Hace unos 20 años que mi padre me puso una cinta beta… en su pegatina ponía “La gran evasión”.
Por aquel entonces no tenía mucho criterio en el mundo del cine…, mi pasión por este arte estaba aflorando y aún no lo sabía.

Empieza la película y la banda sonora me cautiva... tambores y trompetas dirigidos “por un tal” Elmer Bernstein… que hicieron que por primera vez se me pusieran los pelos de punta con una banda sonora.

Cuando comienza la trama empiezo a simpatizar con los prisioneros del campo…, me llama la atención un piloto americano que desde el principio está provocando a los guardias y planeando su fuga..., y sí, no es otro que el extraordinario Steve McQueen… encarnando el personaje de Hilts, un tipo con descaro y carácter chulesco que a lo largo de la peli irá cambiando y pensando en el bien común… y al que cogerás cariño viéndole en sus sesiones de Nevera con el guante y la pelota de béisbol.

No pretendo desvelar más parte de la trama, pues esto es una pequeña introducción para aquellas personas que estén pensando en ver la película…

Le debo muchas cosas a este film, ya que es el inicio de una pasión por el cine y por sus bandas sonoras… y por supuesto recomiendo verla por encima de todo, pues en mi caso, marca un antes y un después en el séptimo arte…

Solo puedo decir: GRACIAS John Sturges por crear este pedazo de obra maestra... aunque se trate de un drama carcelario basado en hechos reales supiste darle también un toque cómico en ciertos momentos, GRACIAS por rememorar la historia de los 50 caídos en este trágico episodio de la segunda guerra mundial.

La vida de un hombre no vale nada si no vive de acuerdo con su conciencia.