El director de cine independiente Gus Van Sant pretendió cerrar la llamada Trilogía juvenil o de la muerte (“Last Days”, “Gerry” y “Elephant”) con este filme pero no lo hizo muy bien.

En mi opinión, Gus Van Sant da especial importancia a la estética pero se olvida del contenido del film. Por eso, nos obsequia con toda un exceso de imágenes y encuadres cotidianos que no aportan mucho al hilo argumental. Me parece un grave error que dedique tantos minutos a dinámicas escenas a cámara lenta de skaters patinando y que incluya un gran número de largos y densos primeros planos del mustio e inexpresivo protagonista, Alex. Es decir, repite la reprochable (aunque para muchos exitosa) fórmula que ha utilizado en sus últimas películas. Supongo que su intención es que el espectador se sumerja en la mente del adolescente y perciba sus sentimientos más primarios pero... ¿dónde está la historia?

El nuevo representante del cine pseudointelectual intenta alargar y alargar el metraje hasta alcanzar los 80 minutos de duración. La escasez de diálogos y la sencillez de la historia confieren al film un ritmo terriblemente lento. La dosificación de la información, donde son frecuentes saltos temporales en la acción, me parecen el único acierto de la película.

He de admitir que la fotografía de Christopher Doyle también resulta admirable pero indudablemente la película carece de toda fuerza narrativa. El espectador medio quedará decepcionado aunque a aquellos que admiren el minimalista y experimental cine de Van Sant les gustará.

Avatar = Superproducción + argumento simplista de Pocahontas, Bailando con lobos y El último Samurai + reinventando a James Cameron + naves y vehículos del Halo + el mundo imaginario de World of Warcraft + ciencia ficción agitada con fantasía épica + filosofía ecologista + nunca había visto cine en 3D.

Hablemos de la serie que nació como relleno de un programa de televisión y que dos décadas después ha emitido más de 400 capítulos y una película, siendo líderes de audiencia en 40 países.

Tan solo son datos, hablaré de mi propia experiencia como humilde fan de Los Simpsons. A lo largo de mi vida esta serie animada ha estado siempre presente. Al principio, siendo yo un crío simplemente me atraía el colorido de los personajes y los escenarios, las voces y las alocadas aventuras que vivían los mismos. Cuando era un adolescente me interesaban los diálogos mordaces, las referencias a la cultura pop y la ironía de las situaciones. Ya de mayor me atrajo el retrato de una familia, de una sociedad, así como la crítica a diversas formas de vivir y pensar.

Creo que la popularidad de esta serie se debe a la presencia de un lenguaje universal, una iconografía rupturista, la aparición de situaciones y roles comunes en todo el mundo y la presentación de contenidos mordaces tratados con tierna simpatía. En Los Simpsons se han tratado todo los temas que el común de los mortales pueden imaginar, no hay tabúes: drogas, homosexualidad, ecología, desnudos, violencias, armas, religión... Por no hablar de la impresionante colección de cameos y personajes secundarios, cada uno con una lapidaria frase característica y un escenario concreto. Si a esto le añadimos que cada capítulo esta elaborado teniendo en cuenta el más mínimo detalle y con un brillante humor satírico tenemos como resultado la mejor serie (al menos de animación) de la historia.

En definitiva, Matt Groening ha elaborado un cóctel maestro que reúne todos los ingredientes para que Homer Simpson siga sorprendiendo y cautivando a medio mundo.

Dentro del cine británico de los años 50 y 60s, la modesta productora Estudios Ealing realizó notables comedias satíricas que conformarían el sello de la empresa. Entre ellas se encuentra este filme, que podrían considerarse el inicio del humor negro en el séptimo arte.

La película funciona como un reloj suizo, el guión del ingenioso William Rose resulta extraordinario. La adecuada elaboración de la trama, la mordacidad de los diálogos y la presencia de ciertos detalles, como el paraguas de la señora Wilberforce, contribuyen a crear una atmósfera inolvidable. Tengo que admitir que no es una comedia desternillante pero tiene gags realmente logrados y algunas escenas memorables.

En el film aparece un admirable elenco de actores que representan unos personajes caricaturescos. Tenemos a Alec Guinness, interpretando al jefe de la banda, junto con Herbert Lom y Peter Sellers como miembros de la misma. Una década después, interpretarían al comisario Dreyfuss y al inspector Clouseau en la famosa saga de la Pantera Rosa.

En 2004 los Hermanos Coen realizaron un remake de la película protagonizado por Tom Hanks. En mi opinión, la película de los Coen no está a la altura de la original. “El Quinteto De La Muerte” siempre será uno de los títulos clave en la historia del humor británico.

Saw es la primera película dirigida por el joven cineasta de origen australiano James Wan, quien anteriormente había dirigido cortos y había hecho algún trabajo para la televisión. Curiosamente el guión está escrito por Leigh Whannell (Adam en la película) en colaboración con el propio director. El guión está claramente influenciado por "Seven" y "Cube", aunque no llega al nivel del primero.

El argumento parte de una idea bastante original pero mal llevada a la pantalla debido a que el director incluye escenas que resultan prescindibles. Considero que una película de terror no necesita situaciones especialmente sangrientas para dar miedo. El guión resulta bastante inverosímil, debería haberse elaborado de una forma más inteligente para que no hubieran tantas incongruencias en la trama. A esto debe sumarse que en la historia de la criminalística nunca ha existido un asesino con tan peculiar moralidad.

Por otro lado, creo que el modo de actuar del sádico Jigsaw se trata de una excusa para que el espectador se pregunte si realmente aprecia su vida y si sería capaz de conservarla a cambio de la de los demás (una idea bastante macabra). El director pretende transmitir la atmósfera de incertidumbre, ira e indefensión que viven su personajes y, en cierto modo, lo consigue. Es evidente que cuando la acción sucede fuera del cuarto de baño la película pierde su verdadero encanto. Se trata de una película que pretende sorprender con su estética, así que para disfrutarla no debemos darle muchas vueltas al coco. Aunque eso no justifica la mediocre actuación de sus actores.

Finalmente, tengo que admitir que la película consigue atrapar al espectador de principio a fin, terminando con un espeluznante e inquietante desenlace, y eso es algo que el público debe valorar.