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Críticas de Peliculismo
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Críticas 13
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
28 de octubre de 2023
23 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que los hechos más aciagos, las dudas conllevan pérdidas irreparables: de confianza, de que nada volverá a ser igual, de no ser visto de la misma manera ni por ti mismo.

En “Anatomía de una caída”, una de las mejores películas de 2023, un fatídico incidente desencadena una reconstrucción de lo que pudo suceder en determinado momento en el seno de una familia. Pero cuando los hechos no hablan por sí solos, la revisión pasa a otras capas más íntimas y aún más dolorosas, reconstruyendo también la vida interior de unos personajes que parecían no ser conscientes de lo que les unía ni de lo que les estaba destruyendo.

Desde diferentes puntos de vista y durante un escrupuloso juicio, “Anatomía de una caída” indaga en las intimidades de una familia que se revela desestructurada, con notables frustraciones y resentimientos, y donde el autoengaño es parte de ellos. Descubrimos la conducta de una escritora y sus relaciones con los demás, así como las motivaciones sobre lo que escribe y su estilo de vida, que es puesto en cuestión. El proceso parece querer buscar la verdad, pero se torna hacia lo que parece más importante: encontrar una conclusión válida a toda costa; sólo consiguiendo sembrar dudas en quienes se verán en poder de decidir lo que ha sucedido, a falta de pruebas incuestionables. Se pone bajo la lupa la forma de ser de quien está arrinconado en la sospecha, dinamitando cualquier clase de compresión y retratando a los protagonistas como desconocidos entre sí. Así, la verdad se elabora en la mente de los demás, quienes la redactan y presentan como intangible, cuando quizá no sea más que una opinable y deshonesta mirada. La sensibilidad y capacidad de observación de quien interpreta este sumario vital, pasa a ser una habilidad clave para escrutar lo que sucedió y lo que está sucediendo en el propio proceso, siendo los detalles más triviales parte de una resolución aparentemente juiciosa.

La película toma una distancia inquietante ante lo que se va revelando, dejando a sus personajes, con sus ambigüedades, intimidades y circunstancias al descubierto, retratarse ante el observador y ante lo cierto, de quien nadie tiene la última palabra y que resulta inescrutable.

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8
22 de octubre de 2023
82 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sólo por el éxito cosechado, la novela de Sara Mesa invitaba a una adaptación cinematográfica que muchos esperábamos con interés. Por su temática, personajes y acontecimientos, repleta de equívocos, tabús y prejuicios, y por las latentes frustraciones contemporáneas que atraviesan sus páginas, hacía imaginar una escenificación tan adusta y compleja, tan seca y agresiva en tiempos abruptos, que merecía ser trasladada a la pantalla.

Sin embargo, llevarla al cine también suponía un reto envenenado: era fácil imaginarla por la realidad a la que está apegada, con personajes antisociales que pueblan nuestro entorno, entre muchos detalles conocidos, y hacerlo de forma muy cercana al texto podría lastrar la originalidad de la película. Isabel Coixet debía saberlo bien, porque lo ha hecho arriesgando y aportando más de lo esperado, interpretando y explicitando más que la propia novela, lo cuál no tiene por qué ser positivo y generará opiniones encontradas, pero desde luego no se puede decir que la adaptación se haya realizado sin implicación: se nota claramente la aportación de la cineasta y sus añadidos diría que son acertados, aunque “Un amor” es una película también muy personal e íntima para cada espectador, sería absurdo hablar de ella como si las miradas de las que depende fueran homogéneas.

A nivel visual es una película de estética plomiza pero muy cuidada y elegante, con un cromatismo acorde con el universo agreste y tenso de un lugar sin intenciones de querer ser un hogar para nadie. Se visualiza la jungla, que también es rural, y el antipático espacio de lucha que Nat, su protagonista, no esperaba encontrar y que tendrá que atravesar. Dramáticamente, los vecinos y el propio pueblo parecen una secta uniforme con roles diferenciados, como si funcionaran mecánicamente para confundir en lo posible a Nat, aunque adolecen de ciertos estereotipos (y, quizá, del tiempo necesario para desarrollarlos) que los banalizan en parte. Nat, personaje perdido tomando decisiones contradictorias, aparenta ser lo que no puede ser, deseando demostrar que no es en lo que parece haberse convertido. Seguramente, una persona en momentos de debilidad, en una etapa de mutación, cuando sabe que tiene que sacar su amor propio, su carácter y lo que realmente es, descubriéndose ante sí misma, pero que por ello no merece ser tratada de manera tan incomprensiva. La falta de comunicación sincera y el lenguaje de sobreentendidos en el que Nat, traductora e intérprete, se instala, hacen de sus días una travesía de ansiedad irrespirable.

Con pequeños excesos, “Un amor” muestra la imposibilidad de adaptarse a la crueldad diaria, cuando a priori todo parece ser más sencillo que antaño y todos se empeñan en recordarlo. Una película tan interesante como la novela, en la que se aprecia una sociedad ennegrecida, desapegada e individualizada, tan egoísta de la que merece la pena escaparse. A priori era La Escapa un buen lugar para ello, pero allí no ha funcionado. Quizá, no queda otra, toca huir al lugar en el que Sieso, el perro apaleado de la protagonista, querría estar ahora.

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8
22 de octubre de 2023
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría llamar la atención que Juan Antonio Bayona haya querido volver a una historia que ha sido llevada al cine en varias ocasiones, tanto en documentales como en largometrajes de ficción que, además, rayaron a buen nivel. Más aún, que determinadas escenas de “La sociedad de la nieve” tengan muy presente en su puesta en escena muchos de los aciertos visuales y narrativos de sus predecesoras. Sin embargo, esta nueva versión, basada en un nuevo libro sobre los hechos, que aporta mayor perspectiva y profundidad a la tragedia 50 años después, consigue elevarse gracias a una acertada distancia y respeto por los hechos, no sólo por su espectacularidad, y refresca en tiempos de fe agonizante un increíble suceso que vuelve a sorprender por lo inconcebible y descomunal que fue.

Menos explícita que las anteriores, la película subraya las ganas de vivir ante la catástrofe y la adversidad que le sigue en mitad de la tragedia, en el inmisericorde escenario que parece negar la supervivencia. Posee un despliegue descriptivo y metódico abrumador, llevándonos al antojo por sufrimientos, temores y emociones con una intensidad asombrosa. Bayona es uno de los directores más hábiles para manejar producciones de estas dimensiones narrativas y técnicas. Vuelve a demostrar su capacidad para gobernar los ritmos de una gran producción, las fases para contar de forma emocionante y emotiva una historia que se sale de la realidad, y probablemente es de los realizadores que más se entregan por conseguirlo, sobreponiendo las enormes dificultades que conlleva una historia real tan delicada y apasionante, tan sobresaliente que parece que nada le va a hacer justicia, y a la vez controlar los tiempos y dosificar el enorme contenido que se transmite. Este tipo de películas nos retrotraen al mejor cine realista de aventuras clásicas y al cine multisalas más efectivo, a esas historias imposibles que fueron bien contadas, que aunque su motivación generalista las hiciera populares contaban con un buen hacer evidente que nadie podría minusvalorar y que van más allá del entretenimiento.

“La sociedad de la nieve” se fija en la organización del grupo, en los pactos colectivos de pequeña hermandad que se van acordando con el objetivo de sobrevivir. Las dudas mellan tanto como el frío y el miedo es tan fuerte como las ganas de vivir. Es una película monumental sobre las debilidades y fortalezas humanas, que homenajea a los integrantes que perecieron y a los que sobrevivieron en una hazaña épica y difícil de creer, y que también se recordará como una de las producciones más importantes del cine español.

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8
20 de octubre de 2023
256 de 300 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como un maestro de escuela rural, Rudolf, comandante de Auschwitz, vive con su familia junto al campo de concentración. Su esposa dirige el orden de la casa, tratando de hacer de ella y de sus alrededores un lugar idílico para la vida familiar. A las puertas del espanto, la vida cotidiana es similar a la que podrían llevar junto a una fábrica de automóviles alemana. Resulta impresionante observar sus tareas domésticas o asistir a las conversaciones frecuentes en la casa, alejadas del horripilante entramado que les sustenta a pocos metros. Como parte de un orden individualizado y meritocrático, hacen lo que se espera de ellos y creen merecer lo que van obteniendo por ello: nada les impedirá conseguir la vida a la que aspiran, aunque desde la casa se pueda ver el humo de los crematorios durante la noche o se escuchen los gritos, lejanos, de los judíos. A veces se aprecia el olor. Pero ellos viven ajenos: se preocupan por mejoras en la vivienda, por ampliar la familia o por ascensos y traslados en el trabajo. La casa y la abstracción les permite la vida idílica que cualquiera querría: amigos y reuniones, visitas familiares, sirvientes, días de piscina y paseos por el jardín, charlas de café… Da igual dónde o cuándo. Todos esos momentos sugieren una discapacidad humana atroz. Las debilidades de algún personaje ante la situación, de la que nadie habla, no interfiere lo suficiente en el cosmos que han creado, exterminando en común cualquier flojedad, sostenidos por el aislamiento, por los muros que les salvan de la monstruosidad que ellos mismos construyen y evitan a diario.

La puesta en escena de la película, abrupta y rompedora, subraya la aparente distopía a la que asistimos. Por momentos experimenta con su ambientación sonora, con una partitura musical llamativa o con juegos de escenas con paralelismos y saltos que la harán incómoda o confusa, incluso cínica, para muchos de sus espectadores. El riesgo que se asume a través del propio relato, con una seca y traslúcida muestra de los hechos, como si asistiéramos a una exposición museística del horror, se eleva también en su propuesta estructural, que trata de ser sugerente y provocativa.

Adaptación libre de la novela de Martin Amis, “La zona de interés”, más allá del propio espacio de vida a la que pone el foco, es sobre todo el retrato del holocausto fijando la mirada en la ausencia moral de quienes fueron parte de él, de la responsabilidad ética de quienes se aprovecharon del exterminio para mantener una posición de salvación. La película nos señala que no estaban libres de culpa. Son parte de una “sociedad podrida y desencajada”, como decía Saramago sobre su libro “Ensayo sobre la ceguera”, que desvelaba el profundo egoísmo ante la supervivencia. Resulta inevitable encontrar paralelismos a gran escala con la vida contemporánea y con el estado de las cosas y de los conflictos actuales: ¿no somos parte de algo parecido? La crítica y el autorretrato de los tiempos que atraviesa todo el film es estremecedor. Un brillante y despiadado análisis social, tan pavoroso como los hechos que no muestra y que se bosquejan siniestros durante toda la película.

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8
1 de octubre de 2023
108 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
En tiempos de neoliberalismo desatado, cuando la vida desaforada está en muchos sueños e imágenes como paradigma de éxito, las películas de Aki Kaurismäki parecen una tabla de salvación moral y ética. También de salvación estética y de originalidad. Su puesta en escena, de la que se adivinan referentes clásicos de los que no rehúye, muestra un mundo donde parece haber quedado congelada un tipo de vida ya lejana, en la que los individuos se mueven por sentimientos, problemas y necesidades sinceras. La casi ausencia de diálogos y la parquedad de sus personajes, convierte cada escena en una divertida coreografía de miradas y comportamientos donde afloran los sentimientos fundamentales. Esa poética de personajes hieráticos y derrotados supone una clara denuncia a la opresión laboral y al ritmo de vida actual, así como, paradójicamente, una evidente llamada a la lucha o, al menos, a la resistencia. En su cosmos, Kaurismäki narra situaciones y retrata universos individuales y colectivos con la benevolencia que da la verdad de lo que conoce, defendiendo la dignidad de sus personajes y aspiraciones con una ternura y una vehemencia que constituye una implicación artística y humanística que ya de por sí emociona. No cabe duda de que le echaremos de menos.
Una película modélica y paradigmática del cine caricaturizado, agradable y ácido de Aki Kaurismäki, que posee una historia muy inocente de personajes acartonados y dependientes, pero también sensibles y partícipes de un mundo en común donde todavía sobreviven algunos vínculos leales. Una oda a la vida sencilla y al mundo obrero, así como a los errores y las segundas oportunidades, llena de humor y vitalidad, que supone, además, un precioso homenaje al gran Charles Chaplin.

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