En teoría, 'La chica no puede remediarlo' es solo una comedia musical no estrenada en su momento en nuestro país. Puede pasar como una cinta colorida más de la Fox de los cincuenta pero su importancia en la historia de la música es radical. Las actuaciones musicales que salpican de continuo el filme de Gene Vincent, Fats Domino, The Platters, Litte Richard, Abbey Lincoln y más marcaron a la juventud de la época cuando se encontraron de pronto con esta película de Frank Tashlin en los cines. Un tal Paul McCartney cantó 'Twenty Five Rock' de Eddie Cochran como lo hace en la película para convencer a John Lennon y formar cierto grupo.
Además, Jane Mansfield está espectacular y hay buenos chistes algo salidos, que por algo el director era colega de Jerry Lewis.

Israel siempre ha mandado en Hollywood y, todavía más, en las televisiones norteamericanas y, claro, este telefilme que refleja un secuestro real no brilla precisamente por su objetividad. Israel es la nación de Dios y, si tiene que exterminar a otras naciones, como está haciendo ahora con Palestina, lo hace. Hace unas décadas, algunos israelitas inocentes también eran secuestrados por terroristas, y acababan de la misma manera: en el cementerio. Dirige el telefilme Irvin Kershner, sí, el de 'Ell imperio contraataca', aquí seducido por la moda setentera, los judíos de negro y muchos actores machotes (están todos, todos). Qué pena que salga la maravillosa Sylvia Sidney.

Adaptación de una obra teatral de Luther Davis, basada a su vez en una novela de Frederic Wakeman, la primera colaboración entre Stanley Donen y Cari Grant es casi más conocida por su título que por la película en sí. La razón de ello es evidente: es un poco inaguantable por su increíble machismo: el personaje de Cary Grant, todo un héroe de guerra torturado por la sangre derramada, trata de manera espantosa a todas las mujeres hasta que se cruza con la más aburrida de ellas, sus compañeros lo mismo, el personaje de la desgraciada Jayne Mansfield parece casi discapacitada mental (atención a la secuencia del baile), etc, etc. Por supuesto y a la manera del John Ford más rancio, los hombres respiran camaradería, buen humor y bastante alcoholismo. Una película prehistórica y para muestra, un botón: "La mujer callada es mucho más interesante", dice el protagonista (Cary Grant) a su novia (la modelo Suzy Parker) y ella sonríe, claro.

Para empezar, titular una película 'El favor' es enterrarla desde el principio en la taquilla. Un título que no dice nada ni aporta ninguna pista no llama, ni mucho menos, al ya de por sí difícil espectador de comedias españolas. Para continuar, que los tres protagonistas, hermanos de una familia que acude al sepelio de su antigua cuidadora, sean más bien retrasados y que la película, a la manera de adaptación teatral (que no lo es) transcurra por entero en una mansión con su jardín puede cansar. Y de hecho, lo hace. Y para terminar, que ocurran cosas como la caída del féretro (no es spoiler, ocurre al principio) o las persecuciones entre hermanos no provoca más que la sensación de 'esto ya lo he visto antes y más divertido'. Así pues, muy poca cosa salvo felicitar al diseñador o diseñadora de vestuario: todos están guapísimos.

La película más autobiográfica de Michel Gondry es también la más irregular. Tiene momentos de gran cine que recuerdan a 'Olvídate de mí', su obra maestra, y otros a veces insoportables, muy semejantes a los de 'El avispón verde', o sea, que hay que enfrentarse a ella con calma. ¿Por qué? Porque si el público no comprende nada de lo que hace el protagonista y, sobre todo, no comprende cómo los demás personajes le aguantan y no le dan tres jostias en el minuto 10, es difícil 'entrar' en la película. Y eso es lo que pasa con 'El libro de las soluciones' porque maravillarse ante las proezas técnicas de Gondry no implica solidarizarse con sus personajes.