Me sorprende que pueda haber gente que diga que este film es bueno. Que es diferente, sí. Que quizás se aleja de los tópicos de la comedia romántica, sí. Que en algunos momentos el director es capaz de entrelazar el drama con la comedia negra y excéntrica, sí. Que la película es buena, no. Al menos según mi criterio.

Es de un aburrimiento terrible. La forma en que está grabada y su estética pueden llegar a amenizar su visión, pero aún así me parece de una mediocridad infumable y desde luego es una película que pasa sin pena ni gloria por mi repertorio.

Si sois amantes del cine intelectual y alternativo, quizá disfrutéis de ella. Pero si lo que buscais es ver una película que os entretenga y aporte algo, olvidaos de ella. Por cierto, odio a Adam Sandler, que actor tan pésimo.

Un comienzo relativamente interesante que se desploma exponencialmente a medida que avanza el filme. Interpretaciones que no destacan en ningún momento, y un final sentimentalista que no convencería ni a los más fieles seguidores de Crepúsculo.

Es de esa clase de películas que me irritan porque no llaman la atención ni para bien ni para mal. Es mediocre en la escala de la mediocridad.

Resulta francamente complicado iniciar esta breve crítica. Digamos que acudí a la sala de cine con unas expectativas quizás demasiado altas, por mi apasionado interés por la psicología y su historia. Tras un inicio totalmente tenue y plano, he intentado darle una oportunidad al film esperando que definitivamente arrancara. Sin embargo, el resultado ha sido el siguiente: he perdido algo más de una hora y media de mi tiempo viendo una película con un guión que, probablemente, ni su creador comprenda en su totalidad, y unas actuaciones que, en mi opinión, no merecen ser destacadas. Supongo que soy uno de esos espectadores que considera que Knightley sobreactúa, perdónenme si me equivoco, es sólo una humilde opinión.

En resumen, no volvería a invertir mi tiempo en esta película. El argumento podría reducirse en una palabra: HUMO.