No cabe duda de que el cine de Imanol Rayo es interesante y arriesgado. "Hil Kanpaiak" es, ante todo, una película con gran personalidad, especialmente en su puesta en escena. Quizás uno eche de menos una mayor intensidad, un involucración mayor en el devenir de los personajes, en querer saber, al fin y al cabo, en sentir como espectador. Es en esa frialdad donde uno se aleja un poco de una propuesta que, sin embargo, ofrece momentos muy sugerentes, un buen uso del fuera de campo y una fotografía destacable.

La nueva película de Miguel Ángel Jiménez cuenta con la participación de Emma Suárez como protagonista, algo que de partida le otorga un gran potencial de cara al público si se la compara con dos propuestas tan arriesgadas como Chaika (2012) y Ori (2009), ambas estrenadas en Nuevos Directores en el Festival de San Sebastián, y con La mina (2016), pobre acercamiento de Jiménez al cine de género. No se puede dudar del inmenso talento de este director después de ver el documental "Y en cada lenteja un dios" (2018), estrenado en Berlinale, y el corto "Kafenio Catello" (2018), seleccionado en el programa Kimuak. Sin embargo, pese a la belleza plástica de su nueva película, hay algo que no termina de cuajar. Hay maneras, hay gusto estético, hay discurso, sensibilidad y una puesta en escena meticulosa y admirable. No obstante, la película no termina de conmocionar. Uno la atraviesa de forma fría, distante, quizás demasiado cerebral, demasiado consciente de sí misma. De forma excesivamente técnica. Es ahí donde se echa de menos una mayor densidad, un mayor interés por seguir viendo, por querer descubrir qué ocurrirá con ese personaje bien interpretado por Emma Suárez.

Es, en cualquier caso, una película interesante. Es diferente y difícil de comparar con algún otro título vasco o estatal. Sólo por eso, merece la pena. Aconsejable.

Excelente cortometraje de Paul Urkijo. Después de la arriesgada "Errementari" (2017), Urkijo rueda este cortometraje seleccionado por el catálogo de Kimuak y a estrenar en el inminente festival de Sitges. Una historia muy sencilla, muy simple, que sin embargo, gracias a una magnífica dirección y a una gran coherencia en la puesta en escena se convierte en una pieza absolutamente imprescindible para cualquier amante del género. Un cortometraje llamado a destacar en el circuito del fantástico y que sirve de anticipo de la próxima propuesta de Paul Urkijo: "Irati", su siguiente largometraje.