Una de las sátiras más aplaudidas de los hermanos Coen, en la que El Nota (Jeff Bridges) es confundido con un importante mafioso. Lo que al principio parece ser un problema, el Nota junto con sus aún más idiotas amigos (Goodman y Buscemi) intentan aprovecharse de este error para sacar tajada.

Debo decir que no entiendo el humor Coen, o mejor dicho no me hace gracia. La gente a la que, como a mí, consigue reirse en escasas ocasiones, justifican su cine diciendo que además de comedia, sus personajes suelen tener un trasfondo patético y triste. Personajes patéticos en situaciones 'disparatadas', muchas veces no es suficiente para una comedia.

Meción aparte merecen Goodman y Buscemi. La salsa de la película, el condimento de El Notas, con sus personalidades extremadamente opuestas, consiguen en determinadas ocasiones que Bridges parezca el cuerdo de los tres. Los diálogos entre estos dos personajes dibujan la sonrisa más que arrancar la carcajada por lo entrañable de ver a personas totalmente fracasados en situaciones que claramente les superan. Turturro y Seymour Hoffman están geniales en los pocos minutos que tienen.

Particularmente me gustaría resaltar el profundo asco que provoca ver el bigote de Bridges húmedo todo el tiempo por esa bebida alcohólica-láctea que ha levantado mi curiosidad. La aparición estelar de la versión de 'Hotel California' de los Gipsy Kings' en una de sus partidas de bolos es totalmente acertada por lo patética pero pegadiza de sus notas.

Aunque haya resaltado todo los aspectos positivos que veo de la película, mi nota no pasa de 5 porque aunque sea mejor que 'quemar después de leer' sigue sin hacerme gracia y lo pretenden, además la trama se hace indiferente y quieres que acabe pronto.

Vanilla Sky de Cameron Crowe es la película americana de la española ‘abre los ojos’ de Amenábar. Un film entretenido, con fantástico final, gran belleza visual, buenos actores y con sólo un defecto, no es original.

Si has visto la original una sola vez y luego ves Vanilla Sky corres el riesgo de cometer el ‘pecado’ de que te gusta más la versión yanqui; no sólo por tener mejores actores, mejor banda sonora, tener una historia de amor más creíble,… sino porque al verla por segunda vez la entiendes por completo.

Comprendo que sea ventajista decir que la historia de amor es más creíble sabiendo que Tom y Penélope se enamoraron en Vanilla Sky, pero es cierto, si algo hay es química entre ambos y Penélope no sólo enamora a Cruise, sino al espectador. Ambos consiguen un clima especial cuando salen juntos y hay detalles en el nuevo guión muy inteligentes. Cameron Díaz está fantástica pues logra lo que quiere, que la odies. Russell está correcto en su papel igual que Jason Lee (me llamo Earl).

Para mí es una desastrosa casualidad que dos de los peores actores del panorama actual como Cruise y Noriega protagonicen las películas. Sobre Cruise se podrá decir misa, de hecho sus películas son malas para mucha gente sólo por él, pero Noriega tiene la suerte de elegir muy bien sus papeles y sus films son buenos a pesar de él.

Me gustaría resaltar el sutil mensaje que se da al final de la película; ¿qué es para ti la felicidad? La vida de una utopía hecha a tu medida o simplemente vivir la dura realidad con la mejor ‘cara’ posible. Éste mensaje es mucho más patente en su versión americana.

Si se te llena la boca de sangre y odio al ver cómo una película del genio español se transforma en otra para conseguir llegar a más público, ni siquiera intentes verla. Si como yo crees que Amenábar está en su derecho de sacar dinero con su creación y además está de acuerdo en todos y cada uno de los segundos de Vanilla Sky (se puede ver a los dos directores de fiesta en el making off) entonces disfrutarás de ver como un guión inmejorable se ha convertido en una película inolvidable.

Disfruta de Vanilla Sky, de sus cielos que quedarán en tu retina durante mucho tiempo, enamórate de Penélope, tararea las fantásticas canciones y luego descárgate la b.s.o., con el final descubrirás que ha valido la pena ir perdido toda la película y sobretodo, piensa qué es para ti la felicidad. Para mí, sin duda, ver una película así es un trozo de felicidad. Y vuelve a verla.

En esta película china, el director Zhang Yimou nos cuenta la historia de amor entre dos personas con cierta diferencia de edad, difícilmente cuantificable. La película destaca por su simpleza, no sencillez, por el tremendo sopor que te transmite, los diálogos inexistentes y las escenas repetitivas y huecas. Quizás el film más plano que he visto.

Los actores tienen la capacidad interpretativa de un pie, con todos mis respetos para los pies. Bien es cierto que el guión no pide mucho más de ellos. Para ser exactos, lo único que le pide a la niña es que sepa correr, escena que se repite una y otra vez, y ni siquiera sabe hacerlo; corre de una forma ridícula sin flexionar los brazos y moviendo la cabeza de un lado a otro. De tal forma que se cae varias veces. Ridículo.

La voz en off se usa de forma abusiva pero necesaria, pues sin eso la película seria un documental sobre un camino. La música es de lo poco que se salva y da cierta sensación de desaprovechamiento. Me parece insultante que alguien califique esto de la mejor historia de amor del cine; para mí es un flechazo de una chica bastante necesitada, que se enamora de la voz de un profesor que no sabe dar clase.

La película son 89 minutos de tortura que se convierten en eternos, pero hacen que el final sea sorprendente porque parece que nunca se va a acabar y de repente se acaba. Me sorprende la falta de argumentos que tengo a la hora de criticarla, pero es como si criticara una hoja en blanco a la que he estado mirando 89 minutos. Sólo me molesta que ha alguien le haya gustado.

En definitiva, no la veas, por favor. Si alguien te la recomienda cuestiónate si realmente es tu amigo. Cuando se te cierren los ojos, que se te cerrarán, quédate durmiendo y aprovecha el tiempo.

En esta adaptación del libro de Stepehen King, el director cuenta una historia de acoso de una fan (Kathy Bates) a su ídolo (James Caan), en la que destacamos a Kathy por la angustia que transmite y la incertidumbre de lo que va a hacer a continuación.

La historia es bastante plana, se cuenta simultáneamente cómo un anciano sheriff intenta descubrir dónde se encuentra James Caan. Esta segunda historia intercalada con la principal deja mucho que desear, y ni siquiera es determinante para el desenlace.

Con la salvedad de algunos convencionalismos, que son fácilmente descubribles por el espectador, la película es entretenida y en muchos aspectos es original. Vuelvo a remarcar la magnífica performance de Kathy Bates, pues es comparable a Javier Bardem en 'No country for Old Men', no sólo por transmitir perfectamente la locura y la tensión cuando están presentes en la pantalla sino también en las escenas en las que no aparecen. Incluso me parece más completo el personaje de Kathy pues se le añade el componente de amor-odio con su acosado, de forma que en cada aparición, no sabemos si 'viene de malas o de buenas'.

Misery, en conclusión, es una película en la que los dos personajes principales son superiores a la historia que se cuenta, y que por tanto deja una sensación de desaprovechamiento. El aspecto de la película es 'de tinte marrón', de telefilm de sobremesa, lo que resta sofisticación a la película y le impide alcanzar el 8 en nota media.

Juan José Campanella acierta de pleno con esta historia de personas, que sólo hablada en argentino puede conseguir esos diálogos ácidos, con trasfondos tristes. La película gira en torno a la vida de un hombre que es hijo, divorciado, padre, amigo y empresario; y de cómo estos aspectos se interrelacionan y cómo repercuten unos en otros.

Ricardo Darín asume el protagonismo, pero lo que enriquece a la película es sin duda, actores como Héctor Alterio, colosal, con diálogos memorables, Norma Aleandro encarnando a la perfección una mujer en la que la enfermedad habla por ella la mayoría de las veces, y un Eduardo Blanco entrañable, picante y destrozado internamente. Natalia Verbeke está correcta.

Esta película no me hizo llorar, pero me emocionó profundamente, lo cual no ha conseguido ninguna otra película. Es debido a que Campanella consigue que empatices con todos los personajes, desde el empresario estresado hasta la novia no correspondida, pasando por el amigo con un amor prohibido. Creo que la clave es esta, consigue que te identifiques con todas las situaciones, y conseguido esto, no cae en el error de llevar al espectador a una situación lacrimógena.

Una película realista, sin principio ni final, da la sensación que es un extracto de la vida de un hombre, en circunstancias especiales, eso sí, pero nada más. Sin pretender emocionar en momentos concretos, consigue la emoción, sin rodar secuencias disparatadas consigue un tono ácido y divertido. Esto es un objetivo logrado del director.

Estamos ante una película entrañable, en la que las diferentes situaciones de las que se hablan son igualmente interesantes e importantes, con lo que resulta beneficiada la película entera. Un acierto tanto la historia que se relata como el tono en el que se hace.

No marcará un antes y un después en el cine, pero por alguna razón, yo la recomendaría antes que muchas otras que sí lo han hecho.