¿Crítica? ¿Qué crítica? Se puede ser muy breve a la hora de catalogar esta serie: MAGISTRAL, un producto brillante, una fotografía inmejorable y unas interpretaciones de libro. Sin duda se encumbra como la mejor serie deportiva de toda la historia (aunque tampoco es que sobren precisamente). Un 10, y punto.

Lo mejor: Kyle Chandler, parece que ha nacido para ese papel. Magnífica también Connie Britton
Lo peor: Si acaso, la parsimonia de algunos extras a la hora de escenificar los partidos, restando verosimilitud.

Los accidentes a veces ocurren, y esta película es una buena muestra de ello.

La descubrí a través de la revista FHM, que proclamaba a los cuatro vientos su originalísimo argumento y su puesta en escena tan puñeteramente divertida... a la altura del filme americano por y para pajilleros de toda la vida. Y a día de hoy, después de visualizar estos 93 minutos de pura y deslabazada basura, estoy en posición de demandar a la citada revista por recomendar a sus lectores un material de tan ínfima calidad.

Maldita sea, se podía hacer una peli mala con semejante idea, si, la típica peliculilla protagonizada por Sean William Scott o alguien de su quinta, para que cuando termines de verla al menos puedas decir: "Coño, pues podría haber sido peor", pero no, en este film no puedes plantearte esa pregunta ni por un segundo, porque es imposible hacerlo peor.

En fin, actores lamentables en su totalidad, encarnando a unos personajes que desprenden lástima por todos sus poros, y en ocasiones provocan hasta odio en el espectador (veáse el repugnante amigo gracioso del protagonista), y unas escenas de... ¿sexo? tal y como las imaginó Disney.

Asi que nada, vedla si acto seguido planeais suicidaros y necesitáis un último empujoncito que os asegure que nada en este mundo merece la pena, y que lo mejor es coagularse en una cuneta antes que seguir viendo películas semejantes.

Con un contenido de azúcar en dosis industriales, es el sueño de todo dentista, de hecho si fuera comestible nuestros dientes se caerían por las caries. Pero, ah, no importa, porque tras toneladas de azucar y pastel, tras el cúmulo de despropósitos que envuelven esta trama tan simple, hay magia, si, magia. La magia de creer en todas las fuerzas superiores que rodean al ser humano, de creer en el destino y en la felicidad, una magia que se nos ofrece en esta película de forma elegante y sencilla.

Lo mejor: la impagable capacidad de arrancar una sonrisa en el/los momento(s) culminante(s).
Lo peor: que si nos creemos esto tenemos que creer también en brujas y unicornios.