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Críticas de Vir0rtega
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
6
25 de octubre de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Gomez-Rejon presentó su último trabajo, todo apuntaba a que me iba a gustar. Recordé inmediatamente todo lo que había disfrutado con "Las Ventajas de Ser un Marginado", un film muy similar que también pasó sin pena ni gloria por las carteleras de los cines españoles.

En Yo, él y Raquel tenemos de nuevo todos los ingredientes necesarios para cocinar un buen film independiente: adolescencia, amigo fiel, chico introvertido que intenta pasar desapercibido por el mundo, chica popular del instituto y chica guapa atravesando un cáncer. Vale, esta última no formaba parte del plan pero es un plus que puede aportar mucho si se consigue no caer en la sensiblería barata.

Todo estaba a mi favor, estaba claro que esta película me tenía que gustar porque formo parte de su público (todos los tipos de cine tienen uno) Así que ahora viene cuando os cuento por qué me decepcionó.

Es cierto que no peca de film sensiblero, y que Jesse Andrews logra hacer una buena adaptación de su novela homónima y dotar a los protagonistas de diálogos frescos. El planteamiento narrativo sigue la lógica utópica de las relaciones disparatadas que suelen caracterizar el cine indie, pero todo se queda a medias.

Desde el primer momento supe qué iba a pasar, incluso pude adivinar qué recursos utilizarían para intentar despistar al espectador. Nada de sorpresas, todo se volvió predecible, e incluso lento en algún que otro momento. Unos padres raros que simplemente son raros y que no evolucionan hacia ningún lado, un amigo que comienza y termina igual, un profesor que simplemente está y no aporta nada, la chica guapa del instituto que vive detrás del protagonista con apariciones sin sentido y una vez más, sin sumar. Aquí tengo que detenerme y hacerlo más dramático porque el caso de esta chica en concreto es casi ridículo. Parece que el director recordara de repente que el personaje lleva mucho sin aparecer y de repente la cuela en una escena porque sí. (Pausa dramática)

Podría seguir así y llenar esto de spoilers. Parece que los elementos del film se mueven como satélites alrededor del protagonista por el simple hecho de que tienen que estar allí, sin contarnos nada.

Quizá Gomez-Rejón quiera transmitirnos que a veces la vida es así de absurda, que nada tiene por qué evolucionar, y las cosas simplemente pasan. O quizá haya echado todos los ingredientes a la cazuela y se haya olvidado de encender el fuego.
Vir0rtega
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10
6 de noviembre de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas cosas me dan más miedo que aquellas personas que confiesan alguna brutalidad con el firme convencimiento de que están haciendo lo que tienen que hacer, de que Dios (o quien sea) les puso ahí precisamente para eso. Hay razones para justificar cualquier hecho, cualquier crimen, dicen. Cada quién busca su propia moral, dentro del abanico de opciones que nubla los conceptos del bien y el mal, para relajar su conciencia y poder vivir consigo mismo. Y la religión ha sido sin duda la justificación perfecta a lo largo y ancho de la historia de la humanidad. La iglesia católica, la misma que varias veces ha sido objeto de varios escándalos por dar protección a varios curas que habían realizado prácticas indecentes, siempre por la salvación y la buena imagen de un bien mayor, claro, de la idea de la iglesia en sí. ¿Cuántas atrocidades se cometen en nombre de la religión?

Pablo Larraín pone la respuesta en sus pantallas de la manera más desagradable y perturbadora posible, destilando inteligencia, sarcasmo y claustrofobia. Si tuviera que escoger una palabra para definir el film sería angustia. Desde el primer plano, con esos acabados borrosos, humedad en el ambiente, niebla perenne, frío y humedad; incomodando inmediatamente al espectador. Sensación que contrasta con la claridad en que se resuelven los hechos, y el estilo de los diálogos: siempre muy directos. Todo a un ritmo muy pausado, sin hacerse pesado en ningún momento, que te va llevando por los acontecimientos que tienen lugar entorno a cuatro curas y una monja que están recluidos en una casa perdida en un pueblo de Chile, donde hacen secreta penitencia por los delitos cometidos. Todos ellos buscan su propia justificación, pero aquí Larraín no se mete en juicios morales, no nos da un discurso de ningún tipo, simplemente expone. Y lo que nos enseña es un infierno con vistas al mar.

El club se ha convertido posiblemente en la película más terrorífica que haya visto, sin gritos ni fantasmas, con inesperados toques de humor y sarcasmo que la hacen aún más inquietante. El terror aquí está presente de la forma más brutal, más terrible: con las personas y sus miserias. Gente de carne y hueso, que se ha dejado arrastrar por una moral cuanto menos inquietante, y ahí cada cuál que emita su juicio. Yo lanzo una pregunta: ¿Hay más de una moral válida en el mundo?
Vir0rtega
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3
11 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando de repente tienes todo el tiempo del mundo libre, y por imposición sólo puedes dedicarlo a actividades que no exijan moverse del sofá, todo se resume en dos palabras: cine y libros. La parte buena, es que te permites a ti misma “desperdiciar” una parte de ese tiempo para ver cosas que te queden pendientes, o volver a ver peliculones.

En el marco de los primeros, me decidí por fin a ver Primos, esa comedia española que todo el mundo ha visto y – no sé cómo – acaba saliendo en conversaciones entre cañas. Igual que sale el nombre de Sánchez Arévalo como uno de esos directores a tener en cuenta y bla,bla,bla. Yo, que sólo conocía su “Azul oscuro casi negro”, película que se llevó más de cincuenta premios en festivales de todo el mundo, entre ellos el Goya a mejor directo novel… la incluí inmediatamente a mi lista mental de cosas que hay que ver/hacer. Desde aquí, después de la experiencia, tengo un mensaje para todos aquellos que aún no lo hayan visto y tenga la misma sensación:

– Amigos, no os perdéis nada. Seguid con vuestras vidas e invertir el tiempo en algo mejor. No sé, bajar a por plátanos, escuchar la discografía entera de Ana Torroja, o cosas así.

Sin embargo ahí la tienen, casi un 7 de puntuación en imbd e innumerables críticas que la catalogan como una de las mejores comedias españolas y bla,bla,bla. No se dejen engañar. Pueden vivir sin verla, de hecho mucho más felices. Recuerden, el que avisa no es traidor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vir0rtega
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8
29 de noviembre de 2015
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un plano secuencia es una técnica complicada. Lo primero, porque requiere de auténtica orquestación de cámaras, actores y demás, para que todo pase cuándo y dónde tiene que pasar con la precisión de un reloj. Para prueba, este behind the scene de Scorsese, o el que posiblemente sea el más famoso de la historia del cine: aquel con el que Orson Wells abre Sed de Mal, de casi cuatro minutos.

Y lo segundo, es que tiene que encajar en la historia y no puede ser algo gratuito. Como ejemplo me viene a la cabeza el del tiroteo de True Detective, más de seis minutos con la boca abierta que elevaron a niveles máximos la tensión del espectador.

Pero sabiendo todo esto, ¿quién se plantea rodar una película de más de dos horas en un único plano secuencia? Pues Sebastian Schipper, y claro, ya sólo por eso merece la pena verla. Sólo imaginar las dificultades técnicas y de producción de semejante burrada da vértigo. ¿Seguirá aún vivo el operador de cámara?

Pero el director alemán tenía un objetivo: que vivamos una experiencia en nuestras carnes a través de la pantalla. Quería que acompañáramos a Victoria durante casi tres horas de una noche en Berlin; noche que arranca en un club rollo bunker de la Segunda Guerra Mundial y que por momentos se vuelve muy loca. Pero ahí estás tú, al ladito de Laia Costa quieras o no; y te prometo que a ratos no vas a querer. Objetivo cumplido, Schipper, y este es uno de los grandes pros de rodar una película así.

Ya que vas a estar con ella toda la noche, te contaré que Victoria es una madrileña que prácticamente acaba de aterrizar en Berlin para buscarse la vida. Ex estudiante de conservatorio, virtuosa del piano, que a pesar de años de esfuerzo no ha conseguido que su pasión le dé de comer, así que ahora trabaja en un café berlines por cuatro euros la hora. Ejemplo de esta generación perdida de treintañeros que somos. Irás descubriendo según avanza el film que Victoria tiene tantas ganas de vivir la ciudad que es incapaz de decir que “no” a nada, cuando quizá debería; pero esto es una opinión personal, eh.

Vicky se ha ido solita de fiesta, y aunque en Madrid hubiera conocido gente nada más plantar los pies en el club; en Berlín no ha tenido tanta suerte y está por irse ya a casa cuando se encuentra con Sonne y tres amigos, un grupo simpático pero con sorpresa, que se va cuajando entre diálogos en alemán que nuestra protagonista no entiende porque sólo habla inglés. Tú aquí irás con ventaja gracias a los subtitulos.

Y sí, es cierto que el principal “contra” del rodaje es el guión, a veces repetitivo, a veces con menos fuerza. (Vamos, como en la vida real, ¿no?) Dicen que consta de poco más de doce páginas, y a pesar de que suele ser cierto eso de que sin un buen guión, no puede haber una buena película, Victoria está arrasando allá dónde va. Fue una de las sorpresa de la Berlinae, colgó el “sold out” en varios cines de verano, y ha ganado seis premios de la academia del cine alemán en los cuatros meses que lleva en pantalla. ¿Igual hay que replantearse ciertas afirmaciones cinéfilas?
Vir0rtega
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