa, es alguien que pone en juego su vida o buena parte de su hacienda cuando hace o defiende algo.

Y además, el tema este de las bazofias que intentan venderse como obras maestras no es algo novedoso, lo hemos visto a lo largo de la historia de la humanidad (y del cine), y desgraciadamente lo seguiremos viendo.
Y sinceramente, yo ya tengo mi somnífero preferido para echarme unas buenas siestas por las tardes, tumbado en el sofa. ¿Por qué iba a cambiar el engendro de 'Odisea' por este otro? Al menos el amigo Stan aportó cosas innovadoras al género de la ciencia ficción, y la banda sonora era muchísimo mejor.

A mi nunca me llamaron la atención ninguna de las entregas anteriores, y mucho menos esta última. James Mangold, un tipo competente en estas lides aventureras, se esfuerza por dar a la historia empaque y coherencia, un marco consistente en el cual desarrollar la trama con sus trillados héroes y villanos, y a fe que lo consigue por momentos. Pero hay algo que no funciona, algo fuera de lugar, no sé, quizás sea esa calamidad de Harrison Ford o el uso y abuso de las computadoras para crear ¿cine?

Lo bueno y lo malo de este tipo de producciones es que van a dar al cliente lo que espera y demanda, sin espacio para la sorpresa. Aquí nadie va a salir engañado, más aún, nadie va a permitir que se le engañe. Todos quieren ese producto anodino y sobado hasta la saciedad con un envoltorio nuevo, brillante, que le haga parecer incluso lujoso.

Básicamente esto va del populacho maduro tratando de recuperar esos pocos y extraños momentos de felicidad efímera, antes de volver a sus miserables vidas, las cuales ni los hijos pueden ya justificar. Siempre intentando rememorar momentos asociados a tiempos mejores, más disfrutables, o eso creen ellos, donde aún tenían la capacidad de autoengañarse y engañar al resto; lo primero ya imposible, lo segundo pieza angular de esa enorme hipocresía fabricada entre todos ellos.

Y aprovechándose de todo esto aparece de nuevo Lucas, haciendo caja sin descanso y sin despeinarse, sacando tajada de una idea que tuvo hace cuarenta y tantos años. Es un tipo tocado por una varita mágica, como ese tal Cameron, el de los avatares. Para mi simples mediocres encumbrados por la masa aborregada, cual niñato que da patadas a una pelota, deseosa de recompensar con su dinero sudorosamente ganado a alguien que les haga salir, aunque sea por unos instantes, del tedio y la desazón nunca reconocidos.

Generalmente evito este tipo de películas por principio. Quiero decir, es la misma porquería que se repite una y otra y otra y otra vez sin descanso, desde Nolan a Snyder, pasando por cualquier otro director de menos renombre.
Pero esta vez, e imagino que a falta de otra cosa mejor que hacer, me dejé engañar por la insistente recomendación de un supuesto entendido en estas lides.

A los cinco minutos, en plena presentación de la cosa, ya me estaba aburriendo y comprobé con espanto que me quedaban unas cuatro horas de aguantar las típicas gilipolleces que el guionista ha escrito para la ocasión, las patéticas actuaciones que se marcan los protagonistas, o el ruido atronador que acompaña sus hazañas.

Aguanté como un campeón 40 minutos sentado, trasteando con el móvil cada vez con mayor frecuencia, hasta que me di cuenta que había dejado de prestar atención por completo al enésimo bodrio firmado por un pésimo director, que vive básicamente de una peli sobre espartanos que hizo hace ya mucho tiempo.