Irregular película, la última que ha filmado nuestro oscarizado Fernando Trueba. Se ciñe a la fórmula más clásica que existe para hacer buenas películas; Partir de una buena novela, y saberse rodear de un equipo de altura. En la película se simultanean, grandes elementos, con otros, que simplemente ayudan a la narración, a continuar, pero sin la brillantez de la que te hace ganas. Es como una cena de empresa, en la cual alguno de los platos, es un solomillo, y sin embargo otro es jamón de york. Digno, pero jamón de york. Cuando ya has probado el solomillo, y tú paladar espera otro manjar, aparece el camarero, con el fiambre. Te alimenta te sacia, pero te deja un cierto regusto de decepción. Si estuviéramos viviendo, en la década dorada de Hollywood. Podríamos lapidar a Trueba, por los pecados cometidos sobre esta gran historia. Sin embargo, dada la cosecha de este año y de los anteriores, sugiero a aquellos que no han visto la cinta, que la vean, y que se queden con los puntos fuertes. Que los tiene y muchos. En cuanto a las interpretaciones. No quiero dejar de destacar, el partido que le saca Abel Ayala, a un papel de esos que son un regalo, para el que los interpreta, pero que no siempre, se aprovechan con la brillantez, del trabajo que ha realizado el actor. El resto de secundarios también están fantásticos. Mención aparte merece Ricardo Darín, en un papel, que de primeras, promete mucho, pero que al final como una marioneta, tiene el aspecto. Pero no transmite ningún matiz humano. Y es un personaje, que se le debería haber sacado mucho más partido. Sobre todo desde el punto de vista de la dirección. Cumple Darín, con las herramientas que le suministra Trueba, pero éste ha sido avaro con el argentino. En definitiva, una película que recomiendo ver, pero que como en la parábola de los talentos, el resultado, no ha estado a la altura de lo que podría.