A taste of Honey retrata con honestidad, y una puesta en escena tan austera como brillante, un momento vital tan particular como universal. Una lección de cine de primer nivel.

Su director Tony Richardson es uno de los militantes del llamado FREE CINEMA. En el Reino Unido de los años 60 del siglo pasado, dicha corriente, renovó lenguajes, temáticas y puso el foco en la naturalidad de la puesta en escena y el realismo sin edulcorantes de sus temáticas. En A taste of Honey, adaptó una obra teatral de éxito en el West End, de la autora Shelag Delaney, alineada en los llamados Kitchen Sink Realism.

El film aborda sin tapujos temas como la homosexualidad, el aborto, el racismo en la sociedad, las madres solteras...
La mejor baza del film es la naturalidad con la que fluye la narración, el realismo de las interpretaciones. Rita Tushingham se come la pantalla con esa mirada, y es capaz de comunicar emoción con matices muy sutiles. Su co-protagonista Murray Melvin, también consigue transmitir todo un subtexto desde una interpretación totalmente creible y ajustada.

El entorno urbano marginal, los prejuicios sociales, las dificultades económicas, todo está en el film, en su justo lugar. Como honesto retrato de una época y unos valores, desde una perspectiva que no juzga a sus personajes, ni manipula al espectador.

Un film sin estridencias, con mucho más subtexto y riqueza formal de lo que se ve a simple vista. una maravilla.

Way Down entretiene sin arriesgar.

Transita lugares comunes del subgénero de atracos. Una mezcla de la casa de Papel (compartiendo incluso escenario del robo en el Banco de España), y Ocean's Eleven, con un esfuerzo a nivel de producción notable (reparto internacional, efectos especiales de primera línea), y el buen hacer detrás de las cámaras de su director.
Balagueró consigue entretener al dotar de extraordinaria fluidez las escenas de acción. La principal baza del film es la fuerza visual que consiguen al ubicar el robo en el contexto de una final del mundial de fútbol.

Lamentablemente, ni la historia tiene elementos nuevos de interés. Ni los personajes dejan de ser un cúmulo de clichés y arquetipos sin ningún arco emocional (lo de la subtrama amorosa donde incluir el único personaje femenino relevante, o el jefe de seguridad amargado machirulo no tienen perdón).

En cualquier caso, consigue un nivel de entretenimiento (olvidable) razonable, que la salva del naufragio absoluto.