Tras 5 años de larga espera en los que hemos tenido guiones y guionistas frustrados, directores y actores rebeldes y mucha incertidumbre, por fin llega “El Legado de Bourne”. El resultado final es más que decente, siendo esta cuarta película una digna continuación de la franquicia de espías del momento.

En cuanto al argumento a pesar de que tiene la dura tarea de competir contra la trilogía anterior, es bastante novedoso, tiene detalles innovadores e inesperados además de un final que deja las puertas abiertas a la continuación de la franquicia. En su contra, el extenso metraje de la película puede hacerse largo y pesado en ciertos momentos en los que el director Tony Gilroy explica con gran detalle todo lo que ocurre en este universo creado alrededor de Bourne. También se echa en falta un poco más de acción en ciertos momentos del filme, donde la medicina y las alteraciones genéticas se hacen los dueños del mismo, pero se puede compensar con el gran clímax final de la película en Manila, a la altura de la trilogía.

Buen trabajo en la dirección de Tony Gilroy en su tercera experiencia tras las cámaras con una cuidada puesta en escena, aunque se nota que no es un director hecho para rodar escenas de acción. Reseñar también al director de la 2ª unidad, Dan Bradley, que una vez más demuestra su talento con una brillante persecución en moto por las calles de Manila, eso sí, sin la grandilocuencia y magnetismo de las persecuciones de “El Caso, el Mito y el Ultimátum de Bourne”.

En cuanto a los actores, grandísimo Jeremy Renner (Aaron Cross), que se confirma una vez más como el tipo duro del momento. Aunque no consigue olvidar a Matt Damon, Renner cumple con creces y se merece ser el rostro de la franquicia en el futuro. Buena interpretación también de Rachel Weisz (Dr. Marta Shearing) y de Edward Norton (Eric Byer), dando rienda suelta a unos personajes que se hacen imprescindibles según pasan los minutos. Mención también la de Joan Allen (Pamela Landy), Albert Finney (Dr. Albert Hirsch) y David Straihairn (Noah Vosen), que han visto como sus interpretaciones en la pasada trilogía les han valido para un papel no mucho más reseñable que el de un simple cameo.

En temas más técnicos, resaltar el trabajo del director de fotografía Robert Elswit, que nos regala paisajes y escenas mucho más cuidadas que la trilogía anterior. En lo referente a la banda sonora, James Newton Howard cumple sin más, ofreciéndonos unos temas poco interesantes, con poca innovación y tirando de elementos de la banda sonora de John Powell, que hizo un trabajo muchísimo mejor en la trilogía anterior que el de James Newton Howard para esta película. Nos queda al menos el gusto de escuchar la nueva versión del “Extreme Ways” de Moby, uno de los elementos que nos confirman que estamos en una película de Jason Bourne.

En definitiva, estamos seguramente ante la película menos espectacular de la saga Bourne debido a la gran cantidad de caras nuevas que habrá que asimilar, a los espesos diálogos y a un argumento radicalmente distinto a lo visto en la trilogía. Aún así, esta película abre una gran cantidad de frentes con los que continuar en futuras entregas. Por eso le doy mi total aprobación a este Legado, que si bien en su conjunto puede no impresionar demasiado (tenía mucho que perder con el peso de la trilogía sobre sus espaldas), cumple con creces siendo un buen punto de partida para futuras continuaciones, que seguro que las habrá. Como reza el eslogan de la película, “Siempre hubo más de uno”, y pocas franquicias (por no decir ninguna) pueden presumir de triunfar sin su personaje principal. El de esta franquicia, Jason Bourne, sólo era la punta del iceberg…